Desde que el presidente Gustavo Petro, junto a la ex ministra Córdoba, socializaron la propuesta de reforma a la salud, se armó un gran debate y, como en Colombia nos gusta tomar partido, aparecieron los que dicen “acaben esas EPS” y los que no: “El sistema tiene fallas, ya se probó; hay que mejorarlo en vez de empezar de cero”.
Como columnista, no tomaré una posición en aras de no politizar, porque como mencioné anteriormente, los colombianos tomamos partido desde un punto político y no técnico al hablar de algo. Por el contrario, hablaré de la guerra fría entre las EPS y el mandatario. Así las cosas, esta reforma se presentó el 3 de febrero de 2024 al Congreso de la República e inició su trámite en la Cámara de Representantes. De un total del 100% de su articulado, esta cámara aprobó el 68%. En ese sentido, el texto original perdió un total del 32% y aún seguía en cuidados intensivos.
Aquí es donde la coherencia de la bancada del Pacto Histórico, liderada por el gobierno de Gustavo Petro, no ha sido lo suficientemente firme al momento de votar. En el texto se debatían los artículos de la reforma a la salud, entre los cuales uno representaba un riesgo para todos al ser potencialmente inconstitucional, transgrediendo los artículos 305 y 315 de la Carta Magna. En su texto original, el gobierno proponía que «Los directores de los centros de salud públicos deben ser nominados mediante procesos de selección rigurosos». En ese sentido, la reforma presentaba deficiencias constitucionales peligrosas, evidenciando la falta de seguridad de un gobierno que propone una reforma con artículos potencialmente inconstitucionales.
La misma bancada del Pacto Histórico votó a favor de eliminar el artículo «que proponía un concurso de méritos para ser gerente», lo cual para el gobierno fue una traición, ya que es precisamente en ese proceso donde se elimina la burocracia para nombrar a dedo a los gerentes de las instituciones de salud. No se sabía si era un requisito o una terna para participar en el concurso y ser gerente; todo quedó en el limbo y el artículo quedó fuera de la reforma.
Lo anterior, por parte del mandatario, pero ahora es importante escuchar al sector de las EPS agremiadas en la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (ACEMI), que representa a las empresas privadas afiliadas que administran servicios de salud bajo diferentes modalidades. Según ellos, «decir que las EPS son prestadores de servicios de salud equivale a eliminarlas. Además, mantener el nombre de las EPS no significa mantener su rol de aseguradores, y el proyecto fragmenta sus funciones y las divide entre diferentes entidades, lo cual podría generar un gran caos dentro del sistema». El gremio alertó que nadie estaría asumiendo la responsabilidad y la función de gestionar el riesgo en salud, y que, con el proyecto, «ambas desaparecen». Por el contrario, se estaría trasladando la responsabilidad de conformar, coordinar y articular la red de servicios a las secretarías de salud de las entidades territoriales departamentales y municipales, y el Estado en su conjunto no tiene la capacidad.
Por último, es importante escuchar a los médicos que llevan la carga del paciente y la relación con las EPS. La Dra. Verónica Garrido González, médica general, quien ha dedicado sus años a trabajar en diferentes instituciones médicas de poblaciones de Colombia, refiere que; “Personalmente me siento muy, pero muy triste porque se hundió la reforma. Se tenía la esperanza de que esto mejorara, al menos en la forma de contratación del personal de salud y en la atención a la población para que sea oportuna y no cuando su patología ya esté avanzada y no se pueda hacer nada. No pensamos en el bien personal, sino en el bien común. Da impotencia ver cómo hay personas que aplauden el fracaso de la reforma y son gente tan pobre mentalmente que no tienen ni idea de qué es una EPS ni de las consecuencias que esto trae. ¿Será que piensan que nunca se van a enfermar? Le ha quedado tan difícil al gobierno hacer las cosas como se las venía proponiendo y todo por la oposición que le hacen la vida imposible al presidente. No lo dejan gobernar; él es una persona inteligente que piensa en el pueblo y en el sufrimiento, pero no, ahora ganaron otros que sí pensaron en el bien personal. Uno se pregunta, ¿quiénes serán los dueños de las EPS? A ellos no les convenía que se aprobara porque, claro, se les acababa la “teta”. El sistema de salud no debe empezar de cero; se puede modificar y, lamentablemente, veo esto lejos de la realidad.»
La Dra. Verónica Garrido toca un elemento interesante de la discusión: “El sistema de salud no debe empezar de cero; se puede modificar y de ahí hacer grandes modificaciones técnicas y mejorar las figuras de las superintendencias de salud, pues el Estado no tiene la infraestructura médica para prestar los servicios médicos y por ello los privados deben construir clínicas, pero esto debe tener un control más riguroso y de calidad donde el paciente sea el sujeto más importante.
El gobierno perdió esta batalla fría, pues el 4 de abril de 2024, se puede decir sugestivamente que las EPS ganaron, ya que la reforma no pasó en el Congreso de la República y, por el contrario, se archivó. Esta guerra fría terminó; el gobierno entendió o supo que a las malas no era el camino. Ahora, la pregunta más grande es qué va a pasar con el servicio médico para las poblaciones más vulnerables, ¿o intentará imponer su reforma a través de decretos o ahogando financieramente a las EPS?»
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