Furor volcánico

Sintiendo el viento acariciarme con pasión lujuriosa, mis pasos eran lentos y pesados, mis manos agrandadas y mi mirada se escondía con el suspiro de la brisa, con sentimientos encontrados continuaba caminando, ¿era miedo o valentía? ¿era alegría o tristeza? ¿era aventura o peligro?…

Por mi cabeza pasaron un sinnúmero de momentos, tal vez sentí que era el final, pero lo cierto es que apenas empezaba.
Incluida en un grupo de valientes y arriesgados alpinistas, que desafiaron tu poder, continuando pretenciosos sin escuchar tu ira gritada a los cuatro vientos, caminando entre el peligro y rumbo a un destino incierto, observaba temerosa las miradas de los otros… ¿seguir o no seguir? rondaba en mi cabeza una y otra vez.
Levanté mi mirada y vi los colores de la esperanza frente a mis ojos, un hermoso arco iris se elevó en medio de los fuertes  y helados vientos y las miradas de incertidumbre que invadían la travesía se hicieron evidentes. Quise contemplarlo, pero tu furor me empujó a lo desconocido, mi cuerpo se elevó, pero mi instinto te venció, te desafié un poco más, aunque comprendí que era muy arriesgado, así que decidí unirme a los que renunciaron a luchar contra tu furor y a descubrir tu gran misterio; descendiendo te pedí perdón por desafiarte fuerte viento, no conocí el placer del fuego, pero si el valor de un hogar, te imaginé en mis sueños, te contemplé a lo lejos, volcán Puracé, te recordaré en mi vida, así como  a la poesía…

Mónica Andrea Monsalve Jaimes

Estudiante de periodismo, escritora de prosa y poesía.