“Al hombre que le gusta responder a la violencia con su llamada ‘violencia simbólica’ hay que reconocerle que aunque a calzón quitao’ ha defendido causas a favor de los ciudadanos”
El 20 de Julio, día de la independencia de Colombia, y en esta ocasión la posesión del Congreso que manejará el poder legislativo por los próximos cuatro años, la noticia no fue acerca del discurso del presidente Juan Manuel Santos, lo grandioso de los desfiles militares o hasta la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla, sino, el famoso acto de protesta del actual senador Antanas Mockus.
Su peculiar forma de pedir silencio, ya utilizada por el mismo hace 20 años en la Universidad Nacional, en condiciones bastante similares, han dado de que hablar en todo el país.
Unos lo llaman atrevido y vulgar, otros aseguran que es una forma válida de protestar y otros simplemente prefieren no decir nada ante el acto del senador.
A decir verdad, independientemente del moralismo que se le pueda agregar a un acto de esta similitud, mi opinión se basa en que como colombianos, ¿Son esas las noticias que deben llevar trascendencia en nuestro país?. Pues a hechos como la muerte de los líderes o el hombre que murió porque un policía le obstaculizó la vía a una ambulancia, siento que seguimos dándole importancia a asuntos que no le hacen daño a nadie.
Y no es por defender el acto del senador, pero, ¿Cómo se supone que los encargados de organizar la rama legislativa del país no sean capaces de escuchar? Esa debió ser la noticia realmente, pues el 11 de Marzo de 2018 no elegimos a quien haga mas ‘cháchara’ o trinos mientras el presidente saliente hablaba y tal como lo expresó Mockus: “Cómo irrita el hecho de que un grupo humano tan valioso como el Congreso no se escuche. Yo seguramente he cometido irrespetos, pero el irrespeto flagrante de todo el Congreso ustedes lo grabaron”.
Elegimos a quienes suponemos son capaces de abrirse a diálogos y debates para elegir lo mejor para todos los ciudadanos, así que de este modo, el hecho de que Antanas Mockus haya sido el único capaz de levantarse, y pedir silencio -aún con su peculiar y no compartida forma- habla mejor de él, que de aquellos senadores que han salido a criticar pero que tampoco hacían nada mientras el discurso no dejaba ser escuchado.
En definitiva, al hombre que le gusta responder a la violencia con su llamada ‘violencia simbólica’ hay que reconocerle que aunque a calzón quitao’ ha defendido causas a favor de los ciudadanos y me quedo con eso.