La cortina de humo de las relaciones bilaterales entre los EE.UU. y Colombia

En los últimos días se viene reformulando las estrategias diplomáticas y de cooperación bilateral entre los Estados Unidos y Colombia. Desde hace tiempo la administración del Presidente Iván Duque viene debilitando las relaciones que tienen con el gobierno norteamericano; el ex embajador Francisco Santos admite en una entrevista con BluRadio, que el apoyo explícito del Centro Democrático a la candidatura de Donald Trump causó daño a las relaciones entre el Presidente Joe Biden y el Presidente Iván Duque (BluRadio, 2021). El reciente espectáculo por parte de la Cancillería colombiana alrededor de la visita del Presidente Duque a la Casa Blanca fue solo un  último esfuerzo por disimular el mal manejo diplomático con la potencia del norte. Es más, con astucia han aprovechado el cubrimiento mediático para desinformar a la ciudadanía colombiana sobre lo que realmente se contempla en el Congreso de ese país para el futuro de las relaciones con Colombia.

Tanto así, que el día martes, 15 de marzo, el Embajador Pinzón  tuiteó sobre su supuesta incidencia en la formulación del presupuesto nacional que aprueba el Congreso de los EE.UU. para el año fiscal 2022. Dijo el embajador colombiano que tal legislación “excluyó proposiciones lesivas contra las FFAA colombianas”. Así mismo, varios medios de comunicación Colombianos como Portafolio, Semana, BluRadio y Canal Uno han usado ese trino y una entrevista que dió el Embajador Pinzón para dar a entender que no existen represalias para las Fuerzas Armadas que violentan derechos humanos. También reportan que las enmiendas consideradas por los congresistas estadounidenses como Alexandria Ocasio-Cortez y Jim McGovern fueron eliminadas del texto final del presupuesto. Entre otras, dichas enmiendas incluyen  congelar los apoyos al ESMAD, la mención de los militares colombianos involucrados en el reciente asesinato del Presidente Haitiano, y disposiciones que pretendían aumentar la retención de fondos en casos de violaciones de DDHH.

H.R. 2471 – Acta de Apropiaciones Fiscales para el año 2022 – es el título oficial del presupuesto nacional que aprueba el Congreso estadounidense y firma el Presidente Biden. Entre las 1068 páginas del presupuesto, en menos de dos páginas se resume la financiación de operaciones en Colombia. Esta sección estipula el rubro general de cooperación anual en $471,375,000 USD para el año fiscal 2022. Así mismo establece los términos de la certificación y la retención de fondos en cuanto al apoyo en la lucha contra las drogas y a la cooperación militar dirigida a la fuerza pública colombiana. Contrario a lo que informa el Embajador Pinzón y la prensa nacional, la Ley presupuestal sí se refiere al ESMAD, así sea indirectamente. Estipula un nuevo proceso de certificación y retención de fondos para asegurar que “Colombia está llevando ante la justicia el personal policial que ordenó, dirigió y usó fuerza excesiva y participó en otros actos ilegales contra manifestantes en 2020 y 2021” (H.R.2471, 2022, p. 609, TdA).

Sumado a esto, durante una entrevista sostenida ayer, el Embajador de Estados Unidos en Colombia, Phillip Goldberg, al recibir preguntas sobre los pronunciamientos del Embajador Pinzón, el presupuesto nacional de Biden y las enmiendas de congelar la financiación del ESMAD, contesta que “es verdad que fueron quitadas de la legislación pero no quiere decir que vamos a dirigir dineros al ESMAD o a otros organismos de la Policía”. A lo cual, el Ministro de Defensa Molano, salió a contradecir al Embajador Goldberg esta mañana, afirmó que sí se podrán usar los fondos para el ESMAD porque se quitaron las enmiendas que lo prohibía (WRadio, 2022).

Quizás el Presidente Duque y sus secuaces han colgado estas cortinas de humo para encubrir el hecho de que ellos pronto ya no harán parte de la conversación con el gobierno de los Estados Unidos. O de pronto quieren disimular la poca incidencia que han tenido en la nueva propuesta de Ley titulada “Alianza Estratégica EE.UU. – Colombia”, que sometieron los Senadores Menéndez (NJ) y Kaine (VA) el día jueves, 9 de marzo . Entre otras cosas, la propuesta estipula un periodo de 180 días para establecer un comité consultivo con el Gobierno de Colombia que guiará la nueva alianza estratégica, justo el tiempo para no tener que lidiar con el actual mandatario y sus embajadores.

Los senadores demócratas proponen una agenda enfocada en: i) cooperación militar; ii) crecimiento económico; iii) paz y gobernanza democrática; iv) protección de la biodiversidad y, v) apoyo a necesidades humanitarias. Como parte de esta última sección se crea el cargo de Alto Coordinador Humanitario para demostrar el fuerte compromiso con la garantía de los derechos humanos y la implementación de los acuerdos de paz por parte del gobierno norteamericano. Esta última propuesta de establecer un asesor de alto nivel también podrá fortalecer la legislación que condiciona la financiación del gobierno federal a países que violen o permitan la violación de los DD.HH –  legislación originalmente inspirada en el trabajo del Senador Patrick Leahy del Estado de Vermont.

Para rematar, una de las propuestas en torno a la seguridad regional de los Senadores Menendez y Kaine es precisamente elaborar un informe sobre actividades maliciosas como la desinformación e interferencia en elecciones públicas, ambas prácticas del Gobierno Duque. Mientras el Embajador Pinzón se ha encargado de la primera, la Senadora María Fernanda Cabal y el Representante Juan David Velez se encargaron de la segunda práctica cuando demostraron preferencia e hicieron proselitismo político por la campaña de Donald Trump.

Los últimos movimientos del Presidente Biden y el Congreso de los Estados Unidos en cuanto a la financiación de operaciones en Colombia y la Propuesta de Ley que ahora se está negociando entre los demócratas y los republicanos, no cabe duda que el próximo gobierno nacional y su correspondiente legislatura tendrán una gran oportunidad para reformular la vieja doctrina del réspice polum, en otras palabras, la de siempre seguir los designios consensuados de Washington D.C..

Después de lo que la Fundación Konrad-Adenauer-Stiftung (KAS, 2022, p. 198) ha llamado un detrimento a la percepción de independencia estatal causada por la política exterior del Presidente Duque, el próximo presidente de Colombia tendrá la oportunidad de volver a posicionar al país como potencia autónoma, cercana a los Estados Unidos como también a otros poderes como la de China o Rusia. Al observar los resultados de las elecciones legislativas y las consultas de las coaliciones presidenciales, es evidente que el futuro geopolítico del país está en manos del Senador Gustavo Petro, el ex-gobernador Sergio Fajardo o el ex-alcalde Federico Gutierrez. El 7 de agosto uno de estos hombres definirá el futuro de Colombia en la escena internacional, sea como actor periférico y dependiente del hegemón del norte, o por otro lado, como estado soberano e independiente, líder en la innovación pública, la gobernanza democrática y el desarrollo sostenible.

Es importante resaltar que estos temas han estado mayoritariamente ausentes de los debates electorales y al día de hoy hace falta una iniciativa como la de hace cuatro años, cuando un grupo de estudiantes colombianos en la Ciudad de Nueva York se atrevieron a organizar el primer debate presidencial en el exterior, logrando que la Universidad de Columbia sirviera de anfitriona. Esa noche los candidatos Duque, Petro y De la Calle tuvieron que responder preguntas importantes para la diáspora y la comunidad internacional. Aún quedan cinco semanas para que la ciudadanía, los medios y la academia se den cuenta del vacío en preguntas sobre asuntos internacionales en la campaña electoral. Han hablado sobre el futuro del sistema pensional, sobre la expropiación de tierras, sobre las alianzas de las casas políticas tradicionales, sobre la vida personal de los candidatos pero no se ha dado un solo debate sobre una de las funciones más importantes que ejercerá cuando llegue a la Casa de Nariño, el de Jefe en Diplomacia, la cara de Colombia ante el mundo. En las últimas semanas de la contienda electoral, ¿quién se atreve nuevamente a proponer preguntas sobre Colombia en el mundo, preguntas importantes para la diáspora y para la comunidad internacional?


 

Andrés Ceballos Osorio

Soy consultor, traductor y activista. He trabajado en las Embajadas de Estados Unidos y de Ecuador en Bogotá, tanto en áreas culturales y de derechos humanos como en seguridad nacional y diplomacia militar. También he ejercido como profesional de relaciones internacionales en la Alcaldía de Bogotá y luego en la ACI Medellín. Actualmente estudio un doctorado en humanidades en la Universidad EAFIT. Co-lidero el Colombian Studies Group, una red de estudiantes colombianos en los Estados Unidos.

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