
Eran las 10:15 minutos de la mañana del 2 de mayo del 2002, un cilindro de gas cargado con dinamita lanzado por las Farc atravesó el cielo, rompió las tejas de Eternit de la capilla San Pablo Apóstol de Bellavista y cayó en el altar, junto a la imagen de Cristo. La iglesia, de 117 metros cuadrados, donde en ese momento se refugiaban de las balas 300 personas de Bellavista y los sacerdotes Janeiro Jiménez Atencio, Antonio Mena y Antún Ramos Cuesta, explotó en mil pedazos.