Equidad de Género en la U de A. Carta abierta a las candidatas a la rectoría: Profesoras, Natalia Gaviria Gómez, Elvia María González Agudelo y Lina María Muñoz Osorio

“Muchas son las preguntas que se piensan ante la inigualable oportunidad de “equidad de género” en el actual proceso de designación de la rectoría para la Universidad de Antioquia, ya que, desafortunadamente la historia de la institución educativa y por supuesto en cohesión con la historia de este país y del mundo, aún no habían facilitado las condiciones.”


Muchas son las preguntas que se piensan ante la inigualable oportunidad de “equidad de género” en el actual proceso de designación de rectoría para la Universidad de Antioquia, ya que, desafortunadamente la historia de la institución educativa y por supuesto en cohesión con la historia de este país y del mundo, aún no habían facilitado las condiciones.  Algunas preguntas para las honorables y valientes candidatas son: ¿Qué lugar para la mujer desde la rectoría de la Universidad de Antioquia con base en los criterios de participación democrática y justicia laboral? ¿Cuáles son las estrategias metodológicas, pedagógicas y de veeduría para que se haga efectiva la equidad de género y la participación democrática de todxs en las distintas mesas y Comités de Género? ¿Qué estrategias pedagógicas tienen previstas para que la Unidad de Asuntos Disciplinarios de la Universidad de Antioquia sea más eficaz en los procesos?  ¿Qué mecanismos de acuerdo laboral para rectificar la situación de precarización del profesoradx de cátedra? – ¡Quienes no solo somos sostén de la educación en la institución! – Sino también, los más olvidados en cuanto a condiciones laborales, ¿salariales y de permanencia en la Universidad?

Considerando la decisiva responsabilidad que encarna la rectoría de la Universidad de Antioquia, se piensa que, es importante tener presente la realidad de que no es jefatura de departamento, ni decanatura; sino, un lugar desde donde se administre con rigor académico y justicia laboral, una auténtica equidad de género entre 30.000 estudiantes, 8 mil profesores y 1.600 empleados. Esto sumado a la responsabilidad de sacar adelante la (Ley 30) de educación superior que hemos esperado por tanto tiempo y la cual podría marcar un hito en la historia de la I.E en la educación colombiana; que, además, abriría o cerraría caminos de nuevas posibilidades para el futuro de la representación de la mujer en cargos tan significativos como este que atraviesan lo sociedad, lo cultura y lo político del país. Importante, también, pensar que, sobre la capacidad de discernimiento de esta mujer, que quizás sea elegida el próximo 19 de marzo del año en curso, quedará representada la buena fe de los votantes en la consulta (no vinculante) y de los representantes del CSU, para con su capacidad de administrar la equidad y la justicia democrática y participativa en la Universidad.

A esta necesidad, lo vitalicio. Lxs integrantes de la comunidad educativa requerimos de una rectora que nos atienda de manera empática y respetuosa, que nos escuche y que haga valer la importancia de lxs docentes de Cátedra para la institución, así mismo, la gratuidad; teniendo en cuenta la experiencia, la antigüedad y la corresponsabilidad en los procesos de evaluación. Una rectora que comprenda que en este trasegar educativo elegido, nosotrxs dejamos muchas veces a nuestros hijos e hijas al cuidado de terceras personas para atender nuestras responsabilidades como maestrxs, trabajadores e intelectuales. Qué no sea parcializadx con sus amigues y que no arme tribus por aparte, qué sea equitativa y que entienda que esté lugar hay que tratar de conservarlo haciendo la tarea de la mejor manera posible, así sembrar en futuro preparando el terreno para el florecimiento de la transformación. Explícitamente, se invita a una mujer que no se ciegue frente al poder, sino que, con humildad y generosidad de género, abra sus alas resilientes y empáticas para ponerse en el lugar de las y los que no tenemos ese mismo cargo y sueldo, pero que, en cambio, esperamos de ella una representación “como si fuera profesora de cátedra” (contrato laboral de 8 meses al año, lo cual afecta no solo las condiciones económicas, sino también, las semanas y la edad de jubilación).

Por lo anterior, se desea que el habemus sea femenino. ¡Adelante!


Todas las columnas y el perfil de la autora en este enlace: https://alponiente.com/author/astridarrubla/

 

Astrid Elena Arrubla Montoya

Docente de cátedra en la Universidad de Antioquia. Licenciada en Filosofía, Especialista en Psicoanálisis y Dra. en Cultura y Educación en América Latina, Chile.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.