En este mundo globalizado, donde los anglicismos hacen parte habitual de nuestro lenguaje, quiero abordar una situación que no puede ser ajena a lo que se vive esta semana en Medellín, mientras que las presentadoras de farándula nos hablan de los Tops, Shirts, Jackets, Skirts, Leggins y Shorts que se imponen esta temporada, la dinámica de la ciudad tiene otro semblante bien distinto, ocurrencias bien ajenas a las risas de las modelos, sus cuerpos esculturales y a los balances económicos en negocios cerrados, un Backstage (detrás de bambalinas) que sin lugar a dudas, es el reflejo de una sociedad donde nada nos sorprende.
COLOMBIAMODA es el evento de diseño y confección más importante de América Latina, según su matriz empresarial INEXMODA , en 2012 dejó utilidades cercanas a los 96.7 millones de dólares, si tenemos en cuenta que la versión que culmina esta semana, se integra por primera vez en un mismo certamen con Moda para el Mundo y Textiles 2, se calcula que los visitantes aumentaron y los nuevos convenios superaron notablemente el balance del año anterior.
Este tipo de ferias tienen grandes beneficios para Medellín y el país, los posicionan como un gran centro de negocios, trayendo así capital extranjero a nuestra economía. Sin embargo cuál es la verdadera sociedad en la que estamos viviendo, la que estamos exponiendo ante el mundo y ante nosotros mismos, en qué pasarela estamos desfilando, con qué clase de maquillaje ocultamos nuestros rostros y la verdadera identidad no sólo de la ciudad sino de nuestras vidas, son las preguntas que retumban fuerte en mi cabeza.
Vi en las afueras de Plaza Mayor el día miércoles, un nutrido grupo de miembros sindicales de importantes textileras en Antioquia, que protestaba por el irrisorio pago, mientras que los ingresos de sus empresas aumentan considerablemente; me llamó mucho la atención una pancarta de un manifestante que decía “LEONISA explota a la mujer latina” nada más certero en ataque a la imagen de sus mujeres voluptuosas en las piezas gráficas de los catálogos de moda, que detrás de sus prendas de última colección, tienen las manos laboriosas de mujeres y hombres, que no sonríen ante lo “mañé” de no poder vestir las prendas de DIVINO para estar “Putamente Enamorados”
Bajo otra perspectiva, el pasado sábado estuve sentado en toda la plazoleta central del Parque Lleras, vi como algunos gringos mal olientes, en alto grado de alicoramiento y con sus puchos de marihuana, caminaban libremente por el sector con varias adolescentes “pasadas de moda” con botas más cercanas a un peluche y con diminutos escotes que “tapaban” más que las sensacionales voladas sin éxito del exarquero del Quindío, Juan Carlos “El Chapulín” Maciel, todo lo anterior sin llamar la atención de ninguno de los policías que custodiaban la zona ¡Obvio, no son americanos pues! Y cómo yo fui criado con el sello de sino es de Estados Unidos no es original o de buena calidad, entonces supuse que si esto le pasara igual al típico muchacho en la Villa del Aburrá, sería igual la reacción policial ¡Sí, cómo no! Así de grande sería la falacia como negar que vivimos de apariencias, donde vale más el que dirán que asumir la vida con honestidad, para no tener que invertir en el smarthphone de última generación y poner en el estado “Estoy Feliz en Río Sur” en vez de aprovechar el tiempo libre con la familia, tocarlos, sentirlos, abrazarlos fuertemente, evitando así limitarse al simplísimo “Me Gusta” en sus fotos en las redes sociales.
¿Cómo estamos detrás de esa imagen que mostramos a los otros, realmente somos quienes decimos o decidimos exhibir a los demás, hasta dónde puede llegar lo “Chic” de seguir parámetros que nos impone un consumismo en masa, que está en contravía de la misma esencia humana, de crear vínculos en valores, que son adquiridos bajo patrones culturales? ¿Son éstos últimos impuestos por la moda, legitimadores de la farándula y las grandes multinacionales o los que nos forjaron nuestros padres, acudientes e instituciones educativas? Son inquietudes que me hago, en mi fuero interno, para desde la crítica tomar conciencia de nuestro deber ser como ciudadanos y ciudad.
Comentar