En el 2019 Martha Lucía Ramírez dijo: “Ojo con la intervención del narcotráfico en las elecciones, no hay que dejarse comprar el voto, hay que cuidar la democracia”. Con esta afirmación la vicepresidenta asegura que existe una relación entre narcotráfico y democracia. En Colombia, la criminalidad gobierna cada rincón, desde el barrio hasta una política pública.
La relación entre la democracia y el crimen es definida según Oxfam America, en su documento Political Rigging, como el “proceso en el que actores, difuminando el poder oficial y privado, transforman un sistema, parcial o totalmente, para que favorezca a una élite minoritaria a expensas de la mayoría no privilegiada”. Para que una élite minoritaria pueda imponerse sobre una mayoría debe existir una relación entre el poder gubernamental y el poder privado legal o ilegal. No siempre los gobiernos se relacionan con la ilegalidad, pero el caso del Uribismo y especialmente en el Gobierno de Iván Duque, la conexión entre la élite privilegiada y el poder ilegal es innegable.
Algunos ejemplos: los aportes que el narcotraficante José Guillermo (Ñeñe) Hernández le realizó a la campaña presidencial de Duque son evidentes, se está investigando la posible compra de votos en algunas regiones del país. El embajador de Colombia en Uruguay, Fernando Sanclemente, tenía tres laboratorios para el procesamiento de hoja de coca para la producción de cocaína en Guasca, Cundinamarca. El esposo de la vicepresidenta de la república está siendo investigado por una sociedad inmobiliaria que tuvo con Memo fantasma, narcotraficante colombiano; en dicha sociedad, aparece la firma de la vicepresidenta.
Se podrían dar más ejemplos, como el de los 12 apóstoles, o uno más actual en la opinión pública, la fianza que pagó la vicepresidenta para que su hermano no estuviera preso en Estados Unidos por narcotráfico, sin embargo, la intención es reconocer que en Colombia, la democracia y el narcotráfico tienen una relación. Esta relación es de carácter simbiótica, la simbiosis es la vida en conjunción de dos organismos disímiles, normalmente en íntima asociación, y por lo general con efectos benéficos para los dos. En definitiva, el uribismo y el gobierno de Duque se asocian con el narcotráfico buscando sostenerse en el Poder.
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