Este poema lleva tu nombre: SAMUEL…

La pasión de la poesía me ha enardecido a través de los años, he tenido tiempos de mi vida intensos y otros más serenos… pero desde que tengo uso de razón, la poesía ha sido mi más apasionante forma de expresión… le he escrito a mi madre, a las montañas, al amor, al desamor, a la amistad, y la lista de los causantes de mi inspiración, es amplia, y muchos se preguntarán… ¿porqué desde mi estado de gestación no escribo? ¿acaso no es un hijo la mayor inspiración de todas? La respuesta sin duda alguna es titubeante.
Es como si la pasión de ser madre fuese tan fuerte, que no se encontrarán las palabras precisas para expresarla… pero ahora que miro a los ojos a mi hijo, encontré la manera de plasmar un poco de tanto amor en el papel… y sin dudarlo este es y será el poema más importante de todos los que he escrito:

SAMUEL

En medio de la aprensión, sentí como un océano de incertidumbre se derramaba por mis piernas, sabía que querías conocer el mundo, pues mientras intentabas salir con tanto vigor, yo intentaba ayudarte con todas mis fuerzas, y en medio de pujos y dolor, solo bastó un fuerte empujón y escuché el sonido de llanto con mayor felicidad en el universo… en ese momento sucumbí y volví a nacer de nuevo, vi tu carita sollozando, y de repente estabas sobre mi pecho, me miraste como si fuéramos uno solo, un pedacito de mi que faltaba por descubrir, esa parte de pureza, y que en medio de la inocencia estaba listo para empezar a vivir… succionaste mi pecho, y como dos novatos en este oficio nos bastaba con mirarnos a los ojos, éramos felices teniéndonos, no importaba nada más… pasaron los días y entre más pegaditos estuviéramos más vivos nos sentíamos, no concebía un solo momento sin ti, en medio del dolor, tú eras mi mejor anestésico, pero el momento más bello de todos fue cuando vi en esa carita diminuta, dibujada una gran sonrisa, de esas que irradian felicidad, y fue allí cuando supe que mi misión en esta vida, era hacer todo lo posible por conservar esa sonrisa, por ser causante de más alegrías y evitar  las lágrimas y el dolor que trae consigo la vida misma… ahora solo sé que cada día que pasa, mi corazón late más fuerte por ti, que me has hecho nacer de nuevo y  le has dado un sentido único a mi existencia… tú eres luz, eres vida, eres felicidad, eres la espiritualidad y el universo mismo, eres Samuel y eso es solo un nombre… por qué tú alma y espíritu son la poesía hecho hombre.

Mónica Andrea Monsalve Jaimes

Estudiante de periodismo, escritora de prosa y poesía.

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