La “deuda” como acto inmoral

ALDUMAR FORERO ORJUELA

“El Estado se endeuda para financiar el derroche tan espantoso de la política. Quien termina pagando esa irresponsabilidad es la gente trabajadora, por eso la deuda es INMORAL.”


Cuando se trata de hablar sobre el Estado, las políticas públicas y las políticas económicas lo que debe primar siempre y en todo lugar es el aspecto MORAL. Quienes vemos a la economía como aquella ciencia de la Acción Humana es un imperativo hacer los análisis en primer lugar desde el plano de lo ético y lo moral, sin ese aspecto la profesión no tiene sentido.

Como la vida es un continuo siempre estamos a merced de los cambios, el ser humano toma decisiones (correctas o equivocadas), decide qué hacer, qué estudiar, en qué trabajar, en qué gastarse el dinero que gana, entre otras cosas. En medio de ellas toma otras decisiones siempre racionales para mejorar su calidad de vida – el hombre siempre quiere estar mejor mañana que ayer – por eso encuentra alternativas, por ejemplo, cambiar bienestar presente por bienestar futuro.

En tal sentido los hombres se pueden endeudar hoy para obtener beneficios mañana, otra cosa es que se endeuden sin tener respaldo para poder pagar la obligación. Hay dos tipos de deuda, la buena y la mala. La buena es cuando alguien se endeuda, tiene ingresos para ir pagándola y en un corto plazo obtener beneficios; por otro lado, está la que es mala, cuando alguien se endeuda, no tiene ingresos para ir pagándola, los intereses se acumulan y no se obtienen beneficios ni en el corto ni el largo plazo.

El primero supo utilizar la deuda para ampliar su beneficio, el segundo que no la supo utilizar quedó con la deuda sin pagar además de un monto de intereses que aumenta la deuda inicial y, lo que es peor, no sacó ningún beneficio, quedó sin nada, pero sí quedó con una deuda más grande. La situación es que aquella persona lo perdió todo y se hace responsable de aquella mala decisión.

Los hombres comunes y corrientes nos encargamos de nuestras decisiones, si hacemos las cosas bien, ganamos; si hacemos las cosas mal, perdemos. Si alguien lo perdió todo porque no supo hacer las cosas esa persona no sale a la calle y empieza a robarle a todo el mundo, lo que sucede es que tendrá que reflexionar y empezar de nuevo y nadie resultó afectado. Cosa diferente pasa con el Estado y el gobierno.

El Estado NO genera ni generará riqueza nunca en la vida, la historia evidencia que el Estado es una institución coactiva y que siempre les rompe las piernas a los ciudadanos, ese discurso de que el Estado ayuda a los menos favorecidos es una falacia del tamaño de una catedral. No pueden porque al no generar riqueza no tienen cómo darles a los pobres. Si hay subsidios no es porque el Estado omnipotente y bienhechor lo quiera hacer, es porque le sacan dinero a la gente que trabaja para darle a quien se les da la gana través de la imposición.

Cuando el Estado se endeuda no es para que el país y sus individuos tengan mayor bienestar y disminuya el malestar de la sociedad. Cuando el Estado se endeuda es para financiar únicamente su gasto exorbitante, es decir, no sacan plata prestada para hacer verdaderas inversiones sino para mantener la burocracia parasitaria, al final las supuestas ayudas sociales nunca llegan a los menos favorecidos.

Reitero, primero lo moral, lo ético, lo que está bien. La deuda que contrae el Estado es un acto de INMORALIDAD que debería ser penalizado por la ley. Cuando los Estados se endeudan lo hacen mal, no saben cómo pagarla después. El problema del Estado con la deuda es que sacan deuda tras deuda sin pagar la anterior, entonces la deuda y los intereses se acumulan por mucho tiempo, es decir, hasta quienes no han nacido cuando nacen ya tienen una deuda, es una locura.

El economista austriaco, von Mises, decía que el Estado se puede endeudar en un corto plazo para, por ejemplo, financiar una guerra o una crisis ambiental, pero nunca se puede endeudar a largo plazo. Queda claro que, si el Estado se endeuda a largo plazo primero, antes de pagar la deuda contraída va a salir y pedir otros préstamos y segundo, se llegará a un momento donde el país NO podrá pagar sus obligaciones.

En Colombia se creó una ley denominada “Regla Fiscal” para que el gobierno central no se endeude más de lo que debe y para que el déficit fiscal no sea tan alto. El problema está en que tanto la deuda como el déficit fiscal son INMORALES, así que esa ley solo es un paño de agua tibia y un engaño de los políticos a la opinión pública para que quede en el ambiente como que ellos sí “respetan” la ley y la Regla Fiscal cuando lo que hacen es seguir endeudando a la gente y formando una crisis, pero a menor ritmo.

Si quienes estuviesen en el Estado fueran personas normales no gastarían más de lo que les ingresa, no endeudarían al país de manera irresponsable ni tampoco expandirían el tamaño de Estado. Bajo ese supuesto Colombia estaría muy bien, habría menos pobreza, menos desempleados y con un nivel de vida extraordinario.

Les doy un consejo gratis a todos los inútiles que están en el Estado: la mejor Regla Fiscal es bajar el gasto, bajar los impuestos y eliminar otros.

Es una vergüenza que la Regla Fiscal de Colombia les diga a los políticos que se endeuden, pero no tanto y que pueden tener déficit fiscal pero que no sea muy alto, por Dios, eso simplemente es un absurdo, es como decir que alguien le puede pegar a otro, pero no hasta el grado de que lo mande al hospital. Se sabe que pegarle a otra persona está mal y no se debe hacer.

El Estado NO debe endeudarse y menos para “financiar” las irresponsabilidades de grupúsculo de políticos y burócratas que piensan que todo lo que hacen está bien. La deuda pública es un acto INMORAL.


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Aldumar Forero Orjuela

Joven oriundo de Bogotá D.C. Nacido en 1998, de familia conservadora, se ha adherido a las ideas del liberalismo que aboga por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad como los valores más importantes de una sociedad.

Economista de la Universidad de La Salle. Con diplomados en cultura democrática y juventud constructora de paz.

Ha sido columnista en varios medios digitales de opinión y actualmente es columnista en Al Poniente.

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