Ficciones

Me regalaron uno de los libros más conocidos de Borges hace unos días, Ficciones, y aunque lo leí cuando estaba en el colegio, me sorprendió que dicha obra llegara de nuevo a mis manos inmediatamente después de terminar El taller, el templo y el hogar de William Ospina.

Con tal entusiasmo decidí releerlo, ¡siempre es bueno volver a Borges!, y cuando llegaba al final de sus cuentos no puede dejar de pensar en los ensayos de William Ospina en los que constantemente se cuestiona el autor; sobre lo irreal que parece que los seres humanos estemos acabando con el planeta, “irrealidad” metafórica como las ruinas circulares.

Leer nos obliga a reflexionar, pensar la sociedad y claro, cuestionar los fundamentos de lo que consideramos “sentido común”, “naturalmente correcto” o “normal”, por eso quise iniciar esta columna hablando de dos textos que marcaron mis últimos días, y específicamente me quiero concentrar en su titulo Ficciones y en una frase de Friedrich Nietzsche citada por William Ospina, “El desierto está creciendo: ¡desventurado el que alberga desiertos!”.

Ficciones, eso parece nuestra estancia aquí en la tierra, nuestros deseos de saquear el planeta, de acumular riqueza están “envenenando los manantiales”. Nuestro supremo valor “la propiedad” ya ni siquiera se termina en objetos materiales, hoy queremos hacernos dueños de todo, del otro, de sus pensamientos, de sus principios, hemos construido un mundo en el que no somos capaces de estar juntos ni como especie, ni como amigos y mucho menos como parejas porqué ser dueños ya no es tener riqueza y poder, es ser propietario de la vida de millones de seres humanos esclavizados en alta mar o en su defecto de la vida privada y social de la persona que tienes al lado.

Claro, parece irreal y de cuestos, pero no lo es. El sistema económico ha moldeado nuestras vidas en torno a un sistema moral en el cual reina el egoísmo, la xenofobia, la corrupción el “todo vale”, simplemente nos preocupamos por conseguir dinero y en dicha tarea perdemos nuestro tiempo.  Y ahí entra Friedrich Nietzsche y su frase, lo que esta creciendo es nuestra brecha social, todos los días perdemos lo que nos hace ser humanos, la compasión, la solidaridad, el perdón y lo más importante; hemos perdido la esperanza en que el mundo aun esta vivo.

Las relaciones sociales se han vuelto áridas, frías y llenas de angustia. Vivimos con el miedo al extermino propio, en algunos países reina la paranoia del terrorismo y nadie puede dormir tranquilo y ni que decir los individuos, su intranquilidad en las situaciones amorosas lleva a la depresión, el suicidio y como una solución a todo se plantea el ¡CONTROL ABSOLUTO! Nadie en el siglo XXI cree en el derecho bandera de la revolución francesa, la Libertad, ya todos queremos estar sujetados, dominados y vigilados.

Ante este desolador panorama, la posibilidad de cambio esta puesta en la nueva generación, la que se siente especial, igual que todas, pero la única en la historia que además tiene la responsabilidad de serlo pues de ellos depende la existencia de los seres humanos tal y como la conocemos. Nuestra generación debe pues: dejar de escuchar las voces retrogradas, parar la destrucción de la naturaleza y detener el crecimiento de los desiertos, todo esto, interesándonos en la ética, no tanto en la política porque si algo ha llevado la historia al punto en que se encuentra es la falta de moral, interese siempre ha habido.

German Stiven Arenas Betancur

Fundador de Jóvenes Forjando Cambios. Estudia derecho en la Universidad de Medellín y fue parlamentario juvenil de Mercosur, comisionado nacional de paz del mismo. Delegado ante la 10 conferencia nacional de las FARC y la firma del acuerdo de paz, y en repetidas ocasiones ha sido premiado por instituciones como la Universidad de los Andes, Andiarios, Fenalper, la Fundación MI Sangre y la Organización de Naciones Unidas.