“El 10 de abril de 2023 pasará a la historia como el momento más sobresaliente de los veteranos de la Fuerza Pública, desde su reconocimiento como grupo poblacional otorgado con la ley 1979 de 2019”
Quienes alguna vez portaron el uniforme y las armas de la Nación, en pro de la defensa y soberanía nacional, y quienes ahora son distinguidos como: retirados, reserva o reserva activa para las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, son también reconocidos por la sociedad colombiana como veteranos de la Fuerza Pública. Así las cosas, este grupo poblacional logró en menos de una semana, lo que el presidente actual no ha podido hacer en nueve meses de gobierno desde su posesión presidencial: llenar la plaza de Bolívar en Bogotá.
Curiosamente, tan solo cinco días antes, en el mismo sector, se observaba una calculada y sistematizada escenografía de coacción social por parte de “supuestos” indígenas con una manifestación de mínima asistencia, pero con posturas y semejanzas de lo castrense, en defensa aparente de las políticas del gobierno actual y, más específicamente del Plan Nacional de Desarrollo que se debatía en el Congreso de la República durante su entrada teatral a la plaza de Bolívar.
De esta manera, ante los intentos fallidos, pero infundados para implementar el terror social urbano y rural en respaldo del sistema político actual, se han evidenciado apariciones de grupos al margen de la ley en cabeceras municipales, espectáculos indígenas dignos de un circo de terror y populismo puro, pero forzado desde balcones de la casa de Nariño al estilo “house of cards”, por parte del jefe de Estado y sus acompañantes; como característica propia de la mitomanía y las fracasadas dictaduras regionales.
Al respecto, como grupo sectorial los veteranos de Colombia por primera vez en la ciudad capital y ante el país, demostraron cohesión de grupo por una sola causa. Su reconocimiento se evidenció en la majestuosa colectividad protestante y pacífica ante un gobierno de izquierda que intenta adoctrinar las instituciones del Estado con tendencias socialistas del siglo XXI. En efecto, la voz callada de los uniformados en fila se complació en la voz representada de sus veteranos, realzando el sentimiento patriótico digno de una verdadera democracia y una defensa legítima de la institucionalidad.
Relevante y aplaudible concentración de veteranos, pero la tarea apenas comienza. Gracias a la usurpación indígena en la plaza de Bolívar de las cuestiones propias de los uniformados, se fusionó el sentir de quienes portaron el uniforme, sus familias y ciudadanos afines, de cara al nefasto gobierno de Gustavo Petro y la decadencia en todos los aspectos sociales de la Nación, en donde solo está en ascenso las actividades que atentan contra la seguridad, defensa y el orden público del país.
Los veteranos poseen ahora una mejor visualización de reconocimiento social, pero de la misma manera se enfrentan a una perplejidad de representación política; de la cual los partidos políticos tradicionales no dudarán aprovechar frente a las elecciones regionales de 2023. Nuevamente, se presentará la multiplicidad de candidatos de este gremio (incluyendo para la izquierda) como en las elecciones pasadas para congreso, sin mayor asertividad, en donde los únicos ganadores serán los partidos de siempre con sus politiqueros aferrados al poder principalmente tras las listas cerradas.
En cualquiera de los posibles escenarios venideros, quedó demostrado a través de los veteranos de la Fuerza Pública, un sentir social de los colombianos, los cuales, el gobierno debe atender con gran pertinencia respecto a las demandas sociales y económicas, que se han suscitado de frente a sus desacertadas políticas de turno y limitado conocimiento en la dirección de un país desde la sostenibilidad gubernamental. Nuevamente, la sociedad le recuerda al jefe de estado que “se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la mitad en contra”. (J.F. Kennedy)
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