“Los llamados “Montajes judiciales” se han convertido en una herramienta de uso recurrente por parte de instituciones como la Fiscalía o el Ministerio de Defensa tanto para querer demostrar resultados en materia de seguridad como para expiar indicios tras presunciones de terrorismo o insurgencia en Universidades, Colectivos de Derechos Humanos y Asociaciones Campesinas.”
Champeta: Cuchillo pequeño con el que carniceros, tasajeaban la carne a mediados del Siglo XX, en el mercado de Bazurto (Cartagena). Pero también, peine metálico pequeño en forma de trincho con el que los jóvenes se hacían el peinado afro y que cargaban, por lo general, en el bolsillo de atrás del pantalón.
Champeta, hoy día, género musical, una identidad, una forma de vestir, de caminar, de vivir, toda una herencia de lo africano entrecruzado con lo ancestral palenquero y raizal de las comunidades negras en la Costa Norte Colombiana y que se comparte a través de los clásicos escaparates de música, baile y mezclas, conocidos popularmente como Picós.
Sin embargo, hasta no hace mucho e inclusive aún hoy día en algunos lugares de la Costa Atlántica Colombiana y del país en general, también era una palabra que asociaba estereotipada y despectivamente, lo marginal, lo pobre y lo popular, llevando incluso, a grupos armados, en su momento, a establecer “Limpiezas sociales”, desapariciones y asesinatos selectivos contra personas adscritas a este movimiento.
2001, “Los Champetas” como Objetivo
Hace 19 años, exactamente un 23 de junio de 2001 en Cereté (Córdoba), miembros de un grupo de «limpieza social», amenazaron a los pobladores de este municipio a través de una serie pasquines repartidos y pegados en el pueblo donde se leía puntualmente: «Este municipio se está corrompiendo, y amenaza con darle muerte a “Los Champetas” que permanecen en el bulevar y el puente metálico». Ese día, por primera vez en Córdoba, se empezó a hablar de la Champeta en función de lo criminal, al tratárseles como grupos dedicados a la delincuencia. La primera advertencia, ya la habían dado 3 meses atrás con el asesinato de David Llorente conocido popularmente como “Pantalón mojado”, un aficionado de tiempo completo de la Champeta en la ciudad de Montería. No había duda, según los mismos argumentos, que venían por quienes se identificaban con este movimiento.
Un mes más tarde, el 15 de Julio de 2001, de nuevo en Montería (Córdoba), miembros de un grupo de «limpieza social» que se movilizaban en motocicletas escribieron grafitis amenazantes en las paredes de algunas viviendas de invasión en La Campiña, ubicadas detrás del colegio Seminario Juan XXIII y frente a los barrios El Prado y Panzenú, en horas de la noche. En esos escritos anuncian a su vez: “Limpieza social contra los Champetas que ejercen sus acciones delictivas en la zona».
Ya para el 8 de agosto de ese mismo 2001, varios habitantes de los barrios del sur de la ciudad de Montería, especialmente en el sector de Cantaclaro fueron amenazados y conminados a abandonar la ciudad en menos de 72 horas, por miembros de un grupo de «limpieza social», mediante dos panfletos en los que se leía explícitamente: «llegó la hora. Muerte a los champetas». Y entre los amenazados se encontraban personas con los alias de «La Sayayín», «La Negra Lina», «Los Camerún» y «Los Cartagena». Alias todos, curiosamente, sacados de canciones o artistas champeteros: Sayayín, un Joven Champetero que se convertiría en un Hit comercial para la época con canciones como Paola o la Suegra Voladora; La Negra Lina, una de las canciones más icónicas del cantante champetero Gabonés Oliver N”Goma; Los Camerún, refiriéndose a uno de los países más influyentes en la composición champetera y en donde su baile popularmente conocido como Soukus Ndombolo está prohibido; Y los Cartagena, ciudad de donde originalmente proviene el término “Champeta”.
Tristemente, ese año 2001, los pasquines, grafitis y amenazas a los adscritos al movimiento champetero, identificados a su vez como grupos delincuenciales denominados “Los Champetas” debido a su afición a esta música, sus bailes y el Picó, fueron masivos y recurrentes, todos los casos ubicados a su vez en los barrios al sur de la ciudad de Montería.
2003- 2004, De las amenazas a las ejecuciones: La entrada en escena de los Paramilitares
Para mediados de 2003 y 2004, ya no hablamos de Grupos de Limpieza sino de Paramilitares propiamente operando en estas zonas.
El 3 de marzo de 2003, varios habitantes del barrio Cantaclaro, otra vez en Montería, fueron amenazados mediante un panfleto por miembros de un grupo paramilitar que se autodenominaba “La Mano Negra”. Mediante un comunicado que estaba dirigido a los kioskos La Negra y Puente La Unión, se leía: «Se les informa que a partir de la fecha queda totalmente prohibido que los jóvenes champetas que pasan en este sector y en sus negocios estén allí. Los vecinos del sector se quejan porque colocan a sonar un Pickup con volumen alto hasta altas horas de la noche y se reúnen a fumar toda clase de vicios y a atracar a todo el que se les venga en gana. Como se les informó al inicio de este oficio, todo el que se sorprenda en dicha zona cometiendo este tipo de actividades; se le dará muerte en forma violenta, nuestra organización no tiene hora ni fecha para proceder. Les agradecemos tanto a ellos como a ustedes que mejoren su negocio. Ojo TETE, LA KELLY, REYES alias el gago; y compañía, ¡OJO!! OJO¡!OJO ¡TODOS FRECUENTAN EL KIOSKO LA NEGRA Y EL PUENTE”! De nuevo, la asociación directa con canciones champeteras o famosos picós del sector no se hizo esperar: Tete, un éxito musical de la Champeta Africana inserta en el disco “10 años después” del músico marfileño Mavoungou Lolo-Lolitta; La Kelly, famosa canción champetera difundida por el picó del Rey de Rocha, conocida como El Amor de Kelly; Y El Gago, un éxito clásico de la terapia criolla de los 90 interpretado por Melchor el cruel en el álbum Fiesta de Champeta. Todos ellos, nuevamente convertidos en Alias sacados de la Manga de algún paramilitar armado de la zona.
Ese mismo año, el 19 de Julio de 2003, Paramilitares que se movilizaban en una motocicleta DT de color negro y quienes portaban cascos grandes y oscuros ejecutaron extrajudicialmente a un joven de 16 años llamado Pedro Enrique Vega Caldera. Como los medios para la época afirmaban: «El joven tenía serios problemas en el sector, porque andaba con un grupo de Champetas «. Ese fue el momento en donde el parlante ceso, y los Champeteros convertidos entonces en los criminales llamados “Los Champetas” empezaron a huir, exiliarse y cargar con sus equipos encima.
Sin embargo, no demoró mucho en arrancar el año 2004 cuando el 8 de enero, en Cereté (Córdoba), Paramilitares que se movilizaron en motocicletas ejecutaron extrajudicialmente a Richard Javier García Rosso, conocido popularmente como “Pollo ronco” en el parque del barrio Santa Clara. En conversación con una habitante de Cereté que vivía en ese momento cerca del sitio donde fue abatido el “Pollo ronco”, me dice: «Él era un joven que practicaba Boxeo desde pelao. Su papa era un Expolicía por lo cual eran acomodados. Pero le gustaba mucho andar con la gente del Picó. Eso fue lo que lo mató. Se comenta en Cereté que El Pollo Ronco, al parecer era expendedor de sustancias alucinógenas y hacía parte de una banda de Champetas. La madre de Pollo Ronco y sus hermanos no quisieron saber más del asunto. No hubo resultados de una investigación y por lo menos, para el pueblo, todo pasó al olvido”
2011, El ERPAC (Ejército revolucionario popular anticomunista) en Cartagena de Indias
“Cha Npeta significa mujer que no deja o mujer que se resiste. Era el nombre de las cimarronas que se liberaban de la esclavitud y llevaban oro y semillas a los distintos palenques en sus trenzas y peinados tenían los caminos para solo ellas llegar, muchas veces regresaban del otro lado de la muralla para seguir llevando oro, semillas e información. En sus faldas amarraban sacos y recogían alimentos para guardar a los niños y niñas, y su única arma era el cuchillo viejo, desgastado y casi que sin filo que les permitían tener en la cocina para cortar las verduras. El cuchillo luego pasó a ser llamada champeta producto de las Cha Npetas” Tomado de la declaratoria realizada en el homenaje a cantantes femeninas de la Champeta en 2016
El 21 de Agosto del 2011, ya saliéndonos de Córdoba y ubicándonos en la ciudad de Cartagena de Indias ( Bolívar), Paramilitares amenazaron mediante panfletos enviados a la oficina del Coordinador del Comité de Reparación en Bolívar, al Colectivo Nacional de Mujeres; a las Defensoras de Derechos Humanos de Mujeres Víctimas del Conflicto Armado «Mujeres Restableciendo Derechos»; a la Asociación de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes); a la Coordinación Nacional de Desplazados (CND); a la Organización Nacional de Población Desplazada Desarraigada Independiente (Opddi) y a las mujeres de la Fundación Nacional Defensora de los Derechos Humanos de la Mujer (Fundhefem), quienes hacen parte de la red de la Coordinación Nacional de Mujeres en Situación de Desplazamiento. Uno de estos panfletos, venia firmado por el ERPAC (Ejército revolucionario popular anticomunista) y contenía lo siguiente: “Mandamos este mensaje desde los Llanos al departamento de Bolívar en donde tenemos identificados a guerrilleros disfrazados de líderes campesinos en barrios como Nelson Mandela, Olaya Herrera, San José de los Campanos, El Pozón, estribaciones de La Popa; y en los municipios de San Jacinto, Magangué, Arenal, Zambrano y Santa Rosa. Anunciamos que su marzo negro se los vamos a convertir en abril rojo (…) como les gusta la champeta comiencen a bailar el baile rojo”
2012 – 2015: Los asesinatos del Sayayin y el Yarli
Sí hay un nombre fácilmente reconocible en el mundo de la Champeta, ese es el de John Jairo Sayas Díaz, mejor conocido como El Sayayin. Sus temas, hasta hoy día sonados, ya son todos unos clásicos en el género: “Paola”, “La suegra voladora”, “La píldora”, hacen parte del inmenso repertorio del Champetero.
Sin embargo, “El sayayin”, uno de los primeros cantantes de Champeta reconocidos internacionalmente y firmado por disqueras de alto mercado para hacer giras y producir discos, sería asesinado por dos sicarios en moto el 26 de junio del 2012, mientras departía con unos amigos en el estadero “Mi hermano y yo” en la ciudad de Sincelejo. Un disparo en la espalda resultó fulminante en la carrera del Champetero.
Las investigaciones posteriores en una alianza entre Fiscalía General y Policía arrojaron resultados cuatro años después: “El puya” y “Bamba”, fueron capturados y condenados a 37 años, 8 meses y 3 días de prisión por la muerte del Sayayin. Ambos individuos, estaban adscritos al grupo paramilitar denominado “Los Rastrojos”, cuyas operaciones en la capital del departamento de Sucre están dedicadas al narcotráfico, la extorsión y el secuestro.
Tres años más tarde, el 20 de Julio del 2015 en las horas de la noche sería asesinado por un policía a quemarropa, Rafael Antonio Marimón Garcés, mejor conocido como El Yarli, un reconocido cantante champetero mientras amenizaba un Picó en el Barrio Olaya Herrera, sector la Magdalena. La razón de la presencia policial en la zona se debió a una denuncia de vecinos del sector quienes se quejaron por el alto volumen y la masiva presencia de supuestos “Pandilleros y Champetas” de otros sectores populares de la ciudad. El hecho de silenciar los bafles y usar gases lacrimógenos para dispersar a la población, generó una riña entre quienes estaban en el picó y los policías, los cuales terminaron saldándose a El Yarli, con una carrera de doce años incursionando en el género champetero.
Champeteros y “Champetas”: El presente
Afortunadamente, la Champeta como género musical y estilo de vida es cada vez más aceptado en todo el país. La entrada en escena de artistas como Mr. Black, Twister El Rey, Koffee El Kafetero o el legendario Charles King, han puesto a la Champeta en lo más alto de las listas musicales de emisoras y eventos fiesteros en el país. Sin embargo, construir memoria de lo acaecido en el pasado para entender lo que es hoy en día este género musical, se convierte en un asunto vital.
“Champeteros, no “Champetas”, parece ser la consigna del movimiento para dejar atrás los estigmas, la marginación y el estereotipo sobre el cual sufrieron muchos vejámenes en el pasado. Y aún con todo esto encima, estos eventos no parecen terminar puesto que el año pasado el Champetero HD Letra mágica recibió una amenaza de muerte el 12 de abril del 2019 vía telefónica por sus trabajos musicales: “Si me muero por hacer arte, me voy feliz” decía el titular del periódico El Universal de Cartagena ese viernes 12 de abril en plena madrugada.
¿Que sí actualmente la Champeta tiene un lugar especial en la cultura costeña y colombiana?, se puede decir que sí, y no solo un lugar especial, sino uno definitivo. Basta con ver los lugares que hasta en Bogotá se han especializado solo en este tipo de música, la gran cantidad de artistas que se están proyectando adentro del país y en el extranjero bajo este género o la romería provocada en Montería el pasado 8 de junio en medio del entierro de Jeison Mercado “Saya”, uno de los más conocidos animadores de Picó en todo Córdoba, muerto por causas naturales.
Esto último, en medio de una Pandemia, una serie de cuidados cada vez más intensivos, y un reporte de 113 casos de Covid-19 confirmados en Montería, no impidieron que “El Saya” fuese llevado a su entierro sin un alto bafle y a ritmo de Champeta que a todo volumen y en medio de una infinidad de asistentes en su recorrido, sin tapabocas, ni protección, complacieran la última voluntad del animador monteriano.
Comentar