Gustavo Petro: El Populismo que Divide a Colombia

Gustavo Petro, con un discurso cargado de falacias y populismo, se presenta como un mártir incomprendido mientras utiliza estrategias propagandísticas para consolidar su poder. Este análisis expone las falacias y manipulaciones detrás de su retórica, mostrando cómo su liderazgo divide a Colombia en lugar de unirla.


El discurso que fragmenta un país en lugar de unirlo

Gustavo Petro, en su reciente intervención durante la asamblea de la Colombia Humana, una vez más desplegó su característico discurso lleno de victimización, ataques a la oposición y promesas grandilocuentes. Lo que debería haber sido una oportunidad para exponer de manera clara y serena los logros y desafíos de su gobierno, se convirtió en un espectáculo cargado de falacias y manipulaciones. En lugar de ejercer la dignidad que se espera de un presidente de la República, Petro optó por asumir el papel de mártir incomprendido, lanzando acusaciones incendiarias contra sus adversarios y los medios de comunicación, a los que calificó de “goebbelianos”, ¿acaso no es él quien aplica al pie de la letra los 11 principios de la propaganda de Joseph Goebbels?

Este tipo de retórica no es nueva en Petro, pero en medio de su silencio e indirecta defensa del comportamiento de Nicolás Maduro, no deja de ser preocupante verlo recurrir a tácticas tan manipuladoras desde la más alta magistratura del país. Su intervención no solo refleja un desespero de mantener cohesionada a su base de apoyo, sino que pone en evidencia su estrategia deliberada de distorsionar la realidad para consolidar su poder.

El propósito de esta columna es desenmascarar las estrategias discursivas de Petro, analizando su discurso bajo tres lentes: la identificación de cinco falacias argumentativas utilizadas por él, la aplicación de los 11 principios de la propaganda de Joseph Goebbels, y el uso del populismo para movilizar a sus bases. Este análisis muestra cómo, bajo el pretexto de defender la democracia y la justicia social, Petro manipula la verdad y se convierte en aquello que tanto critica, faltando además a la clásica teoría de la correspondencia de Aristóteles, donde una afirmación es verdadera si y solo si corresponde con la realidad.

Las Falacias Argumentativas en el Discurso de Petro

El discurso de Gustavo Petro está plagado de falacias argumentativas, herramientas que utiliza de manera estratégica para confundir, manipular y desviar la atención de sus verdaderas intenciones. Una falacia argumentativa es un error de razonamiento que, aunque pueda parecer convincente, no resiste un análisis lógico riguroso. A continuación, cinco de las falacias más evidentes en su intervención, cada una de las cuales revela su intento de distorsionar la verdad y manipular la percepción pública.

  1. Falacia Ad Hominem: Recordemos que una falacia ad hominem se produce cuando en lugar de refutar un argumento, se ataca a la persona que lo sostiene. Petro recurre a esta táctica para deslegitimar a sus adversarios, enfocándose en atacar su carácter en vez de debatir sus ideas.

«Nos cerraron la democracia… la Constitución ahí si no funcionó, un Consejo Nacional Electoral impidió que este movimiento… no tenía opción legal de vivir en el país. (Petro, 2024)»

Petro acusa directamente a sus rivales políticos de cerrar la democracia y manipular las instituciones para mantenerlo fuera del juego político. En lugar de presentar pruebas o debatir el fondo de sus políticas, se enfoca en demonizar a quienes considera sus enemigos, como si no hubieran tenido derecho al debido proceso y atentando contra la división de poderes en su condición de presidente.

  1. Falacia del Falso Dilema: La falacia del falso dilema ocurre cuando se presentan solo dos opciones posibles, omitiendo alternativas viables, para forzar una elección entre extremos.

«Hay dos proyectos en competencia… el proyecto de la exclusión de las mayorías… y el proyecto de salir de ahí para construir una sociedad democrática y justa.(Petro, 2024)»

Petro simplifica la realidad política, reduciéndola a una lucha entre su visión de justicia social y un retorno a la violencia y exclusión. Omite deliberadamente cualquier otra opción, forzando a sus seguidores a elegir entre él y un supuesto caos, como si realmente el país en sus manos no siguiera siendo un verdadero caos.

  1. Falacia de Apelación a la Emoción: La apelación a la emoción se utiliza para manipular los sentimientos del público en lugar de presentar un argumento lógico y racional.

«Quieren seguir enriqueciéndose con este país tan rico y excluyendo como han excluido como descendientes de esclavistas a las mayorías de Colombia… acostumbrados a asesinar. (Petro, 2024)»

Petro recurre a imágenes cargadas de resentimiento y temor, invocando el legado de la esclavitud y la violencia histórica para movilizar a su audiencia. En lugar de argumentar racionalmente, explota el dolor y la indignación de la gente para obtener apoyo.

  1. Falacia del Hombre de Paja: La falacia del hombre de paja se produce cuando se tergiversa el argumento del oponente para hacerlo más fácil de atacar.

«Quieren manipular al pueblo a través de la información… La mentira, una, dos y tres veces repetida tal como decía Goebbels. (Petro, 2024)»

Petro caricaturiza a sus oponentes como manipuladores mentirosos que siguen las enseñanzas de Goebbels, ignorando las críticas legítimas y complejas que se le pueden hacer. Al construir este hombre de paja, evita enfrentarse a los verdaderos argumentos de sus adversarios.

  1. Falacia de la Generalización Apresurada: La generalización apresurada ocurre cuando se hacen afirmaciones generales a partir de una evidencia insuficiente.

«En este gobierno se ha demostrado cómo es vivir en democracia, cosa en la cual no estaban acostumbrados los colombianos porque no vivían en democracia. (Petro, 2024)»

Petro sugiere que antes de su gobierno, Colombia no conocía la democracia, lo cual es una generalización insostenible. Descalifica todo el sistema democrático del país con una afirmación que no se apoya en un análisis riguroso ni en evidencia suficiente, por el contrario, es fácil de desvirtuar viniendo de alguien que llegó a la presidencia por elección popular en democracia y de quien además transitó por la mayoría de cargos de elección popular a nivel nacional y local.

La Estrategia Goebbeliana en el Discurso de Petro

Me llamó mucho la atención que, en medio de falacias, Gustavo Petro acuse a la extrema derecha de utilizar una estrategia goebbeliana, cuando es él quien aplica de manera meticulosa los 11 principios de Joseph Goebbels en su estrategia comunicativa. Petro, en su afán por victimizarse y desacreditar a sus opositores, afirmó que la prensa y sus adversarios repiten mentiras «como Goebbels», intentando manipular al pueblo colombiano. Sin embargo, un análisis cuidadoso de su discurso revela que es Petro quien encarna de manera evidente estas tácticas propagandísticas, construyendo una narrativa basada en la manipulación emocional y la distorsión de la realidad. A continuación, vemos cómo Petro aplica cada uno de los principios de Goebbels en su intervención.

  1. Principio de la simplificación y del enemigo único: Este principio consiste en reducir la complejidad de los problemas a una única causa o enemigo.

“Nosotros no tenemos el Estado, tenemos un gobierno; ellos tienen el Estado y están acordando de tal manera que a la sociedad colombiana no se le vuelva a ocurrir votar por alguien diferente a la oligarquía. (Petro, 2024)»

Petro simplifica los problemas estructurales de Colombia, reduciéndolos a una lucha entre su gobierno y una oligarquía todopoderosa que controla el Estado. Al crear este enemigo único, busca unificar a su base en torno a una causa común, eliminando matices y complejidades en el análisis.

  1. Principio del método de contagio: Este principio consiste en reunir a todos los enemigos en una misma categoría, extendiendo la animosidad hacia cualquiera que esté en desacuerdo.

 «Una revista de la extrema derecha… creyendo que nos podían destruir de esa manera. (Petro, 2024)»

Aquí, Petro agrupa a sus críticos, medios de comunicación y opositores bajo la etiqueta de «extrema derecha», contaminando la percepción pública de cualquier crítica hacia su gobierno. Al hacerlo, deshumaniza a sus adversarios y los convierte en un blanco colectivo de odio, haciendo lo que antes criticaba: persiguiendo a la prensa.

  1. Principio de la transposición: Este principio consiste en atribuir al adversario los errores y defectos propios.

«Repiten y repiten la calumnia porque lo que se intenta es que no volvamos a ser mayoría. (Petro, 2024)»

Petro acusa a sus adversarios de utilizar tácticas goebbelianas para desacreditarlo, cuando en realidad es él quien repite insistentemente estas acusaciones para desviar la atención de sus propios fallos y estrategias manipuladoras. Es una transposición clara: acusa a otros de lo que él mismo está haciendo, ignorando que muchos de sus problemas han emergido de los suyos, como Nicolás Petro y su exnuera.

  1. Principio de la exageración y desfiguración: Este principio se basa en exagerar y distorsionar los hechos para convertir cualquier anécdota en una amenaza grave.

«Interceptaron las comunicaciones de Colombia Humana… haciendo un Watergate probablemente mayor del que hizo Nixon contra el Partido Demócrata en los Estados Unidos. (Petro, 2024)»

Petro exagera la situación, comparando la interceptación de comunicaciones a un escándalo de la magnitud de Watergate. Esta exageración busca inflamar el resentimiento y la paranoia entre sus seguidores, retratándose a sí mismo como víctima de una conspiración monumental, ignorando nuevamente que las grabaciones las filtró alguien que estuvo en las reuniones.

  1. Principio de la vulgarización: La propaganda debe simplificarse al nivel del menos inteligente de los individuos a los que va dirigida.

«Los de la extrema derecha querían arrinconarme, dejándome sin con qué comer a mis hijos y a mí mismo. (Petro, 2024)»

Este fragmento muestra cómo Petro recurre a un lenguaje sencillo y emocional, apelando a la preocupación básica por la supervivencia familiar. Al simplificar la narrativa y reducirla a términos casi vulgares, busca conectar con los sectores más vulnerables y menos informados de la población.

  1. Principio de orquestación: Consiste en limitar la propaganda a un número pequeño de ideas, repetidas incansablemente desde diferentes perspectivas.

«Ellos quieren que esta pesadilla para ellos que se llama democracia popular se acabe y no vuelva más en la historia de Colombia. (Petro, 2024)»

Petro repite de forma constante la idea de que su gobierno representa la «democracia popular» y que sus opositores desean destruirla. Esta repetición sistemática busca instalar en la mente del público la idea de que cualquier oposición a su gobierno es antidemocrática.

  1. Principio de renovación: Este principio implica emitir constantemente nuevos argumentos para que cuando el adversario intente refutar uno, el público ya esté enfocado en otra cosa.

«Ahora andan ahí tratando de ensuciar el triunfo del 2022 diciendo que la mafia dio dineros… una y otra vez durante dos años la prensa repitiéndolas como Goebbels. (Petro, 2024)»

Petro introduce nuevas acusaciones y teorías de conspiración de manera continua, haciendo difícil que sus oponentes mantengan el ritmo para refutar cada afirmación. Al mantener a su audiencia en un estado de alerta constante, evita que se concentren en los fallos de su administración, ignorando que fue su hijo el que repitió una y otra vez, que la mafia dio dineros.

  1. Principio de la verosimilitud: Consiste en construir argumentos a partir de fragmentos de verdad, mezclados con información engañosa.

«Interceptaron nuestras comunicaciones… no hay una sola investigación al respecto. (Petro, 2024)»

Petro mezcla un hecho verificable (la interceptación) con la insinuación de que no hay investigaciones debido a una conspiración en su contra. Esta mezcla de verdad y mentira busca crear una narrativa creíble pero manipulada.

  1. Principio de la silenciación: Consiste en acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario.

«Los que critican los déficits democráticos de otros países no se miran el ombligo. (Petro, 2024)»

Petro evita discutir las críticas legítimas hacia su gobierno, desviando la atención hacia los fallos de sus adversarios. Al hacerlo, silencia cualquier discusión sobre las deficiencias de su propia gestión. Ignorando que él critica los déficits democráticos de la derecha, pero calla frente a lo que sucede con sus amigos de la izquierda.

  1. Principio de la transfusión: La propaganda opera sobre un sustrato preexistente de mitos, prejuicios o actitudes tradicionales. 

«Nosotros somos la primera fuerza política en Colombia… ellos no se pueden aguantar que alguien con café de leche en la piel y que no es de sus familias gobierne. (Petro, 2024)»

Petro recurre a temas raciales y clasistas profundamente arraigados en la historia de Colombia para movilizar resentimientos y construir su narrativa de lucha contra una élite opresora. Este uso de prejuicios históricos refuerza su mensaje y solidifica su base de apoyo. 

  1. Principio de la unanimidad: El objetivo es convencer al público de que todos piensan igual, creando una falsa impresión de unanimidad.

«El pacto histórico hoy es la única fuerza que puede vertebrar políticamente la sociedad colombiana porque las demás están extinguidas. (Petro, 2024)»

Petro intenta crear la percepción de que su movimiento es el único legítimo y viable, sugiriendo que cualquier otra fuerza política está condenada al fracaso. Esta impresión de unanimidad busca desmoralizar a la oposición y consolidar su control sobre la narrativa pública.

Petro lejos de ser víctima de una estrategia goebbeliana, la utiliza de manera precisa y deliberada para manipular la opinión pública, consolidar su poder y deslegitimar a sus adversarios. Este análisis revela cómo su discurso no es más que una cuidadosa construcción propagandística, diseñada para polarizar y dominar la narrativa política en Colombia.

El Populismo en el Discurso de Gustavo Petro

El populismo es una estrategia política que busca movilizar a las masas enfrentando a «el pueblo» contra una élite corrupta. Según Ernesto Laclau, uno de los teóricos más influyentes en el estudio del populismo, este fenómeno se basa en la construcción de una identidad popular que se opone a una oligarquía o un grupo de poder dominante, utilizando el antagonismo como herramienta central. El populismo de izquierda, al cual Laclau asocia figuras como Hugo Chávez y Evo Morales, enfatiza la redistribución de la riqueza, la justicia social y la inclusión de los sectores marginados. En contraposición, el populismo de derecha, como lo define Cas Mudde, se centra en la defensa de la nación y sus valores tradicionales, movilizando a las masas contra élites globalistas, inmigrantes y otras minorías que son presentadas como amenazas a la identidad nacional.

El discurso de Gustavo Petro es un claro ejemplo de populismo de izquierda. Al igual que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en México, Nicolás Maduro en Venezuela y Pedro Sánchez en España, Petro utiliza una narrativa que enfrenta a «el pueblo» contra una élite supuestamente corrupta y opresora. Esta estrategia se basa en movilizar emociones, especialmente el resentimiento, y en presentarse como el único líder capaz de defender los intereses del pueblo contra un enemigo poderoso y deshumanizado.

Petro, al igual que AMLO, apela a la historia y a la lucha contra la corrupción para legitimarse. Su constante referencia a la «democracia popular» y a la necesidad de enfrentar a las élites refleja un discurso que simplifica la realidad política, dividiendo al país en dos campos opuestos: los oprimidos y los opresores. Nicolás Maduro también ha utilizado una narrativa similar en Venezuela, donde ha demonizado a la oposición como una extensión de los intereses imperialistas que buscan someter al país. Pedro Sánchez, aunque en un contexto diferente, también ha recurrido a una retórica populista al confrontar a las «élites económicas» y defender su agenda como la única opción para un progreso social auténtico.

Un ejemplo contundente del populismo de Petro se encuentra en su discurso cuando afirma:

«Tal como decía Goebbels, el comunicador de Hitler en el partido Nazi, repite y repite la calumnia porque lo que se intenta es que no volvamos a ser mayoría. Y entonces, aquí tenemos que enfrentar esta realidad no con pequeñeces, no con estupideces, no con egolatría. No le gritan a Petro los ricos del país “fuera Petro”; no, están reproduciendo el mismo mensaje que lanzaron cuando mataron 5000 militantes de la Unión Patriótica. Son los asesinos, los mismos que gritan “fuera Petro” porque es que no se pueden aguantar que alguien con café de leche en la piel y que no es de sus familias gobierne. (Petro, 2024)»

En este fragmento, Petro insinúa que todos los que critican su gobierno y gritan «fuera Petro» son «asesinos ricos», vinculándolos directamente con los perpetradores de la violencia política de décadas pasadas. Esta es una manipulación evidente, ya que Petro olvida convenientemente que él mismo, durante años, incitó a sus seguidores a gritar «fuera Duque» y «fuera Uribe», con consignas aún más agresivas como «Uribe, paraco, el pueblo está berraco». Este contraste evidencia la hipocresía de su discurso: mientras que para él es legítimo movilizar a las masas contra sus adversarios, cualquier crítica hacia su persona es rápidamente descalificada como un ataque de las élites asesinas.

Además, Petro ataca repetidamente a «los ricos», intentando posicionarse como un defensor de los oprimidos, pero omite mencionar que su posición económica desde hace muchos años es comparable a la de aquellos a quienes critica. Petro no es ningún pobre, aunque intente presentarse como tal. Su narrativa de lucha de clases se desmorona cuando se confronta con la realidad de su propio estatus, que refleja la misma comodidad económica que atribuye a sus enemigos.

El discurso de Gustavo Petro es un manual de populismo de izquierda, que busca movilizar a las masas a través de la confrontación y la demonización de sus adversarios. Sin embargo, al igual que otros líderes populistas, su retórica está llena de contradicciones e hipocresías que revelan un intento de mantenerse en el poder a cualquier costo, utilizando las mismas tácticas que denuncia en sus oponentes.

Quisiera terminar señalando cinco afirmaciones curiosas que Gustavo Petro hizo durante su discurso, las cuales no solo carecen de evidencia concreta, sino que fallan al principio de correspondencia de Aristóteles, el cual establece que las afirmaciones deben corresponderse con la realidad.

  1. «Este movimiento fue la segunda fuerza electoral en el año 2018 y nunca le dieron la personería jurídica… nos cerraron la democracia. (Petro, 2024)»

Petro afirma que su movimiento fue la segunda fuerza electoral y que, a pesar de ello, se les negó la personería jurídica, cerrándoles así la puerta a la democracia. Sin embargo, omite que las condiciones legales para otorgar personería jurídica se rigen por normas claras que se aplican a todos los partidos, y no presenta pruebas de que estas fueran manipuladas en su contra.

  1. «Ni más ni menos le estaban diciendo a las juventudes… que no era posible hacer transformaciones pacíficas e ilegales en Colombia. (Petro, 2024)»

Aquí Petro sugiere que el Estado colombiano envía un mensaje a las juventudes de que las transformaciones solo se pueden lograr por medios violentos, una afirmación no solo infundada, sino irresponsable, que ignora los múltiples espacios de participación democrática que existen en el país.

  1. «El gobierno de Duque interceptó las comunicaciones de Colombia Humana y se las entregó a una revista de la extrema derecha. (Petro, 2024)»

Esta acusación no solo es grave, sino que no ofrece pruebas verificables. Acusar a un gobierno de espionaje político sin presentar evidencias concretas debilita la credibilidad del discurso.

  1. «El neoliberalismo está a punto de extinguir la humanidad y arroja bombas sobre los niños en Palestina. (Petro, 2024)»

Esta declaración conecta de manera forzada el neoliberalismo con conflictos bélicos y la destrucción global, sin proporcionar un vínculo lógico o evidencia que sustente tal afirmación.

  1. «Los movimientos progresistas se pueden degradar como sucedió en el m19, cuando algunos se embriagaron con el poder y se convirtieron en simples ladrones. (Petro, 2024)»

Esta referencia a la degradación de los movimientos progresistas, aunque puede tener resonancia emocional, no es respaldada por hechos específicos o nombres que permitan verificar la veracidad de esta afirmación. 

Concluyo entonces que el discurso de Gustavo Petro, lleno de acusaciones y afirmaciones imposibles de probar, no contribuye a la unidad que tanto necesita Colombia. Un presidente debería ser un factor de cohesión, un líder que inspire confianza y esperanza en todos los ciudadanos, no solo en aquellos que apoyan su agenda política. Al dividir al país entre «ellos» y «nosotros», Petro se aleja de su responsabilidad de gobernar para todos los colombianos, perpetuando la polarización que tanto daño ha hecho al tejido social del país. Es tiempo de que nuestro líder supere la retórica incendiaria y trabaje en construir un futuro compartido, donde las diferencias sean vistas como oportunidades para el diálogo y la construcción conjunta, y no como excusas para el enfrentamiento constante.

Hernán Augusto Tena Cortés

Columnista, docente y director de Diario la Nube con especialización en Educación Superior y maestría en Lingüística Aplicada. Actualmente doctorando en Pensamiento Complejo, adelantando estudios en ciencias jurídicas y miembro de la Asociación Irlandesa de Traductores e Intérpretes.

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