“Los políticos con su preocupación por vender una imagen distinta a la que dibuja su proceder desde el poder, se convierten en un globo lleno de nada, una inmensa nube de humo”
Los malos gobernantes, y ahora el ejército también -invierten cantidades ingentes en campañas de publicidad para sostener una imagen soterrada por la pésima (nefasta) gestión. Colombia es el tercer país de Latinoamérica que más invierte en el sector militar, ¿Por qué gritan en todos los foros y congresos que su preocupación es la consolidación democrática?
Todo los recursos que se invierten en campañas publicitarias para esconder escándalos de distinta índole -como los de acoso sexual por parte del Alcalde de Medellín y las del presidente con su gestión en lo relacionado a la paz y los dineros calientes de su campaña- y en el sector militar -nido putrefacto de las peores aberraciones y crímenes- desprestigiado como institución -no solo aquí en Colombia, véase el caso de EE.UU. y los casos de racismo al interior de la policía- podrían invertirse en construir los benditos caminos veredales para que los niños puedan ir a los centros de educación -propuesta que se cayó en el congreso- y los campesinos transportar sus productos -junto con los ETCR-; invertirse en llevar el agua y los servicios públicos básicos que hacen falta en el caribe colombiano, en fortalecer todas las políticas, programas e instituciones sociales.
Los dirigentes en Colombia pagan favores políticos ofreciendo franjas publicitarias -a precios astronómicos- a los grandes medios de información; estos grandes medios le devuelven el favor a los dirigentes limpiándoles las manos de la sangre que se pega y del rastro de crímenes y corrupción que dejan en su paso por las instituciones del poder público. Se suben al poder público con su proselitismo de rastrojo -garrote o zanahoria-, con su juego político del submundo -ejercicio de calumnias y engaños-; apenas han tomado posesión del poder que les obsesiona, su función desde el poder mismo se resume en una seguidilla de fracasos, errores, incompetencias, desconocimientos, gamineria y, por encima de todo, falta de sentido ético para con la ciudadanía que representan, es decir, llevar a la práctica las propuestas que motivaron el votar por él.
Los medios de comunicación se convierten en un espejo que no refleja la imagen que desean implantar en el inconsciente colectivo -véase la teoría del framing-, es tal la ineficiencia del funcionario que con sus propias acciones desmiente los espejismos que los medios de comunicación diseñan. Son crueles desde el ejercicio del poder, corruptos y clientelistas, malos por convicción, no tiene cualificación profesional alguna, insultan a la ciudadanía -llamándoles mantenidos, mamertos, relacionándolos con la guerrilla- atacan a la ciudadanía con sus proyectos de ley, con los que avalan y con los sectores que se asocian para soterrar toda dignidad humana.
Los políticos con su preocupación por vender una imagen distinta a la que dibuja su proceder desde el poder, se convierten en un globo lleno de nada, una inmensa nube de humo. ¡Y quieren que le tengamos miedo a la sombra y quieren que respetemos al espantapájaros que no asusta, que amemos a quien nos golpea en el rostro sin misericordia alguna!
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