Para los que estamos en constante e ininterrumpida comunicación con el mundo de los negocios, en especial de aquellos que están en una incansable labor titánica de innovación, transformación y evolución, hemos ido familiarizándonos poco a poco con un término que rompe con la tradicionalidad en el mercado y es la disrupción.
Hace unos días veía en Netflix (claro ejemplo de innovación disruptiva) un documental que se titula: “Print the legend” en donde se estudiaba un caso particular de empresa disruptiva, en este caso MakerBot. MakerBot en sus comienzos fue una apuesta al mercado de las impresoras 3D, pero con un factor determinante y particular: Este producto pretendía abarcar un mercado al que las grandes empresas en ese momento no habían dirigido sus esfuerzos: el consumidor.
En el 2009 las impresoras 3D eran una realidad industrial, es decir, estaban dadas para tal fin y no pensadas en un uso individual, oportunidad que vio MakerBot y en la cual comenzó a trabajar.
MakerBot se propuso a pensar en cómo podían atender a ese mercado no abarcado por las empresas tradicionales y comenzaron a apostar directamente a la creación de un producto que se pudiera llevar a cabo en el mercado individual: el consumidor.
Como muchos de estos casos, el crecimiento comienza a darse de una forma acelerada y comienza a presentarse una profundización en el mercado; las tendencias comienzan a cambiar y el aprovechamiento a un nicho de mercado no explorado por la tradicionalidad en los negocios comienza a dejar vulnerables las prácticas empresariales convencionales.
Casualmente, mientras daba con el fin de ese documental, me encuentro el día de ayer con un artículo de opinión en el diario económico La República titulado: “El impacto de la disrupción” escrito por Juan Carlos Zuleta Acevedo, nieto del empresario José María Acevedo, fundador de HACEB, marca querida por los colombianos.
Juan Carlos hace una apreciación en su artículo que vuelve la disrupción un término entendible, pues nos dice que:
“La disrupción se genera cuando un emprendedor, utilizando alguna tecnología, construye un modelo de negocio para atender de manera rentable a los consumidores descartados por la oferta de valor de las empresas dominantes, retando su liderato, expandiendo el mercado y, en la gran mayoría de los casos, proponiendo soluciones altamente innovadoras para las que ni siquiera existe regulación, incluso en los países más desarrollados.”
Hoy la disrupción pasa de ser un simple término para aplicar a ser un sentido organizacional necesario, pues las empresas que no estén alertas a estos cambios o transformaciones, las cuales llegan con pequeñas ideas y sin mayores recursos, corren el riesgo a perder su participación y, posiblemente, su permanencia en el mercado.
En el caso de MakerBot, ésta fue adquirida por StrataSYS, empresa que lideraba el mercado de impresoras de 3D y que cobijaba un mercado industrial. Esta adquisición, aunque no fue muy bien vista por muchos consumidores, al día de hoy MakerBot sigue liderando el mercado individual.
Hoy la disrupción está abarcando otro tipo de aspectos y su impacto está siendo medido la cotidianidad, tenemos claros ejemplos como la Inteligencia artificial (AI), la revolución 4.0, computación en la nube, vehículos autónomos, etc.
El reto empresarial es conocer y fortalecer el sentido de la disrupción que no es otra cosa que la nueva realidad en el mundo de los negocios.