“El reto en materia de salud será enorme para el próximo presidente, independientemente de la esquina política desde la cual nos toque (en virtud de quien gane la contienda electoral) a juzgar por los dos enfoques disímiles de los candidatos. En este artículo pretendo hacer un resumen de ambas propuestas en materia de salud para tener elementos de juicio que le permitan a la ciudadanía tomar una decisión de cara a las urnas”
Habiendo pasado la jornada electoral de primera vuelta y teniendo en este momento los candidatos definidos para la segunda, es importante tener claras las propuestas de los dos candidatos que se disputan la presidencia: Gustavo Petro y Rodolfo Hernandez.
Una necesidad sentida por la mayoría de los colombianos es mejorar el Sistema de Salud en función de factores como la accesibilidad, la calidad, la oportunidad en la atención, la cobertura de servicios en poblaciones distantes y cerrar las brechas que profundizan la desigualdad y la inequidad en la sociedad.
El reto en materia de salud será enorme para el próximo presidente, independientemente de la esquina política desde la cual nos toque (en virtud de quien gane la contienda electoral) a juzgar por los dos enfoques disímiles de los candidatos. En este artículo pretendo hacer un resumen de ambas propuestas en materia de salud para tener elementos de juicio que le permitan a la ciudadanía tomar una decisión de cara a las urnas. La fuente de consulta que se tomó para este artículo de opinión fueron los planes de gobierno que ambos candidatos tienen publicados en sus páginas web. No se tuvo en cuenta las opiniones de otros medios de comunicación con el fin de que el análisis fuese lo más imparcial posible.
Empecemos con Gustavo Petro.
Su plan de gobierno en materia de salud inicia con el siguiente eslogan “Salud para la vida y no para el negocio” lo cual de entrada muestra un claro indicio de que habrá un cambio en el sistema; esto es congruente con las opiniones que en múltiples entrevistas a dicho acerca de la función de las EPS y su excesivo protagonismo, en especial el financiero (recordemos que las EPS son un tercero que se queda con gran parte de los recursos por hacer su “gestión administrativa” muchas veces perjudicando la estabilidad de las IPS).
Gustavo Petro propone un “sistema único, público, universal, preventivo y predictivo, participativo, descentralizado e intercultural” con una cobertura de servicios que “no dependa de la capacidad de pago ni de la intermediación administrativa ni financiera”, lo que confirma que las EPS desaparecerían, de modo que el recaudo y la administración de los recursos estarían a cargo de un “Fondo Único de Salud” (FUS) que tomaría las funciones del actual ADRES (Administradora de los Recursos de la Seguridad Social en Salud). Además de recaudar y administrar, el FUS también se encargará de asumir funciones del aseguramiento que las EPS ya no tendrían, verbigracia: unificar fuentes de financiación, recaudo, brindar soporte administrativo, garantizar el pago de los servicios, realizar funciones de auditoría y control del gasto.
El sistema pasaría de ser de tipo mixto (con preponderancia del sector privado como actualmente lo es) a un modelo público sin la odiosa separación de la población en regímenes (propone eliminar el régimen contributivo y el subsidiado para unificar todo).
En cuanto al delicadísimo tema financiero, el plan de gobierno de Gustavo Petro deja un poco a la interpretación de cada quien, ya que propone una financiación con “impuestos progresivos y cotizaciones equitativas”. ¿Qué quiere decir con ésto? ¿Se crearán nuevos impuestos, o se reorganizarán los que ya están? En cuanto a las cotizaciones equitativas podríamos decir que ya existen, pues éstas se hacen teniendo en cuenta la base de cotización, de modo que es equitativo (se supone porque, en teoría, actualmente los que ganan más, pagan más)
En materia de política en salud pública propone recuperar la autoridad sanitaria a través de un “Consejo Nacional de Salud, con la participación de la academia, los gremios, las sociedades científicas, los trabajadores de la salud y los pacientes, bajo el liderazgo del Ministerio de Salud”.
El modelo preventivo (incluyente con prácticas ancestrales de las comunidades) que propone será operado por redes integradas con “un enfoque territorial de atención primaria, con integración a los niveles de atención de mediana y alta complejidad, a través de la red hospitalaria pública y privada de carácter nacional, departamental y regional, garantizando la libre escogencia”. Personalmente, en la práctica veo muy difícil la integración de la red pública con la privada, por un lado porque se presentaría una competencia desigual y por otro lado por las exigencias tarifarias dispares.
Propone también dos puntos que han sido un sueño anhelado por los médicos desde la aparición de la Ley 100: la implementación de una historia clínica electrónica unificada y la estabilidad laboral de los profesionales de la salud “con primacía de la realidad frente a la formalidad, la remuneración justa, la promoción, la formación permanente” que busca “resolver la injusticia laboral” y fomentar la formación (con financiación pública) de las especialidades “para salir del déficit histórico de personal de salud”.
Como todas estas propuestas, (que en el papel la mayoría se ven bien), no son de aplicación inmediata, Petro propone un plan de transición para que se inicie su aplicación mientras se surten los trámites pertinentes en el Congreso de la República para su transformación definitiva.
Continuemos con Rodolfo Hernandez.
Su plan de gobierno en materia de salud de inicia con un análisis (un diagnóstico casi periodístico) de los problemas del Sistema de Salud, problemas que son ampliamente conocidos por todos: el reconocimiento de la salud como derecho fundamental, los problemas de calidad y oportunidad, el entendimiento de que a pesar que la cobertura es “casi universal” van en aumento las inconformidades por fallas en la prestación de los servicios, problemas por falta de entregas de medicamentos no PBS (por fuera del Plan Básico de Salud), el desbalance entre los afiliados en los dos regímenes (mayor población de subsidiados en contraste con una menor población de los contributivos, lo cual se sabe desde que inicio la misma Ley 100), la deuda cada vez más creciente de las EPS para con las IPS y las ESE (Empresa Social del Estado, que son las IPS públicas), la falta de médicos generales y especialistas, los problemas de accesibilidad de las especializaciones y los costos elevadísimos para estudiar, los malos sueldos de los profesionales de la salud y el régimen contractual paupérrimo de los mismos.
Todos estos problemas son sabidos por todos los profesionales de la salud y los mismos pacientes, ¿entonces, qué propone Rodolfo Hernandez en materia de salud?
Sus propuestas inician con la pregunta: ¿Qué se puede hacer y cómo? No sé si es un inicio acertado, porque da la impresión de que sabe cual es el problema, pero no tiene claro aún la solución (es mi opinión, saquen ustedes la suya).
El candidato propone que por “vía normativa garantizar el pago oportuno a los prestadores, eliminando costos financieros que asumen las instituciones prestadoras por la cartera”, pero no dice cómo ni mediante qué “normas” ya que las normas (valga la redundancia) que permiten a los acreedores hacer valer sus derechos ya están inventadas y aun así la cartera no cesa.
Propone “diseñar un modelo de control de precios unitarios aplicables a los procesos de prestación de servicios”, es decir, unificar las tarifas de todos los prestadores de salud “de manera que los costos no se salgan de un rango de utilidad aceptable”. La pregunta es ¿cómo lo va a hacer? ¿Cuál sería el rango aceptable de utilidad? Por otro lado, sí es necesario unificar el régimen tarifario, pero cómo va a organizar el ese galimatías si en Colombia coexisten múltiples de modelos como ISS, SOAT, entre otros, y no se sabe cuál es peor por los desactualizados que están.
Propone un modelo de salud preventiva (al igual que Petro) pero basado no solo en la gestión del médico familiar, sino también en la “responsabilidad del mismo paciente” y enfatiza en el índice de masa corporal (como si ese fuera el único factor a controlar en la gestión del riesgo en salud). Este punto lo dejo a interpretación del lector, pero la mía es que hay que tener cuidado con este tipo de propuestas: ¿qué pasa si una persona deliberadamente o no, no logra controlar su obesidad? ¿Podría el sistema dejar de prestarle servicios por faltar a su responsabilidad?
Al igual que Petro, el ingeniero Hernández propone eliminar los regímenes existentes, mejorar el acceso a las especializaciones médicas con “subsidios de manutención temporal” (no es del todo igual con la propuesta de Petro, ya que habla de generar subsidios en vez de cambiar la política pública en educación), recuperar la red pública en salud, regular los precios de los medicamentos e incentivar la industria farmacológica nacional y la investigación, eliminar “la intermediación” de las EPS, de las cajas de compensación (pero no dice quién asumirá la función del aseguramiento, tema que Petro sí plantea) así como las cooperativas. Por último propone aumentos de salarios en el personal de salud y reducir al máximo (no totalmente) los contratos por prestación de servicios.
En conclusión hay algunas propuestas parecidas en ambos candidatos, pero la pregunta que más surge no es qué se quiere mejorar porque todos sabemos los problemas, sino el cómo se va a mejorar. cual es el derrotero. Quién conoce mejor al país.
Vote con conocimiento de las propuestas de los candidatos, no por moda, no por temor.
Vote a conciencia.
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