Nos metieron en la cabeza que el tiempo es lineal, que hay un comienzo y un final. Y de hecho uno vive con la certeza angustiante de que uno nace, va creciendo y se muere.
Pero hay otra certeza que comúnmente olvidamos: y es que el tiempo es circular, día-noche-día-noche… y así sucesivamente, como si fuera un devenir eterno para el mundo de los humanos.
A cada cual según sus circunstancias, desdichas y alegrías, le ha tocado una tarea: “progresar”. Palabra moderna que a estas alturas genera bastante desconfianza. Crianza, educación, trabajo, dinero, propiedades, lujos o penurias. El programa que impone el cristianismo-capitalismo es frenético, y siempre terminamos extenuados.
¿Qué pasará con la deuda de Grecia? ¿Qué pasará con la política colombiana que parece no salir nunca de los compadrazgos y de las redes clientelares? ¿Me alcanzará el sueldo para sobrevivir, ir a los centros comerciales, tener casa y carro? ¿O por lo menos me alcanzará el sueldo para mi vida de libertario bohemio? ¿Acaso la cuentas en los bares no son también consumismo camaradas? ¿Y si nos ponemos a ahorrar, ese dinero no será igual para los bancos? ¿Habrá que comprar un apartamento así haya que pagárselo al banco toda la vida? ¿Y si me compro un carro? ¿Y si lo cambio cada año? ¿Y si hago una maestría? ¿En el estudio está la clave del éxito? Veo a un comerciante riéndose de esto. A un mafioso no lo veo, pero está riéndose también en algún lugar. ¿Y si nos endeudamos para irnos para Europa, ya que no nos piden visa? ¿Si será verdad que en Venezuela están aguantando hambre y no están gozando de los privilegios capitalistas que tenemos en Colombia? ¿Para hacer un tranvía en Medellín había que maltratar a tantas familias? ¿Nos hacemos los locos y seguimos atentos a facebook y a Instagram que nos permite exhibirnos a diario a ver si alguien en la red nos manifiesta un poquito de afecto? ¿El pecado moderno es situar gran parte de la libido en el internet, en el mundo virtual? ¿O es que acaso la libido puesta en la realidad solo es la verdadera? Los que queremos ser artistas ¿somos más libres? ¿Cuándo carajos escribiré mi novela? ¿Cuándo haré la obra que me conceda la inmortalidad? ¿Por qué un jugador de fútbol o un cantante de vallenato puede ser millonario y yo que soy tan inteligente vivo esclavizado de un sueldo? ¿Siempre es que da un poquito de emoción que la selección colombiana de fútbol gane un partido? ¿Santos y las FARC? ¡Ay!, que perorata esta alabanza a la paz en medio de la guerra. ¿Cuándo será viernes en la noche? ¿Cuándo será quincena?
Estamos extenuados, día y noche, día y noche, ya no nos alcanzan los días y las noches. ¿Para dónde vamos con el capitalismo? ¿Se acabará el mundo? ¿Dónde está el reino de la libertad? ¿Con o sin tarjeta de crédito? ¿Dónde está el socialismo? ¿Ese ya no es el problema? ¿Perdimos nuestro tiempo leyendo a Marx, a Nietzsche y a Freud? Concéntrate Frank David tienes que escribir miles de informes para la burocracia local, deja de estar escribiendo carajadas.
El tiempo no es lineal. ¿Leemos a Borges? ¿Leemos a Michel Serres? «¡¿Más libros?!», me preguntan siempre desconcertadas mi esposa y mi madre.
Más noches. Más días. Es lo que tenemos. Habrá que meditar en qué nos gastamos las noches y los días. ¿Gastarlas? ¿Acaso no era vivirlas? Alguna amiga me diría que mejor dormirlas, sin pensar tantas pendejadas.
Este es un itinerario circular que no conduce a nada o a casi nada. ¿Nos escapamos un rato? ¿A dónde? Llega la noche, hay que dormir, hay que madrugar.
Mi niña de casi dos años todas las mañanas se monta en un pequeño carro que arrastra con sus pies por toda la casa, esperando que le den un tetero. Al llegar la noche igual, le hace falta otro tetero para dormir.
El tiempo no es lineal. ¿Con qué cosas estamos remplazando a los teteros de todos los días y de todas las noches que nos faltan para llenar nuestro tiempo circular?
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