Entre los derechos civiles digitales y el oligopolio de las empresas digitales

En una importante entrevista realizada por Nick Buxton y Shaun Matsheza a Cory Doctorow destacado activista tecnológico y consultor de Electronic Frontier Foundation (organización defensora de los derechos civiles y las libertades políticas y legislativas relacionadas con la tecnología) manifestó con toda propiedad racional, sobre los monopolios de las empresas tecnológicas y las limitaciones que estos han impuesto a los mercados de trabajo creativos.

Ambos investigadores partieron de esta entrevista con una gran pregunta ¿quién tiene el poder digital hoy en día? A la que respondió Doctorow “son unas pocas empresas poderosas: Google, amazom, Facebook, Apple y Microsoft son en términos generales las que tienen derecho a decir quién puede expresarse, quién puede contactar a quién y cómo funciona”. Además, alude que;

cabe destacar que el motivo por el cual se permitió que esas empresas crecieran del modo en que lo hicieron, el motivo por el cual los reguladores hicieron la vista gorda es que los estados consideran a esas empresas como posibles asistentes en sus propios ejercicios de poder. Es muy improbable, por ejemplo, que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) hubiera podido obtener autoridad regulatoria o convencer a los usuarios a tener aparatos que anuncian nuestra ubicación en todas partes del mundo. Al permitir que estas empresas hicieran eso mismo, al no intervenir y exigir que se impongan regulaciones, el Gobierno de los Estados Unidos ha forjado un futuro en el que la NSA no necesita interceptar nuestras comunicaciones. Simplemente puede pedir información a Facebook, Google o Apple, a la cual no podría acceder de otro modo.

En ese mismo sentido, Doctorw explica sobre un hecho espeluznante aun cuando los dispositivos estén apagados sean estos Android o iOS seguirán rastreando tu ubicación, señala que al menos existen doce lugares en tu dispositivo que aun siguen funcionando. De otra forma en Estados con las legislaciones solidas sobre la garantía que debe existir a los derechos civiles digitales estaría prohibido y tendrían que intervenir sobre los “engaños” y “abusos” cometidos a la privacidad que no es solo una concepción filosófica del liberalismo a la defensa de los derechos individuales. Es una discusión de la protección legal al reconocimiento de una serie de derechos que se ven conculcados sino no se llevan ante los tribunales nacionales e internacionales.

Ahora bien, mi pregunta es: ¿dónde caben los derechos civiles digitales? Tenemos gran parte nuestras vidas invertidas a causa de la cotidianidad, no solo personal, sino laboral en la que nos vemos obligados a estar en la red. Por lo que amerita abrir un debate sobre los derechos civiles digitales y las libertades en clave de Ciberderechos como base esencial de nuestra privacidad.

Debemos tener presente, que hablar de los derechos civiles o como se conoce en otros contextos Ciberderechos son la garantía de ejercitar nuevas convenciones jurídicas, o como yo denomino “geojurídicas digitales” para el presente caso, en la medida en que estas deben analizarse desde las relaciones de poder entre las grandes compañías digitales, los Estados y las ciudadanías. Por tanto, las nuevas motivaciones jurídico-políticas pertinente a lo digital, van a traer consigo una disputa del presente-futuro de la totalidad de las actividades diarias en la sociedad y su relación con los entornos virtuales.

La sociedad tiene por delante, los objetivos que logren trazar y equiparar los derechos civiles digitales y los derechos corporativos y comerciales que tienen las grandes compañías. Recordemos, a modo de ejemplo; que en una demanda interpuesta a la compañía Google no existía la privacidad suficiente que todos pensábamos; o por lo menos Google nos hacía creer que el “modo incógnito” no era tal, las garantías eran distintas, por lo que le toco a Google eliminar datos que había recopilado a millones de usuarios para poder así, dar fin a la demanda.

Hay que decir, que los desarrollos tecnológicos han respondido a muchas de las necesidades que de otra manera no se hubiese alcanzado bajo métodos mecánicos. Nadie pone en cuestión que, muchas de las operaciones humanas donde media el ciberespacio y las operaciones digitales mejoran la calidad de vida de muchos usuarios. Sin embargo; el poder político, económico y jurídico que tienen el oligopolio de las empresas tecnológicas y digitales, transponla la capacidad humana para que pueda apelar a su privacidad, es decir; que con cada ley que se aprueba para restringir los derechos civiles digitales en los Estados, perdemos la posibilidad de una sociedad que lucha por la libertad de expresión y el derecho a la información justa y democrática. Recordemos siempre para la discusión que nos invita, que los nuevos tiempos en la era digital acuden a “una civilización de la mente en el ciberespacio. Que sea más humana y hermosa que el mundo que vuestros gobiernos han creado antes” Barlow.


Todas las columnas del autor en este enlace: Andrés David Arana Gutiérrez

Andrés David Arana Gutiérrez

Investigador académico del grupo Ignacio Torres de la Universidad libre de Cali y Columnista

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