Así como no hay dictaduras “buenas” o “menos malas”, tampoco hay populismos “buenos” o “menos malos” (Marty, 2021). Un liberal jamás podrá defender una corriente populista, mucho menos una dictadura. Es simple: los populismos de izquierda no se combaten con populismos de derecha. Al final del día, sea del corte que sea, siempre terminan erosionando la libertad y constituyen una amenaza al Estado liberal. Lo acontecido el domingo 8 de enero en Brasil nos hace reflexionar sobre las amenazas a la democracia, los “liberales” que se venden al nacional-populismo y, por supuesto, la hipocresía de la izquierda latinoamericana al condenar selectivamente y según su conveniencia. Este hecho debe ser reprobado por todos, pasando por los liberales sin matices o dobleces.
En pleno siglo XXI, el populismo continúa representando un peligro para la libertad. No interesa la raíz del colectivismo, ya sea de izquierdas o de derechas, siempre termina significando una amenaza al Estado liberal. Hoy por hoy, se evidencian tendencias nacional-populistas mostrando rasgos xenófobos, el apego a las políticas contrarias a la inmigración y el aborrecimiento a un mundo abierto. Ese sintagma de liberal-conservador no es más que una contradicción: o defiendes la libertad o no la defiendes; o impones un modelo de vida a las demás personas a través del Estado, o dejas que las personas elijan sobre su propia vida y tomen decisiones como adultos. Como dijo Antonella Marty (2023b):
Hoy Brasil tuvo su propio “January 6th”. El nacional-populismo muestra su tribalismo, sus tendencias autoritarias y su nostalgia por un pasado idílico. Con el cuento que promete bajar impuestos, se comen la democracia, el Estado de derecho, la libertad y la globalización.
— Antonella Marty (@AntonellaMarty) January 8, 2023
¿Existe tal cosa como un “buen populismo”?
Actualmente, se reconfigura con énfasis el mapa político de América Latina. Seis (6) de las más grandes economías de la región son lideradas por modelos de izquierdas, producto en buena parte de una derecha nacional-populista obsesionada con su cruzada moral.
Me gustaría dejar en claro algo antes de continuar: esta no es una defensa a Lula da Silva quien, de hecho, también me parece un personaje que representa una amenaza a la libertad, además de que ha estado en prisión por corrupción. Este texto tiene como único fin reflexionar sobre las amenazas del nacional-populismo y la hipocresía de algunos “liberales” e izquierdistas.
Empecemos.
En principio, el populismo se muestra como una solución simplista, facilista y arbitraria para problemas estructurales que enfrenta una sociedad en un momento en concreto que genera una brecha de frustración. Dicha brecha le da lugar a un político oportunista, e incluso, narcisista. La razón por la cual el problema existe, es por un tipo de conspiración en la que participan los enemigos del pueblo. En resumen, son tres (3) pilares claves: brecha de frustración, el político (líder de masas) que articula esta narrativa y una mayoría que vota. Dicha interacción es clave para entender el populismo. Lo cierto, es que la demagogia con la que un político llega al poder puede ser de derechas o izquierdas. Mientras que los enemigos de la izquierda populista son la oligarquía, los grupos de poder y los más ricos, para los populismos de derecha y su paternalismo nacionalista, entre otras opciones, son los inmigrantes. Hay una connotación distinta que viene dada por la manera en la que identifiquen a su enemigo, pero concentrémonos en los populismos de derecha. En los últimos años hemos visto que dicho populismo ha desembocado en un nacionalismo, dando origen al término nacional-populista. Así como ha afirmado el historiador Emilio Ocampo: “todos los nacionalismos convergen en un único nacionalismo”. Como muchos han mencionado, lo ocurrido el domingo 8 en Brasil recuerda mucho a lo ocurrido en el Capitolio de los Estados Unidos en enero de 2021.
Debemos recordar algo clave: Jair Bolsonaro representó un populismo de derecha con inclinación autoritaria. Antonella Marty (2023a) en su columna del lunes 9 de enero nos recuerda las declaraciones de Bolsonaro cuando en 1999 aseguró en televisión abierta que “él era «favorable a la tortura»”, o incluso en noviembre de 2010 cuando señaló que “si un hijo empieza a mostrarse medio gay, hay que darle una golpiza para cambiar su comportamiento”.
Habiendo dicho todo esto, no hay tal cosa como un buen populismo. La derecha te promete que te va a salvar de un socialismo, pero en realidad te lleva hacia él. Esta derecha nacional-populista ha actuado de forma similar y después se escudan en el sintagma “liberal-conservador”. Y luego, si miramos a Trump, Bolsonaro, Abascal, Orbán, todos tienen políticas económicas llenas de aranceles, subvenciones estatales y les gustan las economías cerradas. Los populismos de izquierda y derecha se retroalimentan permanentemente. Hay que sincerarnos: los populismos de izquierda no se neutralizan con los de derecha. No hay populismos buenos porque son contrarios a la democracia liberal.
Los falsos liberales
Y esos nacional-populismos de los que hablamos, han sido abrazados por cierto grupo de “liberales” que ahora aparecen coqueteando con causas identitarias, la represión a la libre inmigración y el control de la vida imponiendo una cruzada moral; por supuesto, tergiversando al liberalismo. Desde los nacional-populismos bajo la promesa de combatir a la izquierda populista, ciertos “liberales” cayeron rendidos ante el canto de sirena que, como hemos mencionado, se retroalimentan mutuamente.
Esta idea se resume muy bien en la reciente columna de Antonella Marty (2023a):
“Pues esto es la llamada «alt-right», una derecha anti-democrática que no respeta los resultados electorales, que es nacionalista y que, curiosamente, es defendida por personas que se llenan la boca al grito de «viva la libertad». Por supuesto, la libertad de ellos para imponer modelos de vida y renegar con el Estado de derecho (pero ojo, parece que todo vale por proponer «bajar algunos impuestos»…). A veces los grandes enemigos de la libertad aparecen disfrazados como amantes de la libertad. Esto debe ser una advertencia.”
Pongamos el ejemplo de Orbán en Hungría, cuya propuesta se elabora sobre aquello que él mismo denominó “democracia iliberal”.
“La nación húngara, sostuvo Orbán, «no es una suma de individuos, sino una comunidad que necesita ser organizada, reforzada y desarrollada», agregando que «el nuevo Estado que estamos construyendo es un Estado iliberal, un Estado no liberal».”
–Antonella Marty (2023c).
Y así como señalamos, esos populismos se retroalimentan mutuamente, y los manifestantes en Brasil le otorgaron al populismo de izquierda la narrativa perfecta.
La hipocresía izquierdista
Espero que en algo estemos de acuerdo: los actos violentos contra la democracia deben ser condenados vengan de donde vengan. La democracia está por encima de cualquier ideología y de cualquier persona. Hace un mes en Lima, hace dos (2) años en Washington, y como hace cinco (5) años en Barcelona; si bien en contextos distintos, no se puede ceder ante los populismos y la radicalidad que intentan socavar el respeto por las instituciones.
Lo que es importante resaltar en esta sección, es que una vez más gran parte de la izquierda latinoamericana condena selectivamente y según su conveniencia política, el uso de la violencia, los intentos de golpes de Estado, las conductas delictivas y el rompimiento del orden democrático. Mientras que personajes de izquierda radical como Gustavo Petro (Colombia), Evo Morales (Bolivia) y Andrés Manuel López Obrador (México), por un lado desconocen el Gobierno Constitucional Peruano, por el otro defienden el golpe de Estado perpetrado el 7 de diciembre por Pedro Castillo. No es sorpresa que se hayan pronunciado en el caso de Brasil; lo hicieron solo y únicamente porque Lula da Silva es de su tendencia ideológica, no por respeto a las instituciones.
El cinismo de estos personajes es tan grande, que cuando la izquierda política comete vandalismos, saqueos y violencia, son “revueltas populares”, pero cuando los disturbios vienen de la derecha, “es golpe de Estado”. Aunque ello no se queda ahí. Mientras estos mismos personajes de izquierda hablan de una supuesta dictadura en Perú, defienden a capa y espada la dictadura chavista y castrista de Maduro y otros. La careta se les cae por sí sola. Por otra parte, los únicos dos (2) Presidentes de derecha en Sudamérica que se pronunciaron contra los hechos en Brasil, en favor de la democracia y las instituciones, fueron Lacalle Pou y Lasso.
Abajo las caretas
Para finalizar, no me sorprendería que este escrito genere molestia a ciertos grupos o a algunos “falsos liberales”. Más bien, eso quiero: que genere incomodidad a quienes apoyan el autoritarismo siempre y cuando venga de su lado. Los actos violentos contra la democracia y las instituciones deben ser condenados sin matices o hipocresías. Hay algo que no debemos olvidar y quiero que esa sea la esencia misma de este escrito: los populismos de izquierda no se combaten con populismos de derecha.
Otras columnas de la autora en este enlace: https://alponiente.com/author/dravelo/
Referencias
Marty, A. (2023, 9 de enero). Brasil: el asalto a la democracia y las tendencias nacional-populistas. Infobae: Hacemos periodismo. Recuperado el 10 de enero de 2023 de: https://www.infobae.com/america/opinion/2023/01/09/brasil-el-asalto-a-la-democracia-y-las-tendencias-nacional-populistas/.
Marty, A. [@AntonellaMarty]. (2023, 8 de enero). Hoy Brasil tuvo su propio “January 6th”. El nacional-populismo muestra su tribalismo, sus tendencias autoritarias y su nostalgia por un. [Tweet]. Twitter. https://twitter.com/AntonellaMarty/status/1612235385244946433?s=20&t=X_56ku7rRQ7w8rkuEIn2zA.
Marty, A. (2023, 2 de enero). Viktor Orbán, el caballo de Troya ruso en la Unión Europea. Infobae: Hacemos periodismo. Recuperado el 10 de enero de 2023 de: https://www.infobae.com/america/opinion/2023/01/02/viktor-orban-el-caballo-de-troya-ruso-en-la-union-europea/.
Marty, A. (2021, 19 de abril). Los peligros del nacionalpopulismo. Infobae: Hacemos periodismo. Recuperado el 10 de enero de 2023 de: https://www.infobae.com/opinion/2021/04/20/los-peligros-del-nacionalpopulismo/.
Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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