El reencuentro con el “nuevo mundo”

“Es momento de ir en búsqueda de voces, ideas y relatos originales que permitan la consolidación de una identidad que reconozca nuestras raíces indígenas y que valoren la belleza que aportan estas cosmovisiones ancestrales al mundo actual.”


Hace algunos meses fui presa de un interés profundo por conocer las historias y las personas de las cuales era consecuencia. Gracias a una acción accidental logramos encontrar que una de las líneas genealógicas de mi abuela paterna provenía de la unión entre Gaspar de Rodas y la indígena peque (tribu de los Catíos) Catalina Carvajal. Fue un hallazgo emocionante e interesante debido a su lejanía histórica y a la improbabilidad misma por cual es posible mi existencia.

En un primer momento, mi atención se centró en la historia del Capitán conquistador debido a su influencia en el proceso de establecimiento de los asentamientos españoles en el territorio antioqueño. Sin embargo, con el paso de los días esta atracción inexplicable me generó cierta inconformidad y desazón, pues había ignorado por completo la presencia de uno de los antepasados más interesantes hasta el momento de toda la investigación. Una indígena.

Y sin intención de forzar las cosas, esta experiencia generó en mí una reflexión que permitiría explicar la poca atención que le presté a la presencia de mi antepasada, y que quiero compartir con ustedes en estas letras. Los colombianos debemos redescubrirnos, reencontrarnos con nuestro pasado y darles una nueva lectura a nuestras narrativas del mundo.

Diana Uribe en el episodio de su podcast dedicado a la Serranía de Chiribiquete (el cual les recomiendo bastante) menciona que existen “formas de poderes cósmicos que no contemplamos en nuestro relato de país. En nuestro relato somos periferia, [mientras que] en Chiribiquete somos el centro del mundo”. Sus palabras me parecen bellas y llamativas pues en muchas de las actividades sociales, políticas y económicas de nuestra cotidianidad continuamos reproduciendo modelos colonizados o importados del resto del mundo. Por ejemplo, la historia que nos enseñan, en la mayoría de los casos, no nos incluye o comienza en el momento en que “nos descubren”, y las cátedras sobre nuestro pasado indígena son lo suficientemente escasas para no recordarlas.

Vale la pena señalar que el conocimiento al presentarse como ancestral no es sinónimo de superioridad, y que le debemos inmensamente, como sociedad, a los avances del conocimiento occidental. Después de dicha aclaración, considero que nos encontramos en el momento oportuno para desdibujar muchos imaginarios de desarrollo en el que nos inscribe el orden mundial, y comenzar a reconocer perspectivas propias de nuestra realidad híbrida.

Cómo nación debemos ser conscientes de la importancia de este pasado, hoy difuso, pues nuestras propias instituciones son producto de una mezcla entre las imposiciones europeas y las costumbres locales, tal como lo exponen Robinson y Acemoğlu en Por qué fracasan los países. En definitiva, son condiciones y maneras de convivir que nos construyen y que en la actualidad siguen definiéndonos como sociedad.

Es momento de emprender la búsqueda de voces, ideas y relatos originales que permitan la consolidación de una identidad que reconozca nuestras raíces indígenas y que valoren la belleza que aportan estas cosmovisiones ancestrales al mundo actual. Deberíamos siempre considerar que este pasado es también presente aún invisible a los ojos de muchos, por lo que nuestra ignorancia voluntaria y resistencia al reconocimiento de sus creencias, reivindicaciones y culturas, no son más que una discriminación latente y normalizada a comunidades enteras que conservan vivas estas maneras culturales y sociales tan ricas para nuestra identidad y el mundo entero.

Somos hijos de una historia que hemos recibido y una que hemos decidido ignorar. La primera la recitamos al pie de la letra y nos arrincona en la narrativa de un tercero distante, mientras que la segunda nos ubica en el centro del universo y nos convierte en actores esenciales con perspectivas fundamentales para afrontar los retos de una sociedad cada vez más compleja y un planeta en crisis.


Referencias:

Uribe, D (18 de diciembre 2020). Chiribiquete desde la imaginación. Recuperado de https://podcasts.apple.com/co/podcast/dianauribe-fm/id1440323217?i=1000502872396

Robinson, J. A., & Acemoglu, D. (2012). Why nations fail: The origins of power, prosperity and poverty. London: Profile.

Fotografía:

De Bry, T. (1596) «America sive novus orbis respectu Europaeorum inferior globi terrestris pars». The Leventhal Map Center. Recuperado de: https://co.pinterest.com/pin/141511613264692145/

 

Nicolás Molina Arroyave

Estudiante de Ciencias políticas. Cinéfilo e hijo de las montañas antioqueñas.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.