«Solamente pensar en el futuro con la convicción de que es imprescindible sacar adelante los grandes proyectos de infraestructura, sobre todo la vial, será lo que genere bienestar social y prosperidad para las comunidades, con o sin el virus.»
En medio de todo el drama en el que vivimos, el pasado miércoles 24 de junio comenzó formalmente, con la firma del acta de inicio de obras, el proceso de construcción del Regiotram de Occidente que busca conectar varios municipios de Cundinamarca con el centro de Bogotá.
Más allá de elogiar la iniciativa de este proyecto, por demás, ambicioso y necesario para dicha región, lo que verdaderamente celebro es el compromiso del gobierno nacional y el regional con éste, aun en medio de la pandemia. Cualquiera podría sostener que la circunstancia ameritaría un cambio de paradigma frente al desarrollo de las regiones y los municipios del país, sin embargo, solamente pensar en el futuro con la convicción de que es imprescindible sacar adelante los grandes proyectos de infraestructura, sobre todo la vial, será lo que genere bienestar social y prosperidad para las comunidades, con o sin el virus.
Un tren de cercanías como el Regiotram es precisamente lo que nos ha hecho falta durante tanto tiempo a nivel nacional para llegar a ese punto. Sólo ese medio de transporte logrará movilizar a través de 17 estaciones un promedio estimado de 130.000 pasajeros al día, algo que inevitablemente desarrollará dichos municipios con nuevas oportunidades; pues es lógico que articulando orígenes y destinos con el sistema ferroviario se pueden dinamizar las dinámicas locales del comercio, aumentando la demanda de bienes y servicios, que debería llevar a generar focos de nuevos empleos y de nuevas oportunidades para la creación de empresas en dichos lugares, siempre que se cuente con el apoyo de políticas económicas robustecidas del Gobierno Nacional.
De allí la importancia para cualquier sociedad de un sistema masivo de transporte que interconecte a sus comunidades. De hecho, en varias oportunidades, tanto la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) como la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) han explicado que para la economía del país un tren incidiría positivamente en tanto se podrían reducir los costos logísticos de transporte de mercancía, lo cual incentivaría a los inversionistas y así se reactivaría la economía.
Por mi parte, sólo espero que el sueño del tren de los cundinamarqueses pueda convertirse en plan piloto y ejemplo para el resto de los Departamentos en el país, que la ejecución de las obras salga de la mejor manera posible y sin mayores retrasos, que la codicia y la corrupción ni se asomen, que los egos políticos se queden a un lado y que todos trabajen en equipo para concretar eficaz y eficientemente el primer tren de cercanías operando en el país.
[…] Fuente: Al Poniente […]
Que bueno que escribas temas de actualidad, no necesariamente vinculado al derecho