El populismo del siglo XXI

“repite tantas veces una mentira y se convertirá en realidad”  Joseph Goebbels


Es el sofisma más común y la falacia de la  gran mayoría de la sociedad condicionada.

¿De qué se trata esto?

Bueno, de manera simple lo resumiré como la técnica de responder a un argumento o a una afirmación refiriéndose a la supuesta opinión que de ello tiene la gente en general, en lugar de al argumento por sí mismo. Esto ha producido un cierto patrón que ha permitido apoyar la teoría de Joseph Goebbels, ministro de Hitler en su gobierno, quien decía: “repite tantas veces una mentira y se convertirá en realidad”

De esta forma el pensamiento colectivo ha sido permeado y filtrado por muchas ideologías que alimentan más el ego y el ya fracasado concepto del “súper yo” de Sigmund Freud, la búsqueda de objetivos por medio de la respuesta del estímulo a los más profundos impulsos del hombre como su única finalidad.

Esto ha traído al séquito de los practicantes del ad populum quienes con intenciones macabras expuestas con palabras altisonantes, polisémicas y encubiertas en discursos llamativos y de gran aceptación por la masa, crean pasiones, inflan el ego y tergiversan las leyes más evidentes del universo, a través de plataformas como la diversidad, libre expresión, puestas por encima de la moral y la vida humana. Algunos han respondido con el argumento de Adoptar la perspectiva intramundana propia del novísimo. que significa asumir que la moralidad es una construcción social, que las normas morales son simples “artefactos sociales” y todo está sujeto a reinterpretación, aun los principios más universales.

De ello, que se haya puesto de moda una palabra muy peligrosa, “deconstruir”

De esta forma cada día se decantan más sus ideas populistas de la deconstrucción del ser humano, por uno que se integre más a sus ideologías más abigarradas y ambiguas, forzando una homogeneidad sin moral, colocando al derecho natural de la racionalidad del individuo y su libre acción nuevamente por encima del iusnaturalismo universal del derecho natural de la especie humana.

Cayendo constantemente en tergiversaciones y esotéricas interpretaciones de la filosofía racionalista más simple, el movimiento progresista del cual se ha hablado en numerosos escenarios mundiales ha introducido dentro de su ya, disfórica perspectiva del hombre natural, una agenda de lo que mencionamos anteriormente, deconstrucción de la naturaleza del ser humano y sus derechos fundamentales más objetivos. Esto es una crítica clara para todas las minorías sociales como los movimientos feministas, los grupos LGTBI, los naturalistas, etc.  quienes más han adaptado a su cosmovisión a una perversa y nuevamente repito, peligroso populismo del siglo XXI.

Alvaro Jorge Acosta Peña

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