¿Existe una Filosofía latinoamericana? Antecedentes.

“Filosofía “en” América latina connota un simple marco geográfico, es decir, la hecha por los latinoamericanos. Negar la existencia de una filosofía latinoamericana, en este sentido mismo, sería negar la existencia de filósofos latinoamericanos. Y eso nadie podría hacerlo”.


Sin duda alguna numerosos filósofos y pensadores desde tiempos antaños hasta nuestros días, han tratado de dar una respuesta a la pregunta ¿Qué es la Filosofía? Y por supuesto cada uno de nosotros nos hemos hecho propio uno o que otro concepto con el que nos hemos casado y por ende con el que hemos pretendido responder tal interrogante.

Por lo general sabemos que la Filosofía nace con los griegos, y es en “los centro comerciales de la civilización Egea, en el siglo VI a. C. (…). La primera escuela filosofía de la que se tiene noticias estaba en Mileto, una de las ciudades griegas fundada por los griegos jónicos” (Novack, 1998, p. 45). Responder a la pregunta ¿Qué podemos entender por una filosofía latinoamericana? es la intención en este capítulo, reconociendo que las “filosofías son combinaciones de ideas que, referidas a realidades objetivas, son de naturaleza esencialmente intelectual” (Novack, 1998, p. 9). Si tratáramos de organizar un concepto propio para darle una respuesta y sentido al interrogante anterior concluiríamos que la filosofía latinoamericana es un conjunto de saberes académicos fundamentados y construidos desde la identidad filosófica del intelectual latinoamericano.

Esta filosofía ha de conllevar unos orígenes o antecedentes de los cuales aún se hallan en la oscuridad. Por ende, existen pocos tratados cuyos aspectos son difíciles de comprender. Se puede decir que esta Filosofía debe sus inicios desde dos aspectos; lo ajeno y lo propio, dos clásicos conflictos a cargo de una identidad propia conocida como Filosofía latinoamericana que, desde sus comienzos ha tratado de alejarse de los clásicos saberes epistemológicos y metafísicos de la Filosofía occidental europea.

La Filosofía siempre ha estado a cargo de las grandes incógnitas del pensamiento humano tales como ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? entre otros interrogantes pero, para el caso de la filosofía latinoamericana sería otro: ¿Qué puesto ocupamos en la historia de la Filosofía mundial?

Los antecedentes en el pensamiento intelectual latinoamericano muestran una serie de avances fundamentales en el trayecto de la Filosofía local que conllevan la liberación del pensamiento filosófico de los cánones europeos. Existen tratados y pensadores que se han aferrado a la idea de proporcionar una Filosofía propia o autónoma que busque resolver nuestras propias inquietudes y sobre todo, tratar nuestras propias necesidades.

Pensadores como Augusto Salazar Bondy, para citar un caso más exacto, posee ese interés de mostrar que sí hay una Filosofía propia, con un carácter autónomo la cual pueda disponer de las condiciones necesarias para responder los interrogantes emanados de las necesidades y problemas locales. Este autor en su texto, ¿Existe una filosofía de nuestra América?, argumenta:

Cabe señalar que sólo poseemos datos bastante precisos y fidedignos del pensamiento hispanoamericano a partir del siglo XVI; que, además, sólo desde este siglo podemos encontrar productos culturales definidamente filosóficos —esto es, elaborados con independencia de los mitos y las leyendas tradicionales—, (…) El proceso del pensamiento filosófico hispanoamericano comienza con la introducción de las corrientes predominantes en la España de la época de la conquista, dentro del marco del sistema político y eclesiástico oficial de educación y con la finalidad principal de formar a los súbditos del Nuevo Mundo de acuerdo con las ideas y los valores sancionados por el Estado y la Iglesia. Se traen a América y se propagan en nuestros países aquellas doctrinas que armonizan con los propósitos de dominación política y espiritual que persiguen los órganos del poder temporal y espiritual de la península. (Salazar Bondy, sf, pp: 13-14).

El argumento de Salazar Bondy muestra una realidad demostrada en los grandes cánones de la historia americana. Sabemos que con la llegada de los occidentales a las Américas en épocas de la Conquista se produjeron muchos cambios notales, entre ellos, la llegada del pensamiento filosófico a estas tierras. La Filosofía latinoamericana se desarrolla en gran manera durante el Siglo XX y ésta se clasifica en tres grandes momentos o vertientes: la vertiente ontológica, también llamada «americanismo filosófico», la vertiente historicista, y la vertiente liberacionista, más conocida como «filosofía de la liberación”; siendo Arturo Andrés Roig uno de los máximos exponentes argentinos de la vertiente historicista. Al respecto el profesor Enrique Dussel argumenta:

En América latina pareciera qué ha habido tres épocas o estructuras práctico-productivas definibles con cierta claridad, si dejamos de lado el momento del pensamiento prehispánico –que debería ser denominado «pensamiento » y no propiamente «filosofía”; «ideas» que pueden ser centro de una ideología vigente, pero no metódica al grado que lo exige lo que llamamos filosofía. (Dussel, 1994, p: 15).

El argumento de Dussel aclara sobre la información que usualmente se conoce respecto al origen de la filosofía en América latina. Se sabe que ésta llega con la Conquista, y con ello todo un sinnúmero de tratados epistemológicos occidentales que si bien son importantes, éstos no han de marcar una identidad latina.

Los hispanoamericanos aprenden como filosofía, por primera vez, un sistema de ideas que en cierta medida respondían a las necesidades de los hombres de ultra mar. La aparición en las tierras del nuevo mundo del pensamiento escolástico y en algunas ocasiones esporádicas, de las ideas renacentista y humanistas empezaron a enarbolar el principio de lo que hoy se puede considerar como una filosofía propiamente americana. Aunque esta filosofía fue, en un principio, oficial y centrada, como lo califica Augusto Salazar Bondy, ello traía consigo que tales ideas estuvieses inclinadas a los intereses europeos y sobre todo a los de España creando así a un pensamiento netamente conservador y fieles a las ideas de la Corona.

Aunque el pensamiento filosófico de la época tenía inclinaciones netamente conservadoras, ello no frustró a que el pensamiento filosófico hispánico no se hiciera a los temas netamente americanos. Todo lo contrario a ello, “los temas americanos no dejaron de hacerse presentes como elemento nuevo en la inquietud teórica”. (Salazar Bondy, sf, p: 14), temas tales como: la humanidad del indígena, el derecho de hacer la guerra a los aborígenes, y la dominación a América, todo esto tratado bajo meditaciones filosóficas y teológicas, especialmente en los siglos XVI y XVII.

Los argumentos hasta el momento aportados por Salazar Bondy y Dussel nos revelan el principio, o los vestigios de una filosofía latinoamericana o hispánica, aunque aún ligada al dominio europeos, especialmente el español. Con la llegada de tratados de autores modernos al territorio americano (filósofos como Descartes, Leibniz, Hugo Grocio, etc.), se hacen presentes en América ideas contrarias a las de la escolástica impuestas por España a principios de la conquista.

Con la propagación de estos autores, aunque europeos todos, en el Nuevo Mundo, como se le era considerado a América, la estimulación de una nueva conciencia empezó a forjarse. Se renuevan instituciones educativas, académicas, y económicas apuntaladas a las exigencias del momento de nuestra América. De acuerdo a ello, Salazar Bondy, en quien nos hemos estado apoyando para rastrear los antecedentes de la filosofía latinoamericana objeta:

Las instituciones educacionales y culturales se renuevan, poniéndose a tono con las exigencias modernas: en las ciudades cabeza de virreinato o sede de real audiencia surgen colegios carolinos y sociedades “económicas”, “filantrópicas” o de “amantes del país”, y se editan revistas y otras publicaciones de indudable valor como vehículos de cultura superior y órganos de divulgación filosófica. Un despertar de la conciencia crítica y un primer esbozo de reconocimiento de la identidad nacional y americana son perceptibles en el período. (Salazar Bondy, sf, p: 16).

La obra de Salazar Bondy ayuda a entender el proceso de cómo empezó a gestarse una filosofía latinoamericana. Nacida de un proceso colonizador y que posteriormente a ese proceso político-cultural se desarrolla y se extiende por casi todo el continente americano con los procesos políticos denominados como las guerras independentistas de las nacientes repúblicas latinoamericanas. Salazar Bondy identifica un primer periodo del desarrollo de la filosofía latinoamericana el cual empieza desde el mismo instante en que empezaron a presentarse los sentimientos independentistas de los hispanoamericanos. Todas las doctrinas emanadas en aquel entonces empezaron a constituir “el alimento filosófico no sólo de la gente académica, sino también de los publicistas y los políticos de entonces” (Salazar Bondy, sf, p: 17), lo cual ayudó a fundamentar los nuevos estados nacientes, la legitimación del poder, el principio de autoridad y sobre todo el fundamento de la moralidad en el sujeto hispano.

Posteriormente a este periodo en los países hispanohablantes empieza a tomar fuerza el positivismo. Aquella filosofía proveniente de Francia y cuyo autor fue Augusto Comte, sirvió de plataforma para que en el territorio hispano se empezara a consolidar el denominado credo positivista. Esta filosofía predominó en nuestros países hasta la primera década del siglo XX, trayendo consigo la imposición del concepto de evolución el cual aplicaba tanto para explicar al conocimiento de la naturaleza física y especialmente al de la urbe social hispana. Con las doctrinas filosóficas del positivismo se pudo entender y explicar el predominio que ejercía la burguesía hispánica y las reivindicaciones de los derechos de la clase proletaria que emergía en los países latinoamericanos.

El pensamiento filosófico propio en América latina empieza a tomar forma con la aparición y puesta en acción de un grupo de intelectuales magisterial en las universidades latinas, grupo que puso en escena la autocrítica como un movimiento filosófico serio y solido. De acuerdo a ello, Salazar Bondy señala:

Entre éstos destacan los nombres del argentino Alejandro Korn, del uruguayo Carlos Vaz Ferreira, del chileno Enrique Molina, del peruano Alejandro O. Deustua y de los mexicanos José Vasconcelos y Antonio Caso. No son ciertamente los únicos, pero sí los principales en el dominio estricto de la filosofía académica. (Salazar Bondy, sf, p: 20).

Los movimientos hasta ahora mencionados y los autores latinoamericanos expuestos son el argumento base que nos ayuda a concluir que si hubo unos inicios y un desarrollo de una filosofía latinoamericana propia. Aunque sus bases en el fondo son propiamente europeas, esas ideas emanadas en nuestra América geográficamente hablando apuntaron a las necesidades y exigencias hispanas. Tanto la escolástica como el positivismo, entre otras orientaciones filosóficas, como el marxismo por ejemplo, siempre apuntaron a interpretar las realidades sociales, culturales, económicas, espirituales, de la América hispánica. Por estas obvias razones se puede considerar la idea de que si hubo y si hay una filosofía propiamente hispánica con la cual se pueda tratar la realidad de nuestra América. Una filosofía propia y autónoma con sello propiamente latino.

Hasta el momento los argumentos que se han utilizado aquí para lograr el objetivo propuesto son suficientes para corroborar nuestra pretensión, demostrar la existencia del pensamiento filosófico con sello nuestro, con sello hispano y/o latinoamericano.


Otras columnas del autor en este enlace:  https://alponiente.com/author/numasgonzalez/

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Dussel., E. (1994). El Encubrimiento del otro. Ediciones Abya Yala.

Salazar Bondy., A. (sf). ¿Existe una filosofía de nuestra América?. Siglo Veintiuno Editores.

Numar González Alvarado

Filósofo egresado de la Universidad del Atlántico. Docente de filosofía y Ciencias Sociales. Miembro investigador del Grupo de Investigación Cronotopias.

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