Inteligencia artificial y manipulación social

¿Somos libres y autónomos al tomar decisiones? ¿Al pensar? Muchos se hacen estas preguntas y otros tantos millones lo ignoran totalmente, aunque ha sido una pregunta que ha divagado en la mente humana por siglos, con el avance tecnológico y los medios de comunicación sí que es pertinente regresar a ellas.

Enormes son los pasos que la tecnología ha dado en las últimas décadas, la digitalización de la información le ha permitido a la humanidad superar las fronteras de comunicación mundiales,  resolviendo problemas que anteriormente se presentaban como imposibles, a pesar de esos increíbles beneficios que le ha traído la tecnología a la especie humana, es indiscutible que dichas herramientas cuentan con una capacidad inimaginable de hacer tanto bien como mal, tanto la construcción de armas como los tratamientos médicos han mejorado con el apoyo de la investigación, la digitalización y la transmisión de información.

A pesar de que se habla ahora de la era de la información o la revolución digital, la transmisión de datos ha sido clave en la construcción de la civilización humana, guerras han comenzado o terminado por la distribución u omisión de comunicados, para los gobernantes tener información sobre sus ciudadanos o sus enemigos ha sido crucial para tomar decisiones y ejercer sus labores según sus planes, anteriormente la información era difícil de obtener pues esta se transmitía de manera encriptada o codificada en papiros que posteriormente se convirtieron en los antiguos telégrafos y posteriormente teléfonos.

Al abaratarse los costos de producción de medios de comunicación y la llegada de internet, la información se desvió precipitadamente a la digitalización, de manera que pudiese ser transmitida de forma rápida y global, de esta manera muchos de los anteriores problemas de comunicación entre gobiernos o servicios militares quedarían resueltos y las fronteras se quedarían solo en esas simples líneas imaginarias divisorias entre los territorios.

Esto no fue suficiente para detener el avance tecnológico y metodológico de las comunicaciones y la información, los conocimientos publicitarios se han puesto en marcha a medida que los medios informáticos se van convirtiendo en el centro de atención del mundo, anteriormente, discursos en las plazas o comunicados en las ciudades promovían movimientos colectivos a favor o en contra de políticas o personalidades, ahora teniendo una información completamente globalizada se descubrió la capacidad que tenía la nueva infraestructura comunicativa para transmitir, posicionar y orientar a la población a tomar decisiones a conveniencia de forma masiva, no solo a apoyar o degradar políticas o

personalidades, sino a vender, comprar, vestir y actuar de formas completamente definidas.

Para esto la nueva tecnología contaba con todos los materiales necesarios y solo se necesitaron las alianzas correctas para brindar de forma masiva una manipulación casi personalizada, el sueño de Adolf Hitler se ha cumplido.

Aunque este proceso es absolutamente complejo, resulta relativamente simple pensar en el hecho de que nos bombardeen con publicidad a cada momento y que además de eso conozcan nuestras reacciones ante tal publicidad, similar a aquellos antiguos experimentos en psicología conductista donde se nos ofrecen estímulos y recolectan nuestras respuestas a dichos estímulos para luego modificar dicha respuesta; De esta manera con la masificación de las redes sociales, la recolección de reacciones, aficiones, gustos y disgustos construyen un imperio publicitario encargado de enseñarte, motivarte incluso obligarte a comprar, hablar y actuar de cierta manera, mientras entregamos nuestra información privada a las empresas que se nos presentan como un servicio amigable de fotografías o el donde compartir nuestro día a día, una empresa o aplicación que te acerca con los tuyos, facilitándoles el trabajo y cayendo de una manera casi inevitable en sus productos o servicios, mientras que así lentamente se construye punto por punto el resumen de la mente humana global.

Abriendo el camino para la replicación por medios tecnológicos de la mente humana produciendo la inteligencia artificial, que no resulta siendo más que la recolección de una cantidad gigante de información mental y conductual que de la mano de la ciencia y aplicada a la tecnología tiene la capacidad de dar un manual del funcionamiento cerebral humano, y no solo de eso, sino también de su pensamiento, y que aunque este increíble descubrimiento podría cambiar el mundo para bien, se ha venido utilizando para espiar y controlar, mientras nosotros nos sacamos una selfie más, confiando en que nuestras decisiones y pensamientos son autónomos, en una sociedad donde la libertad tan solo es una utopía.

Filanderson Castro Bedoya

Psicólogo de la Universidad de Antioquia con énfasis en educación, formación empresarial y salud mental, educador National Geographic, escritor aficionado con interés en la historia, la política y la filosofía, amante de la música y la fotografía.