La balada del tiempo perdido


Parafraseando a León de Greiff, es ésta una balada del tiempo perdido, en la que desde hace cuarenta años, la Bella Villa, ha sido sembrada en sangre; entonces, por una generación deslumbrada por el ascenso vertiginoso de los futuros capos de la mafia, a la sombra de una burguesía lumpen que se persignaba con los dólares del narcotráfico y se acostaba en las noches con la virgen de los sicarios, ejemplificada por hijos ilustres de la familias de bien de la capital de la montaña, que asumieron como gerentes de empresas estatales de primer nivel y que fueron asesinados por el grupo criminal los PEPES (perseguidos por Pablo Escobar)

Desde finales de los años 80, de las laderas de la tacita de plata baja una quebradita roja de sangre ella, en medio de los carteles oficiales y la prensa del establecimiento (gentes de bien, también), que enuncian a Medellín, en el gobierno municipal de Sergio Fajardo (2004-2007), como la más educada.

Medellín cuenta con vos (2016-2019), proclamaba desde un helicóptero, el burgomaestre, que decidió convertir en realidad su sueño infantil: ser sheriff del condado de paisalandia; el mismo que hoy aspira a ser precandidato presidencial, y reza para recibir la bendición del jerarca eterno desde la catedral del Ubérrimo.

Durante el gobierno de Federico, con el recuerdo tatuado en sus pieles, ya como abuelos, padres, hijas o nietos, y la inminencia de un calco sin piedad de la violencia de los 80, materializado en el recrudecimiento del tropel cruento en las comunas y el asesinato de dirigentes populares en la ciudad, miles de ciudadanías libres se convocaban en el Parque de los Deseos, para gritar en colectivo; nos están matando, muy a pesar que un dilecto hijo de la prosapia paisa de Pereira, que fungía como ministro de defensa, proveniente de la ANDI, escupió sobre los muertos sin recato alguno -el que demandan las gentes de bien- que los asesinatos obedecen a líos de faldas y otras ignominias.

Para ponerse a tono, el primer ministro de defensa del actual gobierno, proveniente de la presidencia de FENALCO, Guillermo Botero, trinó en 2018: “Los líderes sociales que están siendo asesinados por grupos armados son, en su mayoría, criminales dedicados al narcotráfico, por lo que se requiere enfrentar este fenómeno con los gobiernos locales: Pte @IvanDuque #PastoConstruye #PactoPor LaEquidad”.

La rectificación no fue suficiente.

Como continuación de esa letanía, centenares de líderes y lideresas sociales han sido asesinados, y en las últimas semanas, decenas de jóvenes; por su parte el presidente de la república apropia un artilugio semántico, para nombrar como homicidio colectivo, el tiro de gracia en los jóvenes civiles y como masacre, la acción que impactó en el cerebro de los chicos militares.

No presidente, la vida de ningún joven de Medellín ni de Colombia es para alimentar la guerra, ni para ser víctima de ella. Proponemos a nuestros jóvenes, el ejercicio de la no violencia como proyecto de vida. No divida a los jóvenes entre el bando de los masacrados y el combo de víctimas de homicidios.

José Miguel Sánchez Giraldo

Educador popular, profesional en ciencias políticas; magister en estudios latinoamericanos; PhD. en educación y mediación pedagógica por la Universidad de La Salle de Costa Rica.

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