La primera pregunta que se nos ocurre cuando pensamos en la novela de John Williams Stoner es, sin duda, ¿por qué es catalogada como una obra maestra? Después de permanecer en silencio después de su primera publicación en 1965, y después de algunas ediciones en lengua española, solo en el 2016, Latinoamérica conoce sus méritos con la edición argentina de Fiordo Editorial. De un momento a otro, las reseñas sobre la gran novela del norteamericano John Williams, inunda las revistas literarias, los blogs y algún que otro portal literario. Sin embargo, en Colombia, solo a partir del año 2017 se siente el interés por este escritor y la belleza de su novela que parecía redescubrirse de nuevo; nuevos lectores y una época que parecía reconocerse en las fibras de las emociones del personaje Stoner.
No puedo decir con exactitud cuántos ejemplares llegaron a las librerías en las ciudades de Colombia, tal vez pocos o muchos, pero uno cosa era cierta, desde los recomendados y la reseña de la Revista Arcadia, Stoner, era un libro que todos querían conocer, querían leer y saber porque era nombrado en la lista de los mejores libros del año (2017), tanto en la Revista Semana (23 de diciembre) como en Arcadia (diciembre, 2017). La novela parecía atraer las miradas de los lectores ávidos e incluso, el interés cauteloso de los libreros ante un libro que parecía iniciar de nuevo un viaje en este tiempo y llegar a nuevas manos que querían conocerlo. Fue el recomendado de muchos de nosotros.
William Stoner “Era el hijo único de una familia solitaria unida por las imposiciones del trabajo duro” (Williams, 2017: 10) que conoció desde muy joven lo que era trabajar para mantenerse en vida. Sus padres hasta su muerte insistieron en cosechar una tierra que parecía cada vez más estéril, pero qué a la final, era parte de sus vidas y de su herencia. Pero el joven Stoner nunca esperó y buscó lo que llegaría a determinar su realidad y el resto de sus días. La escritura de John Williams parece deslizarse con suavidad al describir cada uno de los pasos, y de los momentos en el que se produciría el encuentro entre él y la literatura, porque, de una cosa estábamos seguros, él quería ayudar a sus padres.
Stoner no es una novela que este permeada con la incertidumbre, la acción y la expectación que caracterizan a las narraciones policíacas, ni con la serenidad, la calma y la sencillez de la escritura y ese algo de las historias japonesas. Es la vida William Stoner, y las dificultades que tuvo que vivir y afrontar. Pero las dificultades no eran obstáculos inquebrantables o sucesos extraordinarios, sino el mismo paso del tiempo, y el peso de la vida que a veces puede resultar insoportable.
El destino del joven personaje cambia cuando es enviado a la universidad para estudiar las condiciones y las mejoras que podrían introducirse en la tierra para la cosecha, pero una clase de literatura, un profesor, Archer Sloane, lo mira a los ojos en medio de la clase y le pregunta sobre un soneto (73) de Shakespeare. Lo cuestiona de nuevo después de un corto silencio: “–¿Qué le dice, señor Stoner? –Sloane había vuelto a hablar-. ¿Qué significa este soneto?” (Williams, 2017: 20), y fue como si le preguntaran por su propio destino, como si Shakespeare le revelara el camino que debía tomar a continuación. En su segundo semestre de universidad, suspendió las materias científicas y se inscribió a cursos introductorios de filosofía y literatura. Tiempo más tarde, dejará la facultad de agronomía para estudiar literatura inglesa.
De este modo, la realidad del personaje se transforma y gira a través de ese pequeño recuerdo; de una clase de literatura que lo definió y que le recordará su amor por el conocimiento, por la literatura.
A través de la narración de las decisiones que recorren a Stoner, y de las angustias de su propia vida (de una vida que pensaba que iba a ser diferente) nos damos cuenta que lo que hace maravillosa la historia, no es solo la falta de sucesos extraordinarios, sino la cercanía que sentimos con el protagonista, la pesadez que lleva en sus hombros cuando las decisiones de la universidad pasan por encima no de su dignidad (que se mantiene firme), sino de la ética misma de la Universidad de Misuri, sobre el fracaso de un matrimonio que parecía salírsele de las manos. Stoner es la historia de un hombre que nos recuerda que podemos elegir, decidir y que su propia existencia, nos aproxima a la nuestra. William Stoner, en sus últimos días de su vida, tenía los hombros más encorvados que de costumbre, siempre supo quién había sido.