¡Hasta cuándo Catilina, abusaréis de nuestra paciencia!

En 1819, el 20 de febrero, a orillas del río Orinoco, en territorio que es hoy Venezuela, según aparece publicado en el periódico El Correo del Orinoco, Simón Bolívar, quien ya controlaba los llanos orientales venezolanos, y quien había logrado organizar un verdadero ejército, instala el llamado Congreso de Angostura. Ese Congreso fue presidido por el Medellinense Francisco Antonio Zea. En la instalación del Congreso, Bolívar vierte toda su sabiduría geopolítica que había madurado con su experiencia desde las declaraciones de independencia de 1810, la Campaña Admirable de 1813, la retirada a los Llanos Orientales y la organización de los militares que se habían acogido a los Llanos por haber sido desplazados de las ciudades ante la reconquista española liderada por Pablo Morillo, después de vencer en España la invasión napoleónica.

Sobre ese discurso, que recoge todo su pensamiento, me permito para hoy, mostrar el siguiente párrafo:

“Roma y la Gran Bretaña son las naciones que más han sobresalido entre las antiguas y modernas; ambas nacieron para mandar y ser libres, pero ambas se constituyeron, no con brillantes formas de libertad, sino con establecimientos sólidos. Así, pues, os recomiendo, representantes, el estudio de la constitución británica, que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los pueblos que la adoptan; pero por perfecta que sea, estoy muy lejos de proponeros su imitación servil. Cuando hablo del gobierno británico, sólo me refiero q lo que tiene de republicano; y a la verdad, ¿puede llamarse monarquía un sistema en el cual se reconoce la soberanía popular, la división y equilibrio de los poderes, la libertad civil de conciencia, de imprenta y cuanto es sublime en la política? ¿Puede haber más libertad en ninguna especie de república? ¿Y puede pretenderse más en el orden social? Yo os recomiendo esta Constitución, como la más digna de servir de modelo a cuantas aspiran al goce de los derechos del hombre y a toda felicidad política que es compatible con nuestra frágil naturaleza.”

Simón Bolívar que había estudiado en Francia, y muy profundamente la historia del mundo, recoge una gran admiración por el pueblo británico, porque es, por esencia, republicano. La monarquía no desconoce la soberanía popular, no desconoce la división ni el equilibrio de los poderes, no desconoce la libertad civil de conciencia ni de imprenta. Creo que de esa admiración y profundo estudio y meditación del pueblo británico es de dónde extrae las nociones de un ejecutivo fuerte, pero responsable ante los otros poderes. Siempre respetando el equilibrio de poderes expresados por Montesquieu y copiados de la república romana: Cónsules, Senado y Asamblea son el ejemplo que extrajo Polibio de un equilibrio y división de poderes.

Gustavo Petro Urrego, presidente de Colombia, detentador del poder ejecutivo, se va lanza en ristre contra el Congreso de la República y amenaza con ir a las calles si el Congreso no se hace genuflexo para que le apruebe los proyectos de ley que él ha propuesto. Viola la ley de bancadas y de los partidos para hacerlos pedazos arrinconando a los cobardes parlamentarios que solo quieren la tajada o mermelada correspondiente.

Pero va más lejos, ahora ha decidido romper lanzas con el Fiscal General de la Nación para someterlo, humillarlo y sacarlo del ruedo insultando su independencia y amenazando a su familia. Se le ha pasado por alto a Petro que quien elige Fiscal General es la Corte Suprema de Justicia al tenor de lo que manda el art 249 de la CN de terna que envía el Presidente de la República, y que la Corte no tiene término para hacer esa designación como ya lo hizo con la terna que le envió en su momento el Presidente Álvaro Uribe Vélez.

Se le está olvidando a Petro que el Fiscal General de la Nación al tenor del mismo artículo 249 es parte de la rama judicial y no del ejecutivo:

“ARTÍCULO 249La Fiscalía General de la Nación estará integrada por el Fiscal General, los fiscales delegados y los demás funcionarios que determine la ley.

El Fiscal General de la Nación será elegido para un período de cuatro años por la Corte Suprema de Justicia, de terna enviada por el Presidente de la República y no podrá ser reelegido. Debe reunir las mismas calidades exigidas para ser Magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

La Fiscalía General de la Nación forma parte de la rama judicial y tendrá autonomía administrativa y presupuestal”

Se comprueba entonces que el Ejecutivo (Petro Urrego) está en violento ataque a la independencia de poderes contra el Legislativo y contra el Judicial, violentado otro artículo de la Constitución Nacional que obliga a la armonía entre los poderes públicos:

“ARTÍCULO 113Son Ramas del Poder Público, la legislativa, la ejecutiva, y la judicial.

Además de los órganos que las integran existen otros, autónomos e independientes, para el cumplimiento de las demás funciones del Estado. Los diferentes órganos del Estado tienen funciones separadas pero colaboran armónicamente para la realización de sus fines.”

Me parece pertinente repetir la frase de Marco Tulio Cicerón contra Lucio Sergio Catilina: ¡Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra! ¡Hasta Cuándo Catilina (Petro) abusareis de nuestra paciencia!

Julio González Villa

Doctor en Derecho U. Externado de Colombia; Abogado UPB; Magíster Administración de EAFIT; Especialista Derecho Ambiental U. Externado y Derecho Administrativo y Comercial.

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