I have a dream too

Estados Unidos de América, así se llama la primera potencia de occidente y también el país más poderoso del continente. Una súper potencia que en tiempos actuales es sin lugar a dudas el país del mundo donde hay mayor mezcla de culturas en el orbe, un verdadero consenso de razas y costumbres, que son el faro del orbe hace casi una centuria.

La Unión Europea es una unidad política sui generis en derecho que une económicamente y en libre tránsito, en integración y gobierno a los pueblos de Europa. Son 27 países asociados que comenzaron a proyectar lo que son hoy en día, desde.1.993 con el tratado de Maastrich. De facto tienen como capital a Bruselas y gozan de un Parlamento Europeo que cobija a cada uno de los estados asociados en la toma de decisiones colectivas.

Es interesante gestar una discusión sobre una real unidad continental, enmarcada en el liderazgo de los EE.UU. pero agregando 20 nuevos asociados a la gran bandera continental de las barras y las estrellas, incluyendo a todos los países desde México, hasta la Argentina. El cobre chileno, los hidrocarburos venezolanos, el oro, la plata y el zinc de Perú, en fin… Una nueva superficie para la geopolítica orbital anglosajona de 20.038.800 kms2 y el sempiterno anhelo de no tener fronteras en nuestro nuevo y propio mundo, en donde nos encontremos como hermanos americanos bajo preceptos comunes de moneda, uniéndonos todos en el dólar y en el amparo de la fuerza bélica yankee, con un organismo legislativo de facto y con sede en alguno de los nuevos socios.

Proceso que puede darse paulatinamente con la unión de algunos primeros estados a la unión americana bajo el liderazgo del país del norte, deben ser ellos los que busquen la expansión con la inclusión de nuestros pueblos a este. La América precolombina fue de pueblos nativos hermanos, debemos propiciar ese magno relato, es una clara utopía, pero las grandes campañas humanas de expansión se han consolidado abriendo el diálogo, la esperanza, la luz a una misiva que es posible considerar a futuro.

Una unidad bajo los preceptos de nuestros padres fundadores continentales, Washington, Hidalgo, Bolívar, Pedro I, San Martín, Páez y Santander, también los grandes héroes de cada república en tiempos posteriores, ¡Claro que es posible!.

Estas misivas son las que deben proyectarse en organismos multilaterales como la OEA, la unión hace la fuerza y considerable argumentar que los EE.UU. retornen a ser el país más poderoso y grande en el mundo, lugar que en ambas aristas ocupa China, quien es la amenaza máxima a la seguridad del planeta tierra.

Un primer intento para tal propósito lo podríamos dar de manera autónoma si planteamos como no, cambiarnos nuestro nombre de país, Colombia, la tierra de Colón, él fue un genocida que esclavizó a nuestros aborígenes para hurtarnos el oro y nuestras riquezas naturales, asesinando con su liderazgo nuestra cultura y costumbres.

Hay que eliminar la enseñanza tradicional del descubrimiento de América, no hubo tal suceso, ya existía un claro intercambio cultural entre los vikingos y nuestros antepasados, lo que sucedió en 1.492 fue el comienzo del exterminio de nuestra identidad continental, con espada nos impusieron a Cristo y a la Virgen, Pizarro con el advenimiento de pueblos nativos cansados de los altos tributos de Atahualpa aniquiló el gran imperio inca, los aztecas también se unieron a la revuelta de Cortés por el mal gobierno Moctezuma, y en el sur y norte, aniquilaron los grandes gobiernos antes soberanos, irrespetando y desconociendo nuestra sabiduría astronómica, agrícola y de relacionamiento social, deidades y demás.

Ahora sí tendría toda la coherencia que nos llamemos todos americanos y no tan solo los del norte, los Estados Unidos de América, desde Alaska hasta Ushuaia. ¡Las barras y las estrellas se adueñan de mi bandera, diría Ricardo Arjona, y a mí me enloquece y me fascina esa idea!.

Santiago Jaramillo Botero

Santiago Jaramillo Botero es comunicador y relacionista corporativo de la Universidad de Medellín, fue concejal de Medellín en el periodo 2.016 a 2.019 y es columnista de opinión en Al Poniente desde su primer año.

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