Las últimas semanas han sido tristes y deprimentes para el fútbol colombiano. Tal vez seré injusto al referirme al fútbol que nada ha tenido que ver con los crímenes de sus hinchas, pero es necesario hacer esta mención.
No contabilizaré los muertos (he repetido mil veces que uno solo es mucho y causa un dolor inexplicable) ni los equipos a los que estos delincuentes disfrazados de hinchas siguen y defienden hasta el punto de agredir y asesinar a fanáticos del equipo contrario.
El punto aquí es que esta situación en Colombia ya llegó a su límite y se hace necesario, para mejor decir urgente, que las autoridades implementen medidas efectivas que eviten que con la excusa de amar una camiseta, siga en aumento el número de personas muertas que no disfrutarán otro partido de fútbol.
En un columna de febrero de 2012 llamada «La cultura del hincha», esbocé este tema haciendo énfasis en la recién promulgada (para esa época) Ley del Deporte, iniciativa de Germán Vargas Lleras y de la cual hoy podemos decir que de nada ha servido, es más, ¿cuántos recordaban que existe tal Ley?
Hoy, este deporte en Colombia es de alto riesgo y no solo dentro del estadio sino fuera de él, en los alrededores, en las esquinas o afuera de una tienda. No tiene que haber un partido programado, los sueños de cualquier hincha se pueden morir junto con él si se tropieza con un criminal del otro equipo.
Así como los muertos del terrorismo, las noticias de hinchas muertos están a punto de convertirse en paisaje. Se dan ahora tan seguido, que pasarán de ser titular de primera página a una nota mínima en donde quede espacio. La indolencia se apodera de nosotros y eso no lo podemos permitir.
¿Qué están haciendo las autoridades para evitar que el fútbol se siga manchando de sangre? Suspender partidos. Evitar el ingreso de hinchas del equipo contrario al local. Hacer que los hinchas de un equipo salgan primero que los otros. ¿Ha servido alguna de estas medidas? Pues si nos remitimos a los hechos recientes, la respuesta es NO.
Necesitamos acciones concretas que persuadan al «hincha» de cometer actos criminales, por ejemplo: pérdida de los puntos del equipo o prohibir de por vida el ingreso a los estadios a quienes participen en actos que violen la ley. Los castigos hay que endurecerlos, no más pañitos de agua tibia que no limpian la sangre derramada.
Por último: los equipos tienen responsabilidad, es hora de que vean a sus hinchas como algo más que dinero en taquilla. Deben empezar a educarlos y deben hacerlo ya.
Tomado de: El Colombiano
A mi parecer lo q hace falta es dar un castigo justo a las personas q cometen un crimen de tal grado, no dejarlos en libertad por cualquier razón y si son menores de edad q entren a una correccional o algo q les haga ver q cometieron un error y por ello tienen q pagar unas consecuencias, si no se castiga no e da ejemplo de q las cosas si son enserio…