Escribo esta columna con indignación. La escribo “emputado”.
Manifestar el afecto en público no es ilegal. ¿Saben qué es delito? Discriminar a una persona por su orientación sexual. Los hechos ocurridos en el Centro Comercial Andino no son los primeros. Según Colombia Diversa, entre el 2010 y el 2017 en el espacio público fueron asesinados 248 personas LGTBI, 14 recibieron amenazas y hubo 40 casos de abuso policial.
Se ha evidenciado que en Colombia hay la homofobia es un problema urgente. Esa que quiere que nosotros, los maricas, nos devolvamos al closet. Esa que aboga porque vivamos en la sombra: “sea gay pero no de lora”, “sea gay pero no bote pluma”, etc. Esa que quiere nos camuflemos, que no se note la maricada. ¿Y saben que decimos los maricas? La ciudadanía marica está aquí, orgullosos de quiénes somos, apropiados del espacio público y vamos a resistir.
Vivimos en un país que aún cree que los homosexuales somos abusadores, enfermos y pervertidos. Un país que discrimina en nombre de los niños y que prefiere criarlos en la intolerancia en vez de la tolerancia. No usemos a los niños y niñas como excusas para la violencia, la discriminación y la exclusión.
Los hechos ocurridos en el Centro Comercial Andino son de dominio público: Pedro Acosta empujó, agredió y discriminó a una pareja de homosexuales por haber realizado una demostración de afecto en el centro comercial. ¿La excusa? Los niños.
¿Dónde estaría Pedro cuando un hombre le coge la nalga a su novia en el espacio público?
¿Dónde estaría Pedro cuando los hombres gritan vulgaridades a las mujeres en el espacio público?
¿Dónde estaría Pedro cuando un hombre intenta tocar y sobrepasarse con una mujer alicorada?
¿Dónde estaría Pedro cuando cientos de mujeres diariamente son acosadas, violadas y maltratadas?
La sociedad decide sus temores. Y en este caso el miedo a lo diferente prima. Sin embargo, ya la Corte Constitucional se ha pronunciado, en la Sentencia T-909 de 2011 expuso que es inconstitucional y configura una violación de derechos el prohibir a dos personas del mismo -o diferente- sexo expresar su amor en público. Expresar el amor es respetar la libertad que cada ciudadano tiene a la luz de la dignidad; es permitirnos el derecho al libre desarrollo de la personalidad. Es el derecho a amar en libertad.
Para mi es increíble que la Policía Nacional, encargada de preservar los derechos, en este caso sancione y re-victimice a las víctimas de la homofobia. Y, con ello, premie al victimario, al homofóbico. Señores Policía, ¿qué falta? ¿Que premien al señor aquel por discriminar a una pareja de hombres que solo demostraba su amor? Pues, felicitaciones, se ganó el Premio a la Intolerancia 2019.
Como marica, como ciudadano, creo debe haber sanción y perdón. Los actos de discriminación deben ser condenados. Necesariamente creo que debe de haber una investigación y la culpa debe de ser asumida.La Ley Antidiscriminación estipula que un acto de discriminación es una agresión a una persona por su raza nacionalidad, orientación sexual o color de piel; sancionado hasta con tres años de prisión y multa de más de 11 millones de pesos. Señores/as Policía Nacional, si la mano no les tembló para multar a las víctimas de discriminación. ¿Por qué si les tiembla para castigar al agresor?
Creo que es necesario un acto de perdón. Si la discriminación fue en público, ante el escrutinio de ciudadanos, clientes, familias, y demás; creo que lo mejor que como sociedad podemos aceptar es que el señor Pedro Costa reconozca su error, acepte que cometió un acto de discriminación y prejuicio, y pida ser perdonado.
Una sociedad que avanza y se moderniza es esa que entiende que es plural y, por ende, protege a las minorías y diversidades de los actos de discriminación. Como sociedad creo que debemos de avanzar hacia la empatía como valor fundamental. Si nos pusieramos en el lugar del otro, entenderíamos lo difícil que para muchos de nosotros ha sido “salir del closet”; si tan solo comprendieramos esto, como sociedad, en vez de re-discriminar, abrazaríamos al diferente y lo protegeríamos de volver a sufrir y ser excluido.
La ñapa: Recientemente la Corte Suprema de Justicia le ordenó al Banco Sudameris reintegrar a un empleado a quién presionaron para que renunciara dado que tenía VIH-SIDA. Es necesario que quitemos el estigma que hay sobre los portadores de VIH. Nadie debe ser discriminado por ello.