Cada noticia que genera el Gobierno Petro es más perturbadora que la anterior. La cancelación de los juegos Panamericanos por el no pago de los derechos a Panam Sports, causando un posible detrimento patrimonial de 2,2 millones de dólares al país, además de los daños causados a Barranquilla y a los privados, que ya estaban realizando inversiones para atender la contienda deportiva; los mil millones de pesos malgastados en el séquito de la primera dama, Verónica Alcocer, bien apodada la María Antonieta colombiana; el alquiler de una casa de Davos (Suiza) por 4.500 millones de pesos, para atender el Foro Económico Mundial al que no irá el presidente; los viajes de la vicepresidente Francia Márquez en helicóptero, con el acentuado “de malas” y un Ministerio de la Igualdad que no ha dado resultados, y ya presenta necesidad de ‘reestructuración’, por solo mencionar los escándalos más recientes y controversiales.
Estas realidades contrastan con el discurso melifluo que dieron en campaña y con el que aún hoy salen a defenderse, y a falta de vergüenza, justifican. Mientras hablan de austeridad y una nueva reforma tributaria, viven sabroso a costillas del erario, mientras ese “de malas” sigue haciendo eco en la memoria colectiva de los colombianos.
Siendo senador, Petro criticaba los viajes de Iván Duque, ya hoy es el mandatario que más millas internacionales ha acumulado. Dice el dicho: dime de qué presumes y te diré de lo que careces.
En contraste a este comportamiento de reyezuelos criollos, desde Antioquia, tanto el gobernador Andrés Julián Rendón, como el alcalde Federico Gutiérrez, han hecho un fehaciente llamado a una verdadera austeridad, no solo de palabra sino con hechos.
Por ejemplo, Rendón ya dio la instrucción de que habrá una reducción del 40% en los cargos de libre nombramiento bajo su administración, tampoco habrá viajes al exterior para los miembros de su gabinete ni celulares, y mucho menos, planes de telefonía con los recursos públicos. Con los dineros ahorrados se atenderán las necesidades básicas de 2 millones de antioqueños.
El gobernador antioqueño aplica eso de que “el mundo cambia con tus acciones, no con tus palabras”, pues lleva el discurso a las realidades, dándole una lección de ética y decencia al gobierno del presidente Petro, aunque ya sabemos que en casa de Nariño reina la obstinación, la desidia y el derroche.
Presidente, deje la viajadera, los gastos suntuosos suyos, de su esposa y sus compinches, deje el “cafecito”, llegue a las reuniones a las que se compromete, trabaje con los nuevos mandatarios locales y regionales, y atienda las emergencias como la que hoy se vive en Chocó, en vez de estar presumiendo en X todo lo que usted no es, ni representa.
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