Un rayo de palabras no dichas
Tempestades de memorias truenan cicatrices
En el cuerpo que abraza con la vida
Al espíritu que resiste la desdicha
Y se obstina ante la huida
De su amor, agonizante
Parte otra vez el tiempo
Que hará de mí para siempre ajena
Vuelve el sol a las ventanas
Alumbrando mi encierro en lo profundo
Otra herida que conmueve
Lágrimas que me dan un nombre
Lúcida brisa en paso
Susurra del camino mi batallar sin fin
Confronta al abismo sin mi salto
Guerra añorada a la que no podría asistir
Alas que no tengo, son bellas las ilusiones
La realidad de mis pies gastados
Libertad de la promesa
Primavera inhóspita en la que existen las hadas
Con la ternura del poema al saberse carta
Del olvido a tantas noches
Cuando llovía y la flor marchitaba
Cuando esa muerte el fruto anunciaba
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