Hace aproximadamente 15 años Sheik Yamani (un ex ministro del petróleo de Arabia Saudita) dijo en una entrevista que “La edad de piedra no terminó cuando se acabaron las piedras, así mismo la era del petróleo no se acabará cuando se nos acabe el petróleo”, en su momento dicha frase pareció irónica y poco realista, pero los recientes acontecimientos en torno al mercado del petróleo están confirmando que esa premonición se está convirtiendo en realidad.
El fin de la era del petróleo es un tema sobre el cual se ha especulado mucho, pero en los últimos meses del 2015 se dieron dos acontecimientos sin precedentes que empiezan a cambiar el rumbo de la historia del petróleo como elemento dominante del consumo de energía a nivel global:
● Por primera vez la OPEP ante una drástica caída de los precios no logra generar un consenso para reducir la producción de petróleo y así estabilizar o subir los precios, como lo había hecho sin falta durante casi 4 décadas.
● El congreso de Estados Unidos levantó un veto vigente desde la década de los setenta que prohibía a los productores de petróleo de ese país exportar su producción.
Estos acontecimientos protagonizados por los dos países principales productores y consumidores de petróleo del mundo no son para nada menores, son hechos sin precedentes que obedecen a una nueva realidad.
Los analistas plantean dos escenarios detrás de la decisión de Arabia Saudita de no parar la actual caída del precio:
1. Es una estrategia que busca aplastar a sus competidores, los cuales tienen unos costos de producción mucho más altos y por ende los obligaría a vender a pérdida por un extenso periodo y por lo tanto cederían terreno en el mercado.
2. Arabia Saudita de ahora en adelante preferirá vender sus barriles con utilidad así sea a un menor precio del acostumbrado y no tener que dejar todos esos barriles bajo tierra sin vender, que es lo que ocurrirá en el mediano y largo plazo al reducirse la demanda mundial del crudo.
Y es esta segunda hipótesis la que más tiene sentido, porque Arabia Saudita teniendo la mayor cantidad de reservas del mundo, teniendo uno de los costos de extracción más pequeños de todos los grandes productores y sabiendo que el 80% de sus ingresos dependen de la venta del petróleo definitivamente va a preferir vender a los precios de hoy en día o incluso a precios tan bajos como 20 dólares por barril y todavía así obtener utilidades.
Por el lado de Estados Unidos (el mayor consumidor de petróleo del mundo) el panorama actual ha cambiado radicalmente en los últimos años, no solo la administración Obama y todo el aparato industrial y tecnológico se han encaminado a emprender la transición hacia energías renovables sino que han logrado implementar nuevas tecnologías de extracción de petróleo mucho más baratas y mucho más rápidas de implementar.
Una de estas nuevas tecnologías se conoce como petróleo “shale”, el reciente crecimiento de este nuevo ecosistema de productores de petróleo fue una de las razones por las cuales el congreso de EEUU levantó el veto a la exportación de petróleo, ya que en los años recientes estas empresas han demostrado que con técnicas más avanzadas y económicas logran producir petróleo más rápido que los proyectos tradicionales de las grandes petroleras, por lo que ya terminó la fuerte dependencia que tenía el país con el suministro de petróleo de sus volátiles aliados del medio oriente o de la Venezuela chavista.
El final de la era del petróleo no será rápido, demasiados países dependen de ese mercado y las grandes corporaciones que lo manejan tienen el poder político y económico para sobrevivir por muchas décadas, de igual manera la transición a nuevas fuentes más limpias y renovables de energía para el transporte no ocurrirá de la noche a la mañana.
Sin embargo claramente estamos en el punto de inflexión de esa tendencia, teniendo en cuenta que en un mundo que ya no está dominado por los precios del petróleo la ecuación geopolítica cambia drásticamente, para la política exterior de EEUU un precio bajo del petróleo es muy conveniente, ya que le pone un freno de mano a los planes de sus principales opositores políticos a nivel global: Rusia, Irán y Venezuela.
En una futura columna elaboraré cuales son las implicaciones políticas, económicas y sociales que el comienzo del fin de la era del petróleo tendrá en toda latinoamérica, en especial en Colombia.
QUE PARADIGMA TAN ESTÚPIDO, algo así como el de los tiempos de la vieja Grecia cuando ni Platón concebía un Mundo sin Esclavos:
O se acaba la TAL ERA DEL PETRÓLEO, o acaba con todo; empezando por la misma Tierra.