En la conmemoración
de los cien años de fundación
de la Nororiental (1.920-2020)
Un mes después de las ventas multimillonarias provocadas por el Friday COVID 19, a expensas de la salud púbica en condiciones de pandemia -bautizado como el día sin IVA por FENALCO y el solapado ministro de hacienda-, aupados por Iván Duque, las plataformas, gremios, grupos empresariales, cámaras de comercio y grandes superficies, las autoridades del Área Metropolitana son conminadas por el Comité Intergremial de Antioquia, mediante edicto de clase, por tomar determinaciones en función del bien colectivo, que imposibilitan temporalmente la repetición de la orgía consumista a que asistimos el 19 de junio pasado.
En el bando de marras, el omnímodo poder económico que representan en la región, se duelen de que el alcalde de la capital antioqueña les trate al mismo nivel de la economía de la informalidad (igualados dicen mis tías); un puñado de empresarios se indigna de ser tratados a la par de más del 60 por ciento de la población de la bella villa, que vive de la economía del rebusque; los pobres les hieden, les estorban, son las moscas en la tacita de plata, el negro que sobra en el baile de blancos, el perro en misa, el pelo en el postre, el mugre en la uña…
«El Comité Intergremial de Antioquia, constituido por 29 miembros y 5 cámaras de comercio, acata las medidas tomadas por las autoridades del Valle del Aburra sobre la cuarentena general para este fin semana del 17 al 20 de julio, pero no comparte que el sector formal empresarial se le iguale al nivel de la informalidad y de aquellos que practican la indisciplina social que pone en riesgo a toda la sociedad» (sic).
Olvidan los gremios empresariales, adrede, como está demostrado con lectura de datos y estadística, que 14 días después de la fatídica fiesta del 19 de junio, las cifras de contagio vienen aumentando exponencialmente, poniendo en vilo la capacidad de respuesta hospitalaria, debilitada de manera manifiesta por las Empresas Prestadoras de Salud, engendro de la Ley 100, que ha provocado desde su puesta en marcha una pandemia en salud indigna para cualquier sociedad. En la conminación rezan, en contra vía de la evidencia científica, que,
“El crecimiento de los contagios no obedece a la reactivación gradual y segura de los diferentes sectores económicos comprometidos en la implementación de estrictos protocolos y medidas de bioseguridad, sino a la indisciplina social sobre lo cual, consideramos hace falta más conciencia de parte de la ciudadanía y más acciones, contundencia y efectividad de parte de las autoridades”.
Con intencionalidad manifiesta responsabilizan a las autoridades regionales (alcaldes), de las consecuencias de la medida, y, apelando a la racionalidad y la lógica, solicitan medidas preferenciales para los empresarios. La misma racionalidad y lógica de la preferencialidad, que ha permitido que Medellín sea la ciudad más desigual en el tercer país más desigual de la región.
La misma racionalidad con que construyen unidades de vivienda como el Edifico Space; la misma lógica y racionalidad con que el Valle de Aburra ha sido depredado, talados sus los bosques y pavimentadas quebradas y riachuelos, y desaparecido especies endémicas y evaporado mágicamente los recursos del erario público; lógica y racionalidad que ahorca el río Cauca con Hidro Ituango, y desplaza comunidades campesinas para adelantar macroproyectos minero-energéticos y corretea a los venteros informales del centro de la ciudad.
Con la misma racionalidad y lógica que, cuando la alcaldía ordenó el aislamiento social, para contener el contagio de COVID que se identificó en el barrio Sinaí de la Comuna dos de Santa Cruz, quizás uno de los sectores más vulnerados de la ciudad, víctimas del desplazamiento forzado en los campos y vendedores ambulantes de la urbe “paisa”, los empresarios se vistieron de vista corta, silencio sepulcral y mano tacaña. Hoy, exige la Intergremial, para los desposeídos de la tierra, un Estado draconiano que imprima sobre sus cuerpos acciones contundentes.
Con razón, el lector estará preguntándose hasta dónde llega la ingenuidad de este escribiente, que se sorprende de la lógica y la racionalidad que se reclama. Y en ello acierta. Es la misma ingenuidad que le lleva a preguntar si será real y cierto que al lado de la firma de empresarios como Augura, aparezca la rúbrica de la Federación Antioqueña de ONG, de la que hacen parte corporaciones y organizaciones sociales defensoras de derechos humanos de campesinos desplazados, que hoy malviven en los cerros e inquilinatos de Medellín.
Con la misma ingenuidad pregunta el escribidor, en calidad de su afiliado, si la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (COMFAMA), suscribe el comunicado, en tanto ejerce la vicepresidencia de la Federación de ONG.
Así mismo, pregunta, si la Corporación Viva la Ciudadanía -en la que ha participado durante 25 años como educador y editorialista a nivel nacional-, asume el contenido del comunicado de la Intergremial, en su calidad de miembro suplente de la junta directiva de Federación Antioqueña de ONG
También se pregunta, como cooperativista, si la corporación Fomentamos, que impulsa generosamente los círculos de economía solidaria, a la que están vinculados cientos de familias venteras ambulantes, asume la firma y el contenido del comunicado emitido por los gremios económicos, en tanto miembro principal de la junta directiva de la Federación Antioqueña de Organizaciones No Gubernamentales.
¿Está Usted seguro(a), que la rúbrica de la organización a la que pertenece, aparece o no, en el comunicado autenticado públicamente con sello del Comité Intergremial de Antioquia, Fenalco, la Federación Antioqueña de ONG…?
¿Esta seguro que su organización fue consultada?
Directivas de organizaciones adscritas a la Federación manifiestan que no fueron consultadas.
Con ingenuidad manifiesta,
José Miguel Sánchez Giraldo, educador popular, magister en estudios latinoamericanos, doctor en educación y mediación pedagógica.
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