“…en el fondo de una habitación surgió una mujer con tres niños pequeños, la pregunta fue fulminante pero cargada de esperanza y alegría – ¿Cuánto vas a ganar? El sujeto se agacho mirando a sus pequeños y cogiendo la mano de su amada – Mis amores $33.832 cada día.”
Sentado en un viejo taburete que le traqueaba hasta la pintura, Dante observaba como el cielo, el purgatorio y el infierno se mezclaban de tal forma que la distopía de estas realidades no se podían diferenciar, esto sucedía en un lugar preciso del planeta azul, hablamos pues de las maravillosas tierras de Macondo.
En la primera escena surgía un tumulto vulgar, un alboroto ensordecedor, una hojarasca de personajes glotones, desagradables, discutiendo en todo momento y lugar sobre las virtudes del bien o del mal, no paraban de susurrar entre en los pasillos de su majestuoso recinto, estaban atragantados de tanta gula de poder. En sus bolsillos y mesas sobresalían billetes y tarjetas por doquier, unos contaban el dinero por el miedo de que no les alcanzara para la gasolina de sus “destartalados” automóviles o tal vez para hacer sus donativos a sus mismas fundaciones o entidades sin de ánimo de lucro, porque una cosa si había allí, todos trabajan por el bien común y las causas sociales más loables. En un momento una voz chillona sin entrecortarse silencio los susurros, avecinando un despojo de una gran cantidad de dinero -“Yo renunciaré a 1,7 millones mensuales, así quede apretado con el resto de mis monedas ($ 34.417.000.)» – El manifiesto hizo eco y volvieron los susurros. En esta visión sobre el cielo todos renunciaron a la misma cantidad de dinero.
Ahora se observaba un tipejo, con unos calzoncillos estilo camuflado, desgastados por los años. Este personaje de lo más común, se encontraba raspando un tarrito de café, se notaba casi imposibilitado en la tarea de sustraer con una cuchara pequeña el manjar que levanta a los macondianos. Entre un ojo apagado y con la lengua afuera, la cuchara se resbaló de los dedos y se fue al fondo, se notó la angustia, el momento era desesperante y la respuesta insoportable, ¿sacaba la cuchara y se votaba el pegado del café? o ¿dejaba la cosa así? En ese mismo momento sonó un extinto celular, era un número desconocido, el alma le volvió al cuerpo, hablaba de manera fluida, la metamorfosis de tipejo a un experto en relaciones internacionales era notable. Sus facciones cambiaron en gran manera y en un santiamén se puso su mejor traje, – ¡por fin una entrevista! – La visión del Purgatorio no terminó allí, ya que en el fondo de una habitación surgió una mujer con tres niños pequeños, la pregunta fue fulminante, pero cargada de esperanza y alegría – ¿Cuánto vas a ganar?- El sujeto se agachó mirando a sus pequeños y cogiendo la mano de su amada – Mis amores $33.832 cada día.
Dante estaba cansado de tan abominables visiones, lo descomponían y movía su sentadero, ya que la Divina Comedia del salario, del futuro cercano datado en el año 2021 era inimaginable, pero el trajinar del tiempo le tenía preparada su conciencia y sabia en Macondo sucedía de todo.
La visión siguiente, el infierno, fue corta y concisa: los glotones del cielo no pudieron renunciar a la suma de 1,7 millones mensuales, porque la constitución se los prohibía, a lo cual guardaron un silencio burlón; mientras que la entrevista del tipejo aquel, no llegó a feliz término porque estaba sobre perfilado para recibir un Salario Mínimo Legal Vigente; lo esperaba entonces la tarea de sacar la cuchara del tarrito de café.
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