Más de diez años después de iniciado un proceso que destruyó su carrera política y amargó su vida y la de su familia, la Sala Especial de Primera Instancia de la Corte Suprema condena a Luis Alfredo Ramos Botero por “parapolítica”. A las dudas sobre la juridicidad de la condena que de por si arroja la dilatada duración del proceso, se unen las que suscita lo expresado por el Magistrado Jorge Emilio Caldas en su salvamento de voto:
“El procesado debe ser absuelto bajo el entendido de que en nuestro ordenamiento jurídico-penal se sanciona a la persona por sus actos, no por ser quién es”.
¡Háganme el favor! Con esta frase el Magistrado Caldas no solo reclama la absolución de Ramos, sino que está acusando a sus dos colegas de prevaricato, de abuso de poder, de condenar al encartado por “ser quién es”. Del examen mesurado del material probatorio, señala Caldas, se concluye que la decisión debería ser “absolución por duda”. Lo mismo conceptuó la Procuraduría.
In dubio pro reo es un principio universal del derecho penal que en todo tiempo y lugar se aplica en favor del acusado cuando la valoración de las pruebas deja dudas sobre su culpabilidad. El Magistrado Caldas afirma que sus colegas no lo aplicaron en el caso de Ramos por ser Ramos, nada más ni nada menos. Eso significa que se trata de una condena política.
Ignoro cómo es que se mueven esas carpetas y esos expedientes en las cortes o en la fiscalía. Siempre me ha llamado la atención que de pronto un personaje de la política resulta – en el más inconveniente o conveniente momento, depende de quien lo mire – con una “indagación preliminar” por sucesos que ocurrieron cinco o más años atrás. Tampoco entiendo cómo algunos personajes, que de forma ostensible y descarada violan las leyes, nunca son “llamados a indagatoria”, jamás se les “formulan pliegos de cargos” o se “compulsan copias”. Desde que el M-19 incineró el Palacio de Justicia cierto olor a podrido emana de los recintos judiciales. En épocas de la antigua Corte Suprema, la Justicia en Colombia era lenta pero decente, respetada y respetable.
A Ramos se le abrió indagación preliminar en febrero de 2011, cuando era gobernador, por sucesos ocurridos en 2001. El proceso estuvo como quieto durante más de dos años, hasta que, en agosto de 2013, cuando Ramos se perfilaba como sólido aspirante a las presidenciales de 2014, la Corte le dicta medida de aseguramiento. Y se inicia para el acusado el calvario por el que ha trasegado hasta el día de hoy.
Desde hace meses se especulaba en los ambientes políticos y judiciales que el fallo sobre Ramos estaba listo desde hace mucho tiempo y que su contenido, como si fuera poco, era absolutorio. Dicen las malas lenguas que no se profería para evitar que Ramos corriera en las presidenciales de 2022. ¡Vaya uno a saber! En cualquier caso, el fallo sale en un momento muy conveniente, la antesala de las presidenciales, para quitarle impulso a los candidatos del Centro Democrático, el partido de Ramos.
Sinceramente confío en que Luis Alfredo saldrá avante en la segunda instancia de este penoso proceso. No puede ser de otra forma dada la protuberancia del abuso de poder de los dos magistrados que lo condenan, puesto en evidencia por el Magistrado Caldas en su salvamento de voto. Le envío a Luis Alfredo, a su hijo Alfredo y a toda su familia un abrazo solidario.
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