La agenda oculta del gobierno de Colombia

Este año comenzó con tres anuncios del gobierno que sólo pueden considerarse como amenazas ya que provienen de la entidad que debería protegernos, pero que, lejos de esto, lo que se propone es hacernos la vida cada vez más difícil. Las amenazas  a las que me refiero son: (i) la venta de Isagén, (ii) el proyecto de reforma tributaria que incluye el aumento del IVA al 19%, (iii) los impuestos de la “paz” que se van a incluir en dicho proyecto de reforma. Las tres propuestas están orientadas al mismo objetivo: llevar al próximo nivel el modelo de economía extractiva que caracteriza a Colombia, para lo cual es necesario terminar de eliminar la clase media, de manera que los ricos puedan seguirse enriqueciendo y quedarse con el pedazo de país que aún les falta por apropiarse.

Estas amenazas vienen a sumarse a la lista de acciones de liberalización de la economía nacional, que se han adelantado desde 1991, a partir de la apertura comercial que heredamos del ex presidente Gaviria. El gobierno de Santos no quiso quedarse atrás en esta agenda programática y desde 2010 definió una estrategia económica para el desarrollo de Colombia basada en la explotación del suelo y el subsuelo cuyas “locomotoras” eran justamente las industrias más insostenibles, agresivas y extractivas: la explotación de petróleo, la minería, la agricultura extensiva y la producción de energía hidroeléctrica; las mismas que nutren los nichos de ilegalidad y por ende de los enemigos del Estado, entre ellos la guerrilla, de la que no han logrado deshacerse en 60 años.

Las amenazas del gobierno de Colombia son fantasmas que se repiten año tras año; ya casi nos hemos acostumbrado a ellas y muchas veces las aceptamos con indiferencia. La diferencia esta vez es que estas decisiones llegan en una difícil coyuntura que incluye fuerte devaluación de la moneda, aumento del dólar, caída de los commodities , calentamiento global y escasez de recursos, especialmente de agua y un brutal aumento de la inflación de productos de la canasta familiar que no se compadece con el 7% de aumento al salario mínimo. Bajo esta coyuntura, más personas parecen despertarse, ver a la cara los fantasmas y preguntarse ¿qué se proponen la reforma tributaria y la venta de Isagen?

La respuesta es sencilla: la reforma tributaria se propone un empobrecimiento generalizado de las clases media y baja de Colombia, pues lo que antes pagaban los empresarios con el 4 por mil y el impuesto a la riqueza, ya que ambos se desmontarían, se va a reponer con el ajuste del IVA del 16 al 19%,  que además se aplicaría a nuevos productos como útiles escolares, el huevo y el pollo. Por su parte, la venta de Isagen se propone lo mismo pero a escala global. No es un secreto que la dinámica que hoy impera en el mundo es la globalización del capital privado. La venta de Isagen obedece a una estrategia en marcha hace mucho años de vender de empresas construidas con impuestos ciudadanos latinoamericanos a quienes ya son los más ricos del mundo. ¿Por qué un presidente haría esto? Porque es snob y prefiere un puesto en el yate de Tony Blair (así sea de grumete), que compartir con sus compatriotas el agua y los bosques del país. En pocas palabras, para que la élite colombiana pueda seguir yendo a un par de fiestas del jet set internacional, el pobre colombiano ahora va a tener renunciar  al derecho a comer gallina.

Hablemos ahora de esta tercera amenaza llamada paz. Aquí también hay gato encerrado, pues la paz que todos soñamos seguramente no es la paz que la élite tiene en mente. Ya ha sucedido en otros procesos de paz y desmovilización de nuestra historia que el  gobierno,  consciente de que “Colombia es pasión”, ablanda la justicia en las negociaciones propósito, y se sienta a ver las consecuencias con crispetas y gafas 3D, pues sabe que cuando el estado no cumple su función judicial, vienen luego oleadas de violencia que buscan verdad y venganza a mano privada. Esta una estrategia que nuestros delfines han repetido por dos siglos y siempre funciona. Y seguramente les divierte, como a los gladiadores divertían a los emperadores.

El plan económico para la paz es especialmente preocupante. La estrategia del gobierno es predecible porque ha jugado a lo mismo siempre. Comienza por centrarse en crear un marco de costosas políticas y programas para la desmovilización y reinserción, para la que contratan todo tipo de expertos de la academia, el sector privado y el nivel internacional, quienes la validan.  Luego el Ministro de Hacienda crea mecanismos para que el precio de la paz se le cargue deliberadamente a  la clase media y baja a través de medidas absurdas en una innecesaria reforma tributaria. Para lograr que esta reforma se apruebe, se valerán de la corrupción y el clientelismo, como siempre, pero además exaltarán los sentimientos nacionalistas y la esperanza de paz a través de espacios en radio y TV nacional, de manera que por obra y gracia del realismo mágico, sea posible aprobarla.

¿Cuál es el verdadero objetivo de Santos para hacer la paz?  Santos es un delfín con una misión histórica que ya otros habían tenido antes: recuperar el poder y el territorio para su clase, empobreciendo en el proceso al resto del país y dejándolo a merced de dinámicas de justicia privada, para hacerlo tan vulnerable que luego pueda contratarlo como obra de mano barata. Entre más víctimas y victimarios se maten entre sí, mejor, pues así habrá menos personas que reclamen tierra y más les queda la élite para latifundios del cultivo de moda.

¿Cuál es la moraleja de esta historia? Que ya sabemos cuál es el libreto y que de nosotros depende permitir que tenga o no el final predicho. Yo voy a salir a revolcarlo todo lo que pueda y muchos dirán que pierdo el tiempo. Al final cada quien hace lo que le permite su conciencia.

Laura Villa

Magister Artium en Ciencia Política. Estudió en Alemania, pero regresó a Colombia para ser parte activa de su transformación. Por esto trabajó en el sector público 7 años, en la Alcaldía de Medellín, la Gobernación de Antioquia y el Gobierno Nacional (la ANSPE) en temas de internacionalización, alianzas público- privadas e innovación social. Hoy es emprendedora de Innove, un taller de pensamiento y acción para la sostenibilidad. Ha escrito para varias publicaciones y expuesto en eventos nacionales e internacionales. Habla y escribe inglés, alemán y español fluidamente. Es ambientalista, vegetariana y una activa ciudadana.

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