Fuera del cristal

“Me dejaron en manos de una realidad en la que no escogí vivir”

La primera vez que escuché hablar de la “burbuja de cristal” tenía 7 años, mi profesora mencionó que era una pequeña esfera que me protegía de todo peligro, era una bolita mágica que cuidaba de mi inocencia y me permitía ver el mundo de colores. Lo que no comprendí fue lo efímero de su existencia, con tan solo un pequeño golpe se haría pedazos y nunca encontraría el pegamento necesario para repararla.

No hay un día en que no quiera volver el tiempo atrás, desearía regresar a esos días en que mis preocupaciones eran cuidar de mis peluches y cambiar la ropa de mis muñecas. Esos días en los que no tenía un celular, solo usaba el computador para jugar a preparar pasteles y el control de mi televisor solo conocía los canales infantiles. Cuando me aprendía las canciones de mis series favoritas e inventaba bailes para cada una de ellas. Al llegar la hora de dormir llamaba a mi mamá para que me pusiera las cobijas, nos perdiéramos en un mundo de aventuras y pusiera un ángel en cada esquina de mi cama para que me acompañaran durante la noche. Soñaba con animales que hablaban, un príncipe azul que me rescataba de la reina malvada y me regalaba flores.

Ahora el mundo ha perdido su color, fue como si las hadas, unicornios y sirenas hubiesen huido a un nuevo mundo y se olvidaran de llevarme consigo. Me dejaron en manos de una realidad en la que no escogí vivir, desperté en la realidad que nos rodea, un país en que ser mujer me hace débil, en que usar la ropa que me gusta me convierte en objeto sexual, donde mi color de piel define el trato que merezco, un país en que tener una opinión me condena a muerte. Una sociedad en la que el ritual para salir de casa se convirtió en una bendición de nuestras madres rezando porque regresemos con vida. Donde el príncipe azul con el que tanto soñé escoge a su princesa por el tamaño de su cadera, senos, labios y cintura.

Todas las mañanas hay un nuevo muerto, un desaparecido, una mujer violada, un niño maltratado por su familia, una mascota golpeada y abandonada por su dueño, un político corrupto o un policía que abusa de su autoridad. ¿A dónde fueron los caballeros de brillantes armaduras que defendían a su pueblo? ¿Dónde quedaron los reyes justos que regían a su pueblo con humildad? ¿Dejaron ya de existir las hadas que cuidan de los animales y los niños? ¿Se acabo eso de “vivieron felices por siempre”? No hay un día en que no desee regresar a mi burbuja de cristal.

Camila Serna Ruiz

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