Una propuesta ciudadana, no partidista, surge faltando tan sólo 10 días para el 25 de septiembre, momento en que la Registraduría Nacional inicia la impresión de los tarjetones electorales y, por tanto, cierra la posibilidad de renunciar a la campaña electoral. Es el caso de Equipo Medellín, que empezó como un simple Tweet del líder cultural Sergio Restrepo y ha cobrado fuerza dentro de la ciudadanía e, incluso, puesto a pensar a las distintas campañas políticas.
Pero, ¿qué representa Medellín en estas elecciones? Ganar la alcaldía implica la dirección de un Área Metropolitana de alrededor de 3 millones y medio de habitantes, un presupuesto anual mayor al del departamento de Antioquia y 58 billones de pesos de patrimonio del conglomerado público de la ciudad de Medellín, con EPM a la cabeza. La influencia, entonces, del municipio de Medellín es de talla nacional e internacional, donde el tercer cargo electoral más importante de Colombia representa un botín político, que conquistar significa un golpe político a otras fuerzas electorales de talla nacional. Así pues, según las tendencias y las capacidades de movilización política la alcaldía se encuentra entre dos grandes figuras, Gabriel Jaime Rico con 4 avales y una amplia base electoral a su favor y un Juan Carlos Vélez con el aval del Centro Democrático y un abrupto crecimiento en las tendencias de las encuestas. Es en este sentido donde una tercería cobraría importancia, la cual se encuentra dividida entre el ex alcalde Alonso Salazar y cercano a Sergio Fajardo, el ex concejal Federico Gutiérrez que ha mostrado tendencias tanto Fajardistas como Uribistas y el ex senador Eugenio Prieto, cercano a la alcaldía actual.
Ante el inminente liderazgo de Vélez y Rico, y específicamente del primero, además el insuficiente apoyo que ha recibido Prieto por parte de su partido y las divisiones que han generado los roces entre Salazar y Gutiérrez, Equipo Medellín es la posibilidad de dejar a un lado las aspiraciones, deseos y motivaciones personales para optar por un bien mayor, público y común. Salazar, Gutiérrez y Prieto pueden avanzar en una gran coalición o perder las elecciones y la capacidad para decidir sobre el rumbo de Medellín si permiten que el ego, un deseo irrenunciable a ser alcalde o algunas diferencias programáticas mínimas se sobrepongan a la búsqueda de una manera de gobernar distinta. El poder del Uribismo en Antioquia y la maquinaria que es capaz de movilizar Gabriel Jaime Rico, con sus variados avales son verdaderamente las dos grandes campañas que pueden conquistar la alcaldía de Medellín, dejando lugar para únicamente una tercería, no para 3 alternativas similares. Un suicidio del ego, como lo llama Héctor Abad Faciolince es la división de estos candidatos buenos y afines, que deberían aliarse en pro de continuar la transformación social, política y económica que ha vivido Medellín.
Por tanto, la valentía y la virtud está en dejar a un lado las diferencias y encontrar los ejes comunes y fundamentales, conformando una propuesta constructiva que obligaría a encontrar puntos en común entre las visiones de ciudad, que a pesar de haber tenido roces recientes, pueden no tener diferencias irreconciliables. Haciéndose necesario, un acuerdo pragmático que establezca el marco de esta alianza y sus condiciones, sin embargo la dificultad de establecer mecanismos de selección da cuenta de que aún se piensa es en términos de una adhesión de una campaña a otra y no en una gran alianza por la ciudad. Distintas fuentes de las campañas han confirmado que la posición oficial es que este es el asunto más problemático, la definición del mecanismo de selección de un candidato, puesto que consideran que a pesar de que se pueden establecer afinidades programáticas y diálogos entre las campañas, que es muy complejo el renunciar a tantos meses de trabajo, cargados de emociones y adherirse a otra campaña. Al parecer cada candidato busca llegar hasta el final y generar adhesiones a él mismo.
Los grandes líderes y las decisiones más valientes no son las que determinan ir hasta el final de la batalla, sin pensar en las consecuencias, sin medir los resultados, sin calcular los efectos, las decisiones más valientes son las que son capaz de ceder cuando es necesario, son las que permiten establecer acuerdos, consenso y sobretodo, anteponer el beneficio de Medellín sobre el beneficio personal. Es preciso que Equipo Medellín le aporte a alejar el peligro acechante del populismo y la mentira que quiere llegar a la Gobernación de Antioquia, constituirse en una propuesta basada en lo común , en una manera de hacer política y de gobernar, puesto que es la oportunidad de consolidar un modelo de ciudad que se ha venido constituyendo 12 años atrás. Es decir, construir sobre lo construido, aportar propuestas y programas sólidos a partir de las bases de transformación que ha tenido Medellín a lo largo de la última década. Por tanto, los jefes políticos de esta alianza no serían los grandes caciques electorales sino los, aún más grandes, ciudadanos de la ciudad de Medellín. El tiempo se agota, ¿logrará esta propuesta pasar de una idea ciudadana a un acuerdo político en tiempo record?
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