Es bien sabido que la Industria Petrolera a nivel mundial se encuentra sumida en una crisis terrible, debida en gran parte a la sobreproducción en el Medio Oriente, así como a la violencia que actualmente se presenta allá con el Estado Islámico. Y del oropel negro depende todo el mundo, dado que su actividad industrial, económica y financiera, se encuentran regidas por los hidrocarburos. Y Colombia no se salva, pese a no ser miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), pero el petróleo representa más del 50% de sus exportaciones e ingresos por las mismas, y por consiguiente, el vaivén de sus precios, pone talanqueras al equilibrio de la balanza económica y comercial. Si, se necesitan hacer más trabajos de exploración petrolera, así los precios del barril estén por debajo de los 50 dólares, algo que no suena nada halagador, que de ahí se generan miles de empleos directos e indirectos en las regiones donde están los pozos y las refinerías (tiene razón el Presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo, Francisco José Lloreda Mera), que se deben crear más incentivos para la inversión extranjera, que se debe reorganizar a Ecopetrol y demás; pero eso no quiere decir que se tenga que ir en contra del Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible; y el caso de la presente columna es uno de esos donde la cosa puede irse de control y terminar muy mal.
En el municipio de San Martín, ubicado en el Departamento del Cesar, han surgido en los últimos días ante la posibilidad de que se exploren pozos petroleros, donde no parecería prevalecer la Conciencia Ambiental, ya que no se ha oído algún concepto de la CAR correspondiente ni de su dirigencia política, ¿será que se encuentran ocupados analizando los efectos colaterales del beso entre Silvestre Dangond y Poncho Zuleta? Este es un país inviable, ya que todavía se ocupan de temas del Estrato 1000. Pero en medio de la comunidad que está alerta, surgen interesantes voces: “Acá se hacía explotación de petróleo, por parte de la Shell, pero los primeros días de marzo la licencia ambiental fue cedida a Conocophillips, que en diciembre firmó con la ANH el primer contrato para implementar esa técnica en Colombia. Desde entonces no han sido claros con la comunidad: empezaron hablando de fracking y al ver nuestro rechazo cambiaron el término a exploración de no convencionales. Y ahora nos hablan de explotación de convencionales, pero intuimos que es para poder entrar al territorio, calmar el malestar y luego sí hacer fracturamiento hidráulico”. Palabras del presidente del Concejo Municipal de San Martín, Germán Quiñonez. Este es un caso que se ha repetido a lo largo y ancho del país con la Industria de Hidrocarburos, luego se justifica el temor por lo que se podría venir.
¿Qué se vendría? La exploración y explotación petrolera, mediante la técnica llamada Fracking por parte de la empresa Conocophillips, en cuyo sitio web se puede leer el siguiente párrafo: “Implementamos altos estándares ambientales con el fin de asegurar que nuestras acciones de hoy no sólo proporcionará la energía necesaria para impulsar el crecimiento económico y el bienestar social, sino también a asegurar un entorno estable y saludable para el mañana”. Lo anterior puede sonar muy bien, pero se olvidan de un detalle; la técnica del fracking no ha sido la más amable con el Entorno Ambiental, Social y Sostenible, y pruebas de eso, las hay en varias partes del planeta Tierra. En la columna Fracking Antiambiental (25/06/2014) se lee lo siguiente: “Existe un temor muy extendido sobre los efectos negativos en amplios sectores de nuestra sociedad, estimulado por una falta de información técnica objetiva”. Esto corresponde a unas observaciones hechas en el foro sobre el Fracking y los usos del Agua, realizado en ese mismo año en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid (España), donde se refleja el daño ambiental potencial que puede generar esta técnica sobre los cuerpos acuíferos bajo tierra, en tiempos donde el líquido vital escasea.
Debido al antecedente presentado en la Zona de Confluencia de los Parques Nacionales Naturales Macarena, Tinigua y Los Picachos, donde los Ministerios de Medio Ambiente y Minas, así como Ecopetrol, y las Agencias Nacionales de Licencias Ambientales (ANLA) y de Hidrocarburos (ANH), se pasaron por la faja un concepto de Cormacarena, donde se dictaminaba no realizar trabajos petroleros en la zona, no se podría esperar un seguimiento inteligente en el tema. Pero sería la mejor oportunidad de estrenar el Consejo Técnico Consultivo sobre Licencias Ambientales, propuesto por el recién posesionado Minambiente, Luis Gilberto Murillo, quien si tiene conocimiento en la materia.
PD1: Es bien sabido que ciertos sectores de la derecha se oponen a los Diálogos de Paz con las Farc (dado que la guerra les produce dividendos), algo sumamente desagradable, al igual que la disposición similar en algunos campos de la izquierda, para luego aparecer como pacificadores y muy humanos en la campaña presidencial del 2018.
PD2: Ojalá la renuncia de Colombia a seguir acudiendo a la Corte de La Haya por el caso de San Andrés, no implique ahondar el abandono antiambiental y antisostenible del Archipiélago.
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