“Desde que me conozco tengo una certeza de que fui diseñada para hacer música, para viajar por el mundo, para pisar nuevos escenarios. Pero hay algo surrealista en todo esto, algo que no puedo asimilar del todo… hay algo mágico”. Shakira
En mi última columna escribí sobre Cristiano Ronaldo. No era extraño que en esta lo hiciera sobre Shakira, no tanto porque la admire o siga su carrera musical hace años, sino porque si se trata de personas que han roto esquemas y superado obstáculos para alcanzar el éxito, Shakira Isabel Mebarak Ripoll tiene que estar en esa lista de personajes icónicos.
A todos los niños, jóvenes y adultos a los que me dirijo a través de procesos formativos en liderazgo y capacidades humanas se los digo: si fuera por historias fáciles, cunas de oro o suerte, ninguna persona que hoy sea referente de éxito y superación habría llegado hasta donde llegó en ámbitos artísticos, deportivos, empresariales, políticos y tantos otros (los invito a leer mi columna “Cristiano Ronaldo y sus patrones de éxito”).
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Y Shakira no es la excepción. Aunque su familia no fue de un nivel socioeconómico bajo (tampoco fueron adinerados), los inicios de su carrera musical no fueron fáciles. Tuvo el apoyo incondicional de su mamá y su papá, pero le cerraron las puertas muchas veces; incluso, la persona que era considerada “la más experta de la música en Barranquilla” sugirió en ese entonces no insistir con una carrera musical a la que no le veía calidad ni futuro. Sus dos primeros álbumes, “magia” y “peligro”, fracasaron rotundamente. Las casas disqueras de la capital, una a una, le cerraron las puertas en muchas ocasiones. Cuando su carrera comenzó a despegar, la prensa fue tan crítica con su figura que comenzó a sufrir de inseguridades frente a su imagen.
Pero Shakira nunca se dejó vencer… ella quería ser estrella. Como lo ha expresado en una clara afirmación de su misión y visión en la vida, “desde que me conozco tengo una certeza de que fui diseñada para hacer música, para viajar por el mundo, para pisar nuevos escenarios. Pero hay algo surrealista en todo esto, algo que no puedo asimilar del todo… hay algo mágico.”
“Pies Descalzos” en 1995 y “Dónde están los ladrones” en 1998, fueron los álbumes que la catapultaron y le dieron una proyección nacional e internacional. Pero lejos estaba aún de donde está hoy. La niña que a los dos años ya improvisaba canciones, la que participaba incansablemente en los actos cívicos de su colegio en Barranquilla y, la que a los ocho años componía, bailaba y cantaba en árabe, se convertiría en una de las artistas más escuchadas, con mayores ventas discográficas en el mundo y la cantante latina más premiada y con más Guinness World Records en la historia.
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El factor Shakira y su diseño de éxito ha sido una combinación de un talento formado y potencializado con vocación y disciplina; de cualidades como la fe en sí misma, la fortaleza, la sencillez y la versatilidad; y un instinto de “loba” y “leona” que la ha sobrepuesto a las dificultades y que a base de resiliencia, inteligencia y capacidad de leer los momentos y adecuarse creativamente a ellos, le ha permitido mantener vigencia en un mundo artístico cambiante, exigente y complejo para quienes han tenido que comenzar desde cero.
La mujer que tuvo que creer cuando muchos a su alrededor la rechazaron y le dijeron que no era apta, la que tuvo que sacrificar planes de adolescente y postergar la gratificación de los placeres con los que disfruta cualquier ser humano, y la que ha tenido que vivir maltratos y engaños de hombres a los que ha amado, es hoy un símbolo de éxito a nivel mundial, lleva un mensaje de empoderamiento femenino por medio de sus canciones y es una arquitecta de sueños a través de su Fundación Pies Descalzos que contribuye a que miles de niños, niñas y jóvenes vulnerables en Colombia, puedan acceder a educación pública de calidad.
Todo lo que Shakira ha logrado se lo imaginó desde que era niña. Soñó en grande y se dedicó a construir, paso a paso, su propio legado. Esa es también la invitación que siempre me hago y le hago a la gente con la que converso: soñemos, imaginemos y creemos un propio destino. Nuestro diseño natural, es hacia la expansión, la plenitud y la victoria.
Gracias por escribir sobre seres humanos como todos que llevan a creer pero también a actuar en el camino de nuestros propios sueños