No todo lo que brilla es oro
(adagio popular)
Desde sus campañas a la alcaldía y a la gobernación y una vez elegidos, el reciente alcalde y el nuevo gobernador, han hecho una bandera política de la decisión Presidencial de retomar las competencias que en materia minera había delegado el Gobierno nacional al departamento de Antioquia. Varias reflexiones sobre este asunto, que no es nada fácil, pues toca con las fibras sensibles de la descentralización y la autonomía regional que aprendí en la Asamblea Nacional Constituyente y en la Comisión de Ordenamiento Territorial-COT-, que dirigió el Maestro Orlando Fals Borda.
El oro es una fuente de riqueza y codicia desbordada desde que los colonizadores españoles le dieron valor. El oro está en la historia de la industrialización paisa de finales del siglo XIX y primera mitad del XX, y en las riquezas de muchas de nuestras clases dominantes. Los unos, los padres de la industrialización, por trabajar la minería, tener minas y sacar el metal para luego especular con él creando bancos, montando fabricas y comprando el espacio público. Los otros, por entregar los recursos naturales, entre ellos el oro, cobrar por las concesiones mineras o hacerse socios o liquidadores de las grandes transnacionales que lo han explotado. La verdad verdadera, es que la minería del oro en Colombia ha degradado el medio ambiente, ha financiado el terrorismo, vulnerado los ddhh y se ha convertido en una fuente de delitos sin fin como el lavado de activos, el contrabando, etc. Aunque el histórico de los datos dan cuenta que en Antioquia el 60% de minería es ilegal, lo cierto es que sucesivos informes, entre ellos los de la Defensoría del Pueblo, rajan al departamento en asuntos mineros. (Hipervínculo Defensoría)
Al parecer, el animo descentralizador del gobierno de entonces, entregó a Antioquia, en el año 2001 la delegación para entregar títulos mineros y realizar la supervisión y vigilancia de las explotaciones mineras existentes. La no prorroga del Convenio de Delegación Minera generó un estridente alarido de toda la clase política paisa. El Gobernador minero Aníbal Gaviria y los mandatarios electos, terciaron calificando la decisión nacional de atentado al Departamento, de retaliación política y de retroceso a la descentralización. No faltaron las altisonantes propuestas de federalización y la extrema de republica de Antioquia. Y en toda esta alharaca se hicieron presente los medios de comunicación, sobre todo la del periódico El Colombiano, la voz de la godarria paisa, que señalan como grave atentado al departamento la retirada de la delegación minera y crean la sensación de que nos persiguen por ser paisas.
Y aunque resulta incomprensible que todavía se mantenga escondida la auditoría realizada por la Agencia Nacional de Minería, el silencio o diplomacia del Presidente de esta institución patrocina los discursos veintejulieros de nuestros gobernantes y la gran prensa local. La auditoria realizada por la Agencia entre los meses de septiembre y noviembre del año pasado, rajó totalmente a la Secretaría Departamental de Minas, entre otras razones por las siguientes: i) Graves retrasos en los trámites de titulación, ii) irrespeto a los turnos de titulación pasando por alto el principio de primero en el hecho es el primero en el derecho, iii) falta de controles a las grandes empresas mineras, iv) alta accidentalidad, v) ausencia de control en el pago de las regalías.
O sea, desde principios de noviembre el departamento de Antioquia y su Secretaría de Minas tenían claro que la delegación no iba más, pues la auditoria se le había dado a conocer oportunamente al gobernador Gaviria quien, a pesar de ello, hizo la solicitud de prorroga el 17 de noviembre del año pasado. La auditoria no pudo ser entregada al nuevo mandatario porque este rechazó una reunión con quien consideró un simple mandadero de Petro: el Presidente de la Agencia Nacional de Minería. ¿Entonces a que tanta alharaca de última hora?
Porque en el tema de la delegación minera la discusión no es jurídica, como torpemente lo consignó la Agencia en su Resolución, sino política y profundamente política. Es la aspiración nacional de democratizar la explotación del oro, controlar la minería ilegal y recoger y asumir una competencia, mal gestionada, que hoy solo tenía el departamento de Antioquia. Para los autonomistas como yo, la pregunta clave es si la Nación puede controlar, siendo ella lo más inoperante y corrupto, fenómenos como la minería ilegal, profundamente arraigada en nuestro país y ligada íntimamente el conflicto armado. Mi respuesta es que no.
Lo cierto es que está “pelea” es una falsedad, un engaña bobos, una falacia. El cuento de la defensa de la descentralización en boca del más centralista de los departamentos, es risible. Y es pura carreta opositora y rabiosa, el manido discurso de que los actuales gobernantes nos defenderán del nefasto gobierno de Petro. Todos sabemos que el Centro Democrático es un acérrimo contradictor del Cambio y por desgracia, los malos manejos centralistas del actual gobierno, le dan aire al ánimo politiquero y engañoso de la Antioquia federal o de la república de Antioquia.(hipervínculo república de Antioquia)
Los gobernantes local y departamental han convertido la alcaldía y la gobernación en plataformas políticas del Centro Democrático contra el actual gobierno y sin bola de cristal a la mano, puedo afirmar que Fico se va dentro de dos años a hacer campaña presidencial dejando como alcalde encargado al bobalicón de su Secretario Privado. Así quedó acordado con sus grandes financiadores
La discusión chimba entre el gobierno nacional y los mandatarios recién elegidos, el gobernador saliente y todos los corifeos y fariseos de la clase dirigente paisa, es una falsedad más grande que la luna. En el fondo, lo que hay es una tire y afloje político, sin propuestas de como hacer el tránsito hacia una pequeña y mediana minería responsable, como impulsarla y apoyarla y como combatir decididamente a la minería ilegal y el blanqueo de dineros conexos.
En fin, nada se dice o propone de como hacer una una minería certificada en todos sus procesos, ambientalmente responsable y justa. Ni la Nación ni el departamento apuestan de verdad a la conversión del cagajón del diablo en oro.
Excelente, análisis.
Felicitaciones.