El Palacio donde nació Antonio Nariño y que es empleado como la Casa de gobierno de Colombia hoy no es habitado por nadie, porque el presidente Iván Duque, quien se posesionó en el mes de agosto; su esposa Juliana y sus tres hijos ya no viven en esta gran estructura que alberga el poder ejecutivo del país y donde vivieron por muchos años el primer mandatario y los integrantes de su familia.
Así lo confirman los encargados de las visitas a esta gran estructura ubicada entre las carreras 7a y 8ª de la ciudad de Bogotá, donde reposan grandes y valiosas obras de arte como pinturas, esculturas, muebles y otros que llegaron al Palacio principalmente durante el gobierno de Belisario Betancur Cuartas y fue enriquecido por los siguientes presidentes.
Como lo anunció durante su campaña, el actual presidente Iván Duque optó por vivir con su familia en una residencia ubicada al norte de Bogotá y sólo duerme en la Casa de Nariño – según informan allí en Palacio- cuando termina muy tarde su agenda y continúa muy temprano al día siguiente.
Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe, Andrés Pastrana, Ernesto Samper, César Gaviria y Virgilio Barco; los presidentes que ocuparon esta Casa 32 años atrás, vivieron allí junto a sus familias, pues las condiciones de seguridad, desplazamiento, preservación de la vida del mandatario entre otros aspectos, hacían más práctico que la residencia del Jefe de Estado fuera en este lugar.
Antes de vivir en la Casa de Nariño, los presidentes colombianos tenían su oficina en el Palacio de San Carlos, desde el cual hoy despacha la Cancillería, pero las condiciones de seguridad en el país durante cierto período del siglo XX obligó a esta concentración del Presidente y su familia en este Palacio que hoy solo alberga las oficinas del ejecutivo, salones de reuniones, el despacho presidencial y ciertos lugares emblemáticos llenos de arte colombiano e incluso internacional que sirven para atender la agenda con los visitantes que llegan a este lugar diariamente.
Los tiempos de la política han ido cambiando y hoy los ciudadanos demandan líderes más cercanos, simpatizan menos con palacios, cohortes, grandes avanzadas, excesos en el protocolo y distancias dignas de un pedestal; quizá por ello el presidente Iván Duque, quien ha dado muestras de querer dejar historia en su forma de relacionarse con el Congreso, Las Cortes, los gremios y muchos sectores que tenían un tratamiento particular por parte del primer mandatario, hoy reciban mensajes diferentes al cual se suma que el Presidente de Colombia y su familia ya no son habitantes de un Palacio.