“Mientras que los gobiernos den el ejemplo de matar a sus enemigos, los ciudadanos matarán a los suyos”.-Elbert Hubbard.
Nuestro país se ha estado despertando este nuevo año con diversas tragedias que nos han tocado el alma, pero sabemos que estas situaciones no son nuevas y eso es a lo que más le tememos, a estar devolviéndonos en el tiempo y regresar a aquellos en lo que daba temor hasta salir de las cuatro paredes de nuestro hogar.
Hasta el día de hoy tenemos 66 muertos, entre ellos líderes sociales, artistas y personas del común; todas por diferentes motivos, algunas por el azar y otras porque buscaban silenciar las voces de protestas, esas que pocos se atreven a portar y los que lo hacen terminan en un cajón con mucha tierra encima.
La bandera de la seguridad que es la cara de la Alcaldía de Medellín se pone en duda en tiempos como los actuales, los atracos de motocicletas han aumentado en un 6% y el fleteo no para ni un día en la capital antioqueña. Las balas perdidas no discriminan entre niños, jóvenes o ancianos, personas que nada tienen que ver en la guerra que se da día a día por un centavo o por típicas fronteras invisibles que invaden la ciudad.
Y sí, es entendible que el problema no es solo de las autoridades, si no de las familias, ciudadanos y educación, ¿pero realmente todos los niños se pueden educar en nuestro país?, ¿realmente todas las personas cuentan con un trabajo estable para sustentar a su familia o es esto lo que lleva a muchos jóvenes a venderse con este tipo de bandas para poder llevar un sustento a su hogar?
A esto le podemos agregar el debilitamiento del Río Cauca, y creer que en definitiva no estamos pasando por la mejor situación a nivel de seguridad y medio ambiental, es hora de comenzar a despertar y entender que todos debemos aportar al desarrollo del país, entender que las autoridades no pueden llevar a cuestas todo; pero estas también deben comprometerse con aquellos que decidieron darles un voto de confianza para que ejercieran su cargo.