¡HÁGANSE LOS LOCOS!

No será Colombia el único país donde los comprometidos en desafueros, silencios cómplices, graves acciones y omisiones, se hagan los locos para hurtarle el cuerpo a las responsabilidades, pero a fe que conmueve la frescura con que altos dignatarios salen a decir ahora que no supieron de la existencia de ciertas grabaciones contentivas de pruebas relacionadas con la comisión de hechos que por poco dan al traste con la institucionalidad, de alguna manera existente para la época del Proceso 8000.

Aparte de recordar que aquí tuvimos un presidente elegido con recursos del narcotráfico, negocio a la sazón criminal como hoy, el ex presidente Andrés Pastrana Arango acaba de publicar una memorias en las que hunde aún más el dedo en la llaga purulenta, divulgando nombres de eslabones perdidos y detalles adicionales de aquella trama de encubrimiento que sacudió las entrañas de la sociedad y la política.

A los precisos señalamientos, el principal responsable guarda silencio inculpante no obstante que debería hacer gala de memoria de elefante, al paso que ciertos validos se han limitado a apostrofar con mentiras mayores que la que pretenden señalar y el conocido hijo del modisto omite decir que su boca es suya para responde por las tijeras con que supuestamente dieron al traste con importante número de títulos.

El caso peor es del ex presidente César Gaviria Trujillo quien, salido de la ropa, salió prácticamente a vociferar en contra del denunciante, haciéndolo objeto de agresiones verbales que en nada desvirtúan el fondo del grave asunto, entre los graves que ha sufrido la República. Creyó el ex mandatario desatar jauría carnicera en contra del intrépido doctor Pastrana y lo que obtuvo fue vasta reprimenda en las redes sociales a la manera de las nalgadas que reciben los chiquillos embusteros. Como diría avisada dama, al doctor Gaviria el ojo le quedó maltrecho y morado, no siendo una alegoría por fina que pudiera parecer.

Para colmo de la trágica comedia, mientras aquello retumbaba en los oídos del estupefacto público, los protagonistas y otros personajes menores de aquel entonces, se reunían en Convención Liberal en la noble Cartagena para encumbrar a alias el doctor mamola a la cima de la lista de candidatos al Senado, como quien dijera que, luego de veinte años de los sucesos y para conmemorarlos, valía la pena reivindicar el 8000 en cabeza de una de sus más ‘egregias figuras’, presagio de la renovación de viejos vicios partidistas insepultos.

En otro escenario, Avianca le achacaba la culpa de la cancelación de setenta y siete vuelos en un solo día, a una nube de marcianos que cayeron sin aviso sobre el terminal aéreo de Bogotá, porque para nada tendrían que ver el monopolio que ejerce la empresa sobre el sesenta por ciento de las rutas nacionales y una insuficiente capacidad operativa.

Y podría abundar en ejemplos de cómo en Colombia, a la hora de ¡háganse los locos!, abundan los expertos en sacar las nalgas, como bien se dice en la sabia jerigonza popular, solo que esta vez se las prendieron con candela y ahí andan buscando extintores para sofocar el fuego.

Tiro al aire: hay políticos que tienen memoria y pueden publicar reminiscencias, mientras que hay otros que no lo hacen porque sufren amnesia a aquellos propósitos. ¡Plop!

 

FRANCISCO GALVIS RAMOS  Abogado y comentarista en internet.
FRANCISCO GALVIS RAMOS
Abogado y comentarista en internet.

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