«Hay quienes descalifican a Ordóñez, Morelli y al Cartel de la Toga, o reivindican las supremas instancias internacionales en DD.HH., sólo cuando les conviene. Y fue así como se tipificó el delito de lesa uribidad, por el cual fui condenado hace mucho tiempo. ¿Leyenda?” Es la frase lapidaria de conclusión de la columna de réplica del ex ministro Andrés Felipe Arias en prisión en el exilio para el diario El Espectador del día de ayer en respuesta a la columna del ex superintendente de Industria y Comercio Pablo Felipe Robledo Caso Arias: una “leyenda urbana”. Algunas personas dicen que fue el trofeo de presa cobrado por los sectores que impusieron en 2010 en el uribismo la candidatura del ex presidente Juan Manuel Santos; otros dicen que fue la víctima indirecta del mal uso que algunos corruptos hicieron del mejor programa de fortalecimiento del campo en los últimos años en Colombia -solo comparable con el PLANTE de sustitución de cultivos ilícitos del gobierno Samper- que fue Agro Ingreso Seguro, que inclusive fue continuado por el ministro siguiente Juan Camilo Restrepo, dados sus éxitos.
Los medios hegemónicos y las agendas mediáticas y publicitarias de ciertos poderes fácticos siempre nos han vendido muchas mentiras, modelos fraudulentos de vida, falsas ilusiones y necesidades creadas, pero dentro de toda esa maraña, que hoy celebran los izquierdistas al conmemorar hoy el cumpleaños número noventa del lingüista Noam Chomsky, quien develó toda esa farsa que ellos mismos usan y han usado para vender su mentira ideológica, a través del libro ¿Cómo te venden la moto?. Todo esto, para dejar en claro que los medios de comunicación han hecho morbo social de todos los casos judiciales y han logrado destruir la vida de muchísimas personas honorables a base de verdades a medias que benefician a los poderes fácticos detrás de dichos medios.
La única leyenda urbana, son la sarta de mentiras con la que han llevado a un matrimonio decente, a una familia honorable, a un creyente en Dios y excelente estudiante -que por no ser de las becas prepago de entidades y circuitos políticos- contra el que debió ser el Presidente Constitucional de 2010 al 2014, que sin duda mejoraría e impulsa desde el bando conservador-institucional el legado provechoso de los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, convirtiendo a Colombia en una nación moderna, en paz con justicia y verdaderamente de cara al mundo.
Y como para que no faltase un sello más oscuro al año con dos muertes: Alejandro Pizano y Rafael Merchán quien hoy, a pocos días de escribir esta columna, fue asesinado en su apartamento del norte. Lo conocí en 2012 como Secretario de Transparencia del primero gobierno Santos en una conferencia del Partido Conservador Colombiano, donde públicamente le expuse la problemática de corrupción de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas -universidad pública administrada por la Alcaldía de Bogotá- de donde he sido veedor ciudadano certificado desde 2011 hasta hoy. Me duele muy de cerca este suceso, pero más allá de la desazón, hay que pensar en el presente continuo, más que en el etereo futuro.
Son las urnas, son las calles, son las bases ciudadanas y la creatividad las que solucionan realmente los problemas. Solo la productividad y la educación popular colectiva, se realiza una verdadera cultura social de cambio que quite el poder a la clase política y lo entregue a las bases productivas de la Nación.
Con noticias como estas, es muy, muy dificil decirles Feliz Año 2019. Pero creo que la felicidad tendremos que conquistarlas entre todos. Para que nunca más una difamación destruya el esfuerzo y la integridad de una familia. Una sociedad donde Andrés Felipe, su señora y sus hijos caminen con la frente en alto por las calles de la ciudad de Medellín; donde nunca más a un funcionario público de control tema por su vida y que los ciudadanos seamos realmente libres.
¡Antioquia y Colombia dignas y libres!