¿Se acuerdan que Nicaragua nos demandó otra vez ante la Corte Internacional de Justicia intentando declararnos responsabilidad internacional y buscando más mar? Les recuerdo: el 26 de Noviembre del 2013 Nicaragua radicó una nueva demanda que busca declarar el incumplimiento de Colombia frente al fallo que nos quitó al menos 75.000 Km2 de mar y busca además obtener otros 15.000 más. Frente a esto, el gobierno de Santos mandó un equipo a defender a Colombia con argumentos como que “nuestro derecho interno no lo permitía” o que “ya habíamos denunciado el pacto”, entre otros. Por ser evidentes argumentos inocuos, la Corte se declaró competente, y el gobierno decidió emitir un comunicado en el cual se dejaba muy claro que no se comparecería ante la Corte porque sus “decisiones eran incorrectas”. ¿Saben qué va a pasar? Se nos va a olvidar otra vez hasta que en unos años salga en las noticias que nos quitaron más mar.
Desde que la Corte expidió el fallo que nos quitó gran terreno marítimo el gobierno colombiano ha hecho que nuestro país sea visto como un infante mal perdedor en un juego infantil: cuando pierde ya no quiere jugar más. Luego de expedido el fallo el gobierno se alzó en su patriotismo diciendo que ni un centímetro de mar sería descuidado por las fuerzas armadas, que el fallo no sería aplicable porque lo único que podía modificar las fronteras era un tratado internacional, que denunciarían el Pacto de Bogotá con efectos inmediatos (pacto mediante el cual Colombia permitía que otros Estados acudieran ante la Corte en caso de presentarse un problema internacional entre ellos), etc.
En realidad nada de esto tiene sentido. Son argumentos tan vacíos que la misma Corte lo hizo ver cuando se declaró de nuevo competente. Haciendo un estudio detallado de cada argumento (situación con la cual no los pienso aburrir y que por ende sólo mencionaré), con sólo observar las disposiciones de la Carta de la ONU y el Estatuto de la Corte (para el tema de la fuerza obligatoria de sus fallos), la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados (para el tema de no utilizar el derecho interno como excusa para no aplicar un fallo), el Pacto de Bogotá (para entender que el efecto de salirse del tratado demoraba un año y no era inmediato como decía el gobierno), entre otras cosas; se puede concluir claramente que las decisiones que ha tomado el gobierno parecen más encaminadas al populismo y a la provocación política que a una verdadera estrategia jurídica.
De todo esto hay algo que preocupa bastante: que Colombia no vaya a comparecer (es decir presentar pretensiones, réplicas, pruebas, alegatos, etc.) ante la Corte por decisión del gobierno. Preocupa, porque tanto el Estatuto de la Corte como las teorías del derecho procesal en general estipulan que en caso de que Colombia no comparezca, será muy probable que la Corte tome esto para darle la razón a Nicaragua en sus pretensiones: quitarnos más mar. Es un juego infantil, porque lo único que está haciendo Colombia es demostrar que no respeta las obligaciones internacionales que contrae, y que cuando un órgano jurisdiccional internacional se lo hace notar se alza para decir que la desconoce. De igual forma, quiéralo o no lo quiera, y le parezca injusto o no le parezca; Colombia tiene una nueva demanda que en varios años se convertirá muy probablemente en un fallo que le quitará más mar, fallo totalmente legal.
Lo gracioso del asunto es que unos meses más tarde de salido el fallo que nos quitó al menos los 75.000Km2, el Presidente Santos dio una alocución en la cual expresaba que tenía toda una estrategia jurídica muy sólida que no podía revelar mediante la cual frenarían la pretensión expansionista de Nicaragua frente a los otros 15 mil. Es irónico, porque no sé hasta qué punto para el Presidente Santos no ir a presentar argumentos sea un argumento jurídico muy sólido.
Igual, se nos olvidará. Los procesos de la Corte demoran alrededor de una década y este caso perderá cubrimiento de los medios. Ya sabemos que Santos prefirió no ir a la Corte y así complicar mucho más las cosas: esperemos que los próximos no sean tan infantiles frente a ésta. El problema es que aquí todos nos alzamos patrióticamente cuando nos quitan algo. Nos quitaron el mar y se organizaron marchas en las que le pedían al Presidente que inaplicara el fallo, que tuviera “desobediencia civil”, decían. Y obviamente el gobernante sin valentía se dejará llevar por esto y se unirá de puro populismo a la causa de la desobediencia internacional; lo que podrá hacer que nuestros próximos presidentes olviden el tema o decidan bajo estas presiones sociales. Esperen y verán que en unos cuantos añitos habremos perdido otros 15 mil kilómetros de mar, y ahí sí todos en su incoherencia dirán: “pero qué presidentes tan bobos, era obvio que teníamos que ir ante la Corte, eso todos lo sabíamos, ¿por qué habrán decidido eso de no ir?”
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