El siglo XXI y la insoportable levedad del ser


«Una de las reflexiones más profundas de las que habla Kundera en ‘La Insoportable Levedad del Ser’ es cuando introduce a la obra el concepto del Eterno Retorno, que si bien no es original de Nietzsche, es este filósofo quien nos da una perspectiva occidental de un mito oriental.

El mito nos dice que estamos condenados por toda la eternidad a vivir nuestras vidas, una y otra vez repitiendo los mismos errores y aciertos, siguiendo el mismo patrón, y básicamente lo que hagamos hoy, será algo que repetiremos en un eterno retorno. Son versiones de nosotros mismos en las que no existe posibilidad de cambiar ni mejorar quienes somos ni lo que hacemos.

Para Nietzsche, este concepto lejos de ser fascinante, era completamente aterrador, pues nos contrasta con lo que hacemos y dejamos de hacer en el día a día, y nos cuestiona directamente: ¿Este día será tan trascendental que sea digno de repetirse por toda la eternidad? ¿Esta versión de mí en este mundo será lo verdaderamente valiosa como para sentirme orgulloso de verla por el resto de la eternidad?

Estas preguntas nos confrontan tanto con el sentido de la vida como con nuestra felicidad, así como con la satisfacción frente a la vida misma y nuestro rol en la existencia.

Para Kundera, estar conscientes del eterno retorno nos pone ante la perspectiva de actuar en consecuencia y darle a nuestra existencia una dirección (gravedad), o elegir el camino de simplemente fluir con la vida (levedad). Aunque simplemente flotar y fluir con la vida misma pueda sonar tentador, especialmente en tiempos donde hacerse responsable de nosotros y nuestros actos es tan impopular, lo cierto es que una vida sin norte ni propósito pasa factura.

La dicotomía es nítida: elegir entre una gravedad que pueda resultar aplastante en algunos casos pero que nos da nuestra libertad, o escoger una levedad que nos da la falsa sensación de libertad pero sin la posibilidad de conocernos ni entender el propósito de nuestra existencia.

Para Kundera, la respuesta es clara. Es mil veces mejor ser aplastado por nuestra propia existencia que vivir insoportablemente leve.

Ahora bien, a poco menos del primer aniversario de la muerte de Milan Kundera, la reflexión del eterno retorno y la insoportable levedad del ser cobra mucho sentido, pues este siglo pinta ser excesivamente light y con pocos cuestionamientos reales a las cadenas de nuestras libertades. Vivimos en una matrix de redes sociales, sistemas políticos cada día más colectivistas y día a día más cómodos ante la pérdida de individualidad ante una masa amorfa y digital, mientras la vida pasa sin que dejemos huella.

En medio de la vorágine del siglo XXI, las palabras de Kundera resuenan con una claridad inquietante. Nos recuerdan que la búsqueda de sentido en nuestras vidas es un acto de resistencia contra la superficialidad y la levedad que nos rodea. En un mundo cada vez más dominado por la comodidad y la uniformidad, es crucial recordar que la verdadera libertad filosófica yace en el desafío constante de nuestro ser, en la confrontación con nuestras elecciones y en la búsqueda de significado en un universo aparentemente caótico. En última instancia, optar por la gravedad sobre la levedad es un acto de afirmación de nuestra propia humanidad, un paso hacia la autenticidad y la trascendencia en un mundo que intenta devorar nuestro auténtico yo y mantenernos inermes en medio de una insípida uniformidad.

César Augusto Betancourt Restrepo

Soy profesional en Comunicación y Relaciones Corporativas, Máster en Comunicación Política y Empresarial. Defensor del sentido común, activista político y ciclista amateur enamorado de Medellín.

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