El año próximo se cumplirán 250 de la publicación de La Riqueza de la Naciones, donde Adam Smith rechazó la absurda doctrina de la balanza comercial:
“Supone esta doctrina que cuando dos pueblos comercian entre sí, y la balanza está en equilibrio, ninguno gana ni pierde, pero que, cuando se inclina a favor de uno de ellos, pierde el uno y gana el otro, a proporción de lo que suponga esa desviación respecto al punto de equilibrio. Ambos supuestos son falsos[1]”
Ante un auditorio en total estado de indefensión intelectual, Gustavo Francisco la invocó recientemente:
“…la balanza comercial, que es cuánto exportan ellos hacia nosotros, cuanto exportamos nosotros hacia ellos, quién gana, quién pierde, el dato final es que Colombia pierde con el TLC con los Estados Unidos”[2].
El comercio internacional, además de permitirles ampliar la producción en lo que son más eficientes comparativamente, es benéfico para los habitantes de un país más por las importaciones que por las exportaciones, pues son aquellas las que satisfacen sus necesidades de consumo o sirven a la actividad productiva, como materias primas o bienes de capital. El beneficio económico está determinado por las propiedades materiales de los bienes y servicios objeto del intercambio y esto nada tiene que ver con el saldo de la balanza comercial[3].
En los últimos diez años, 2015 – 2024, en todos ellos sin excepción, la balanza comercial con los Estados Unidos ha sido “desfavorable” para Colombia. Además, en esos diez años, la balanza comercial con todo el mundo nos ha sido, igualmente, “desfavorable”. Con Estados Unidos, el déficit comercial acumulado asciende a US$ 26.132 millones; con todo el mundo, a US$ 110.877 millones. ¿Cómo se puede importar más de lo que se exporta durante tantos años?
Para importar más de lo que se exporta hay tres fuentes de financiación adecuadas y una inadecuada o perversa. Las remesas, la inversión extranjera directa y el crédito externo al sector productivo son las adecuadas; la perversa es el crédito externo al gobierno para financiar el gasto público.
Las remesas que los trabajadores en el exterior enviaron a sus familias, entre 2015 y 2024, ascendieron a US$ 75.893 millones. Los ingresos por inversión extranjera directa alcanzaron US$ 125.412 millones y la inversión directa de los colombianos en el exterior llegó a US$ 33.316 millones, lo cual deja una inversión extranjera directa neta de US$ 92.096 millones. El flujo crédito externo al sector privado ascendió a US$ 40.342 millones y al gobierno a US$ 53.204 millones. En total, el crédito externo fue de US$ 93.546 millones. En conjunto, un flujo financiero de US$ 261.535 millones cubre ampliamente el déficit comercial, los pagos de factores del exterior y la acumulación de reservas en el Banco de la República.
Las remesas, la inversión extranjera y el endeudamiento externo no se dan porque la balanza de comercial sea deficitaria; la balanza comercial puede ser deficitaria porque hay remesas, inversión extranjera y crédito externo que lo permiten. La balanza comercial “desfavorable” muestra que el País, además de las remesas, está recibiendo aún la inversión extranjera, directa y de cartera, que necesita para su crecimiento. La balanza de pagos manda, la balanza comercial obedece.
[1] Smith, Adam. La Riqueza de la Naciones. Fondo de Cultura Económica, México, 1979. Página 432
[2] https://www.swissinfo.ch/spa/petro-dice-que-aplaudir%C3%A1-a-trump-si-decide-acabar-el-tlc-entre-ee.uu.-y-colombia/88906466
[3] «Nada puede ser más absurdo que esta doctrina del balance de comercio, sobre la cual se han erigido tantas restricciones y monopolios. Lo que importa no es acumular oro y plata, sino aumentar la producción y el consumo, que es lo que realmente enriquece a una nación.»
Smith, Adam. La Riqueza de la Naciones. Fondo de Cultura Económica, México, 1979. Capítulo VIII, Libro IV.
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